Alcest – La 2 de Apolo (Barcelona)

No sé a qué se debió el cambio de última hora en la ubicación del concierto (de la sala grande a la sala (2) de Apolo)…quizá cierta parte del público desertó del asunto al escuchar por primera vez «Shelter», el disco que los franceses Alcest venían a presentar, cuyo sonido se aleja definitivamente del metal. No es que faltaran precisamente las melenas entre el respetable, y bien que las mostrarían cuando tocaron…pero no adelantemos acontecimientos.
Antes de que el público se hubiera asentado, con puntualidad británica aparecieron sobre el escenario los bristolianos The Fauns, formación que practica un shoegaze y dream pop de corte clásico (Ja! quién les diría a Ride o a Lush en los 90, que unas décadas más tarde se les iba a considerar «clásicos»). A pesar de su timidez y de cierta falta de rodaje, sus melodías ensoñadoras y la virginal voz de Alison Garner dejaron bien conforme al personal.
Pasamos del shoegaze al forest folk, o así es como definen su sonido los finlandeses Hexvessel. Muy apropiado que ellos mismos se autodefinan, pues su sonido contiene tantos elementos y matices que me habría dado un dolor de cabeza si tuviera que etiquetarlos.
Imagino que la voz es el elemento clave para situarlos en el folk; poderosísima la interpretación de Mat McNerney. Su directo fue dinámico, enérgico y oscuro. Exactamente la clase de panorama que puedes esperar de unos tipos surgidos de los bosques finlandeses.
Tan ensoñadores y delicados como The Fauns y tan enérgicos y oscuros como Hexvessel resultaron Alcest, ahora si el plato fuerte del show. Hete aquí la razón por la que se escogió a tales teloneros.
Liderados por Stephane Paul (a.k.a. Neige), los franceses venían a pasar la prueba de fuego. A enseñar a sus fans que el giro definitivo hacia el shoegaze mezcla bien en directo con los riffs metaleros de siempre. Probablemente quedaron algunos escépticos, pero en general, pienso que la mayoría aprobó la propuesta.

«Wings», «Opale» o «L´eveil des muses» del nuevo disco, fueron bien acogidos, aunque sin mucho entusiasmo. Pero la cabra siempre tira al monte y fueron los cortes más cercanos al black metal los más aplaudidos, es decir «Là où naissent les couleurs nouvelles» y «Percées de lumière«. Melenas al viento y puños en alto agradeciendo la jugada a Neige. El vocalista, con ese aire misterioso pero a la vez cálido, siempre tuvo la sonrisa en la cara y animó al público en varias ocasiones. Así cualquiera, pensé, cuando se tiene en la manga canciones de la altura de «Autre Temps» o «Souvenirs d´un autre monde», ésta última rescatada de su debut, del mismo nombre, y a la que encontré un traslado en vivo menos épico que su gloriosa versión de estudio.

«Délivrance», previo paso fugaz por el camerino, fue la última elección antes de poner punto y final a una noche en la que Alcest dejó claro que la colisión entre ruido y melodía sigue siendo su punto fuerte y su seña de identidad…aunque lo escondan.
 

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