Spring Heel Jack – Live (Thirsty Ear)

En este disco participan un buen número de excelentes músicos de distintas procedencias musicales, convergiendo todos en un espacio y un tiempo muy particular: el concierto. El hecho de que se trate en este caso de una grabación en directo y no en estudio es fundamental. ¿Qué es lo que diferencia una grabación en estudio de una grabación en directo? En este caso, aunque no siempre es así, la diferencia reside en la capacidad que han de tener los músicos de “cohabitar” el espacio sonoro con sus acompañantes sin previo guión. Podría entenderse como una ajustada metáfora de la hospitalidad en la democracia. Todos y cada uno de los intérpretes están constantemente expuestos al discurso y por tanto a las influencias de los demás, y este intento de cohabitación no puede sino desarrollarse, en una dinámica de choque/calma, en constante movimiento y desorden. Y el método que mejor se adapta a este principio, es el de la improvisación colectiva “libre” (lo de “libre” dicho con muchas reservas).

Los copartícipes del disco son: John Coxon y Ashley Wales (aka Spring Heel Jack) a los aparatos (sintetizadores y sampler), Han Bennink a la batería, Evan Parker al saxofón tenor y flauta (lleva 30 años sacando discos, y colaboró con la ya desaparecida London Jazz Composers Orchestra junto a Derek Bailey), Matthew Shippal Fender Rhodes, William Parker al bajo (este último lleva también más de 30 años en órbita, y además participó en los ya clásicos conciertos organizados por el trompetista Bill Dixon en el Cellar Café de N.Y., que lanzaron a artistas de la talla de A.Ayler y consolidó a otros tantos entre ellos Sun Ra) y Jason Spaceman a la guitarra (el líder y guitarrista de Spiritualized). Todos ellos ya habían colaborado en las excitantes referencias de Thirsty Ear: Masses (2001) y Amassed (2002), y era necesario que una grabación en directo complementara las dos cooperaciones anteriores en estudio.

La idea detrás de este disco ni es nueva ni es revolucionaria, la verdad es que muchos esperábamos un disco donde las ráfagas de jungle se superpusieran a la fuerza sobre las improvisaciones de los Parker y compañía, y es muy difícil que una caja de ritmos conviva con un batería, dándose de bruces una vez más contra el viejo problema de incompatibilidad entre secuenciación electrónica e improvisación libre. Esta vez sin embargo, y ahí reside el auténtico golpe de efecto del proyecto, SHJ han sabido esquivar la dificultad, su aportación al disco es modesta aunque fundamental, han entendido que la única manera de hacer una aportación no redundante a la ya contrastada capacidad creativa de sus acólitos era ejerciendo de catalizadores. El catalizador excita la interacción de varios elementos pero apenas aparece en el resultado final. SHJ estaban en efecto presentes, pero su único trabajo fue proporcionar a la improvisación un fondo sonoro a modo de contrapunto, dinamizando así el desarrollo de la improvisación. Prestando atención a sus paisajes sonoros, se aprecian la enorme cantidad de enseñanzas que han absorbido estos dos músicos; sus acompañamientos a veces recuerdan a las pausadas y tensas construcciones de Karlheinz Stockhausen (Kontakte, 1960), otras a los orgánicos montajes concretos de Pierre Henry (Variations pour une Porte et un Soupir, 1963; La Ville/Paris, 1984), pero nunca predominan en el conjunto.
El referente más evidente quizás sea el Miles de los 70 (In a Silent Way, 1969; Bitches Brew, 71), aunque también se intuyan otras influencias de forma menos explícita, entre ellas (y aunque la ascendencia no se manifieste igual en todos los casos) las improvisaciones colectivas de Ornette Coleman de finales de los 50, los viajes siderales de Sun Ra de principios de los 70 (Free Jazz, 1960; Space is the Place, 1970), incluso podríamos reconocer también al Coltrane (Naima en particular; Giant Steps, 1960) más hard-bopper, o las tiernas interpretaciones a la flauta de Eric Dolphy (At the Five Spot/Vols 1-2; 1959-61); sin embargo existe una sutil diferencia entre todos estos gigantes de la interpretación y el trabajo del combo formado por SHJ+J Spaceman+H. Bennink, E. Parker, Shipp y W. Parker: el punto de partida y la dirección tomada.

En el caso de, por ejemplo, Bitches Brew, M. Davis y T. Macero (el productor), partían de una tela en blanco para construir sus temas, Miles jugueteaba con el silencio (de la misma manera en que las telas de R.Rauschenberg lo hacían con el blanco), trabajando el color y las formas de sus melodías, mientras Macero configuraba la composición (revolucionó las técnicas de producción en el jazz) del cuadro sonoro. En Live, el interés ya no reside en el harmonioso diálogo con el silencio, sino más bien en la airada discusión con el ruido, la tela ya no parte del blanco sino que parte llena de irregularidades y texturas rasposas, las que proporcionan Coxon y Wales, al modo de A.Tàpies, llenando sus telas de arena y polvo, haciendo más incomódo, pero también más apasionante, el coloquio entre los improvisadores.

Esta trilogía (la recuerdo: Masses, 2001; Amassed, 2002 y Live, 2003) y por extensión el proyecto de las Blue Series de Matthew Shipp dan ejemplo, su música nos demuestra como modernidad y tradición pueden mantener un diálogo móvil y libre (y en consecuencia frágil y multiforme), sin recurrir a los trasnochados formulismos que han llevado al estancamiento a tantos otros proyectos de fusión (véase St. Germain o, más recientemente, el sello Jazzland). Esta trilogía, ha consolidado también a dos grandes músicos, Ashley Wales y John Coxon, demostrándonos su gran capacidad de adaptación (provenían del jungle experimental) y su gran inteligencia musical. Por cierto, y volviendo al planeta tierra, EL-P va a ser (como ya lo ha sido también DJ SpookyOptometry, 2002-) su próximo colaborador, o sea que oído avizor.

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