Love with Arthur Lee – Arena (Madrid)

Arthur Lee es un hombre libre. Una mole humana (y musical) se despedía del concierto repitiendo hasta cuarenta veces “freedom” (libertad), después de una magnífica interpretación de “The Red Telephone”, la canción que define el ideario musical de un tipo que siempre ha caminado por el exceso, tanto de vida como de creatividad.

Pues sí, al final fue un excelente concierto y no una oportunidad más para ver una vieja gloria más. Arthur Lee acaba de salir del talego, muy avejentado a sus 59 años, pero con unas ganas de hacer música impresionantes. Y es que lo primero que ha hecho es cogerse una banda de jovencitos (los Baby Lemonade) y embarcarse en una gira americana y europea. Una gira necesaria, tanto para él, como para mucha gente.

Porque Love ha tenido en los 90 su década, cuando tantos grupos indies rescataron esas melodías “raras”, con esa rítmica tan particular, a medio camino entre el folk, la psicodelia y el rock eléctrico. Y de eso el señor Lee, aunque pasado de rosca, se da cuanta. En el Arena, sin ir más lejos se pudieron ver a J, de Los Planetas, Deluxe, buena parte de La Buena Vida y hasta el mismísimo Kike Turmix (Pleasure Fuckers).

Lee se da cuenta también de que “Forever Changes” es la piedra angular de toda su obra. Por ello lo despachó entero, salvo dos o tres temas. “Andmoreagain” calentó el ambiente y cuando llegó “Alone again or” fue el delirio. Lo cual nos lleva a otro punto importante: el público. Un público aún más joven que los músicos, que llenó la sala y que se emocionó tanto con la delicadeza de las melodías (“You set the Scene”) como con las canciones más cañeras (“ A house is not a motel”).

Aunque el hilo central fue “Forever Changes”, la puesta en escena fue, lógicamente, mucho más eléctrica, con guitarras o coros que sustituían a los vientos y violines. Por eso quedaron tan bien otras canciones como“Your mind and me belong together” o “Singing Cowboy”. Lee aprovechó también para mostrar algunas nuevas canciones, revolucionar las viejas (la citada “The Red Telephone”), llegando incluso a formarse un pogo, montado por un antiguo compañero de trabajo de un servidor. (Un saludo, Canal, delincuente)

En cuanto a Arthur, estuvo correcto, tocando su guitarra cuando le venía en gana, hablando con el público, riéndose de nuestro desconocimiento del ingles… aunque también hubo momentos, como en el que un enorme globo naranja pasaba por la sala, en los que su mirada se quedaba perdida y vacía, en los que te dabas cuenta que a aquel hombre la leyenda le había salido muy cara. De todos modos, ¿quién quiere estar bien del coco cuando haces canciones como “The red telephone”?

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