Disco las Palmeras! – Asfixia (Sonido Muchacho)

El trio gallego liderado por Diego Castro vuelve a la carga con su tercer larga duración, Asfixia, trabajo que pudiéramos considerar como un punto de inflexión en la vida del grupo, nuevo  sello discográfico y cambio de formación, pero las mismas ganas de siempre de sacudir tímpanos y conciencias. No debe ser fácil tratar de estar a la altura cuando sacaste uno de los mejores debuts nacionales en años, con aquel Nihil Obstat (Matapadre, 2011) que te abofeteaba la cara sin piedad, como bien avisaba la portada, o lograste mantener el tipo con Ultra (Matapadre, 2013), pero a tenor de lo escuchado y visto en sus últimos directos, los gallegos no sólo se mantienen, se superan en Asfixia.

En esta nueva entrega de Disco las Palmeras! las voces y las melodías pop cobran más protagonismo, sin dejar de lado las guitarras en forma de muro sónico, marca ineludible de la casa. Aunque, como se encargaba de contarnos el propio Diego en una entrevista para Muzikalia, esta era una idea que ya rondaba de antes en su cabeza, suponemos que el productor, Carlos Hernandez, que ha trabajado con: T.A.B (con estos también ha tocado), Los Planetas, Cooper, La Habitación Roja y un largo etc, ha tenido mucho que ver.

Este es, sin dudarlo, su disco con más matices sonoros, sin perder un ápice de frescura, los teclados y sintes  que toca Julian, también cobran más protagonismo en temas como: «Morir o Matar», en el que colabora a los coros, Javi de Juventud Juché,  «Élites», o el corte que cierra el disco, «La Calma», y puede que sean de los pocas bandas que se atreven a meter un sitar en una tormenta sonora como, «Ráfagas en mi Cerebro», tocado por Dani de los tristemente desaparecidos, Lüger.

Y aunque en temas como: «En el Agujero» o «Tarde y Mal» se evidencia la nada disimulada influencia (ni falta que hace) de bandas que les enseñaron el camino, léase, My Bloody Valentine, en otros como: «Cállate la Boca» o «Disparo» descubrimos la capacidad de Disco las Palmeras para crear hits inmediatos, no exentos de mala leche, eso sí. De diez.

 

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