Martin & The Julians – Es lunes al fin (United for Utility)

Martin & The Julians es un caso extraño en el que el envoltorio, lo que rodea al grupo, su propuesta y actitud, su personalidad en suma, resulta casi más interesante que su propia música. Pero empecemos por el principio.

Martin son un grupo granadino formado por Chema, Jesús y Chilín, que en 2007 (entonces creo que no estaba Jesús todavía) publicaron su LP de debut (La vida en general) en El Ejército Rojo, el sello del planetero J. En este año que está a punto de terminar han sacado su segundo trabajo: “Es lunes al fin” (United for Utility, 2009). Para la ocasión se han rodeado de una elegante banda de metales llamada The Julians, a saber: Vanesa Spin (The Teenagers), Fernando, Enrique y Ángel.

Influidos totalmente, en lo musical y en lo ideológico, por el movimiento Red Wedge de la época Tatcheriana, ellos mismos reconocen que no harían nada que no hayan hecho antes Billy Bragg o Paul Weller. Y efectivamente, así es. Tampoco necesitan disculparse por ello: es su propuesta, y la tomas o la dejas. En su primer disco ya daban pistas, no sólo en su sonido sino también en las letras de las canciones (“El laborismo”, “Anarquismo y el movimiento de la clase trabajadora” o el costumbrismo de “Excursión al campo el viernes”).  Ahora vuelven con otro disco de estilo mod, con su particular visión del Northern Soul y con sus homenajes a Style Council, a Housemartins, a Dexy´s Midnight Runners, al propio Billy Bragg (beoda versión del “There’s a power in the union” incluida).

Su defensa de la clase trabajadora no se queda en mero estilismo, a pesar de la profusión de banderas británicas, anagramas mod, fotos de huelguistas y referencias diversas que pueblan el libreto: ellos mismos nos avisan de que no paguemos más de 5 euros por su disco. Un gesto importante en momentos de crisis, y también una muestra de coherencia con sus ideas. Ahora bien: con estos antecedentes yo esperaba un disco más combativo, unas letras ácidas y corrosivas, una defensa a ultranza de la working class, una reivindicación de esa clase trabajadora que paga siempre por la ineptitud de sus gobernantes…pero no hay nada de todo eso. Las letras son totalmente inofensivas y muchas veces tan crípticas que no hay forma de saber de qué hablan, salvo cuando lo hacen del amor y de las relaciones de pareja.

Un disco interesante que podría haber abanderado una revolución musical contra la desastrosa situación económica, social y política actual, pero que se queda a medio camino. Seguramente sus autores tampoco lo pretendían, pero parecía bonito visto desde fuera.

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