Tiburona (Sala El Sol) Madrid 27/04/24

Había cierta expectación en torno a este concierto. Partamos del hecho de que el fenómeno Tiburona es un hecho ya consolidado, y lo ha sido a partir de esa segunda entrega tan celebrada que el trío nos regaló a principios de año y que viene a consolidar dos cosas: que su carrera puede tener un recorrido largo y fructífero y, por otro lado, que todavía queda esperanza en el guitarreo subterráneo. Eso sí, la compaginación de las dos cosas se antoja algo complicada en el medio plazo, y por ese motivo la cita de ayer se antojaba fundamental. No es cuestión, claro, de que no hayan hecho conciertos antes ni hayan llenado salas en lo que llevamos de año, sino de que la Sala Sol, por mucho que nos pese, le dio a esta ocasión el barniz de alternativa.

Tiburona tienen por delante la tarea básica de construir una lista de temas en directo que tenga sentido, que permitan desplegar tanto su vertiente más pop como la más punk. A pesar de pequeñas variaciones en la ruta respecto a ocasiones anteriores, el trío decidió avanzar desde unas posiciones más melódicas hasta momentos de mucha mayor intensidad, empeñándose en construir esa imagen sonora. Empezaron con esa intención pop, propia de un calentamiento que iría poco a poco obteniendo su resultado por la energía de “Almuerzo desnudo” y sus coros, marca de la casa, hasta transitar por esos senderos que, inevitablemente, acabaron en el punk más celebrado de “Gobierno cero”, un tema que subrayó la importancia de la contundente instrumentación frente a unas voces que, por momentos y durante toda la noche, pudieron caer en un segundo plano por decisión técnica.

En ese ejercicio de consolidar este paso primigenio de su directo, intercalaron temas más allá de su celebrado Nos extinguimos, llevando al público a revisitar entusiasmado ese Sola y Feliz que, además del tema homónimo, tuvo una fuerte presencia con el yeyé “para mover el culo” de “Escuale” o “Qué viene el lobo”, que contó con la presencia sobre el escenario de Álvaro García, de Biznaga. Esta colaboración sería la primera de dos del grupo con el que comparten promotora, entre otras cosas, ya que tras el ya predecible cambio de ritmo de nuevo en esa fase coronada por “Que mueras bien”, necesario y elogiable, aparecería el otro Álvaro de Biznaga, el que se hace llamar Torete, para complementar a Tiburona durante unos cortos, pero intensos minutos.

“Pensando en ti” ha podido convertirse en su canción franquicia, esa referencia más reciente que todo el público congregado coreó con fuerza para certificar su estatus. Consiguieron, no obstante, controlar esa subida que, al final, otorga una de las más contundentes canciones del trío, abocadas a esa relación coral que, en este caso y más allá de ese léxico pretencioso con el que se usa ese término en el neolenguaje, aquí sí que es aplicable. El rock, el pop y el punk seguirían dándose pasos unos a otros, desde ese maravilloso “Brebaje de amor” al powerpop rotundo de “Cartel precioso” con el que se entraría en esa parte final en la que reivindicarían a grito pelado ese “No me interesa tu opinión” y “Relación abierta”, quizá este último otro de sus himnos más conocidos e irónicos y con el que se llegó, cresta de la ola surfeada, al final de un concierto que no tuvo reaparición y que dejó al público con ganas de más.

Fotos Tiburona: Álvaro de Benito

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