Keane – Unique’s de San Miguel – Can Batlló (Barcelona)

Casi un año después de su último concierto, Keane volvían a visitar Barcelona, esta vez en un concierto exclusivo organizado por una conocida marca de cerveza y al que un aforo muy reducido de 1.200 personas accedía a través de una promoción. Para tal evento, se habilitó una antigua fábrica en desuso convirtiéndola en una coqueta sala de conciertos en la que el trío británico ofreció un set de una hora y tres cuartos en el que repasó sus tres discos y enlazó, uno tras otro, todos sus temas fetiche.

Abrió la noche “Lovers are losing”, de su último trabajo, con Chaplin a la guitarra y con un público entregado y ganado de antemano (es lo que tiene que lo llamen concierto exclusivo). A partir de ahí setlist facilito y preparado para romper: “Bend and break”, “Spiralling”, “Everybody is changing”, “This is the last time” o “Again and again”. O, lo que es lo mismo, gritos, coros del público, Tim Rice-Oxley enloquecido a los teclados y una sensación de que el grupo entregaba lo que el público quería recibir: un concierto estudiado, intachable y hábil, pero con la sensación de que faltaba un pelín de espacio, de margen de maniobra para no calcar el disco.

A medio set se despidió la banda, dejando sólo a Tom Chaplin que interpretó una curiosa versión acústica de “Playing along”. Un Chaplin que se mostró, como el resto de la banda, profesional y solvente, aunque les faltó algo de chispa y hasta hubo momentos que daba la sensación de que un pelín de ganas. Aún así, en  la segunda parte del concierto estrenaron un nuevo tema (bastante alejado del sonido Keane, por cierto) y volvieron a echar mano de su cancionero más potente para repasar “We might as well be strangers”, “You haven’t told me anything”, “Somewhere only we know” o “Perfect Symmetry” y acabar a lo grande con el caramelo que es en directo “Crystal Ball”.

Volvieron para el bis con una sorprendente y entretenida aunque un tanto inofensiva, versión de “Under Pressure” de Queen y cerraron, esta vez sin sorpresa, con “Bedshaped”, que como siempre les sirvió de excusa perfecta para cerrar con ovación y llevarse el beneplácito del público, satisfecho y encantado. Y aunque el sonido no estuvo a la altura, la verdad es que el concierto que se marcaron los ingleses estuvo muy bien, pero podría haber estado mejor. Se les puede echar en cara que se dejaran el poco riesgo que asumen en directo en casa y basaran su actuación en ir sobre seguro. Ya demostraron hace un año que en directo son capaces de algo más que eso.

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