30 años de la caída del Muro: los sonidos de Berlín Este

Durante estos días, Alemania conmemora con infinitos eventos y actos los treinta años de la caída del muro de Berlín. En noviembre de 1989, el mundo presenciaba a través de sus televisores cómo uno de los últimos grandes símbolos de la Guerra Fría caía a palazos y martillazos. El oscurantismo que rodeaba por entonces a una República Democrática Alemana (RDA) comenzaba a disiparse, pero, incluso tres décadas después del comienzo del derribo de la infame muralla de hormigón, muchos aspectos siguen sumergidos en cierto halo de misterio.

A pesar de que las artes estuvieron al servicio casi exclusivo de un gobierno al que se le iba acabando el fuelle, para la década de los 80 existían algunas propuestas musicales, unas más díscolas que otras, que, en la mayoría de los casos, nunca saltarían el muro o acabarían en el baúl de la ostalgie. La discográfica AMIGA era quien controlaba los designios de las bandas de todo el estado y era el auténtico motor de la oficialidad, pero también existía una amplia red subterránea que lidiaba y rozaba lo clandestino. La denominación Die anderen Bands, acuñada a raíz de la publicación en 1988 de la promo Kleeblatt Nr. 23 – Die anderen Bands, cómo no, de la discográfica AMIGA, aglutinaba a algunas de esas bandas que, a lo largo de la década de los 80, habían creado algo parecido a una escena. Te invitamos a trepar por el hormigón y a descubrir parte de la movida de la RDA a través de alguno de sus protagonistas de lo que un día fue Berlín Este.

City

Iniciada como City Band Berlin en 1972 por seis músicos, su formación más reconocida contaba con un flautista y un violinista búlgaro. Oscilando entre el folk rock, el rock urbano y algunas pinceladas más arty, uno podía encontrarse tan cerca de Can como de Jethro Tull sin moverse casi del sitio. City fue una de las primeras bandas rockeras en tener cierto éxito, sobre todo gracias a su canción “Am Fenster”, de 1978, que cuenta en su haber con varias versiones, la aceptación por el público de las dos Alemanias y haber sido todo un exitazo en Grecia. Tras una carrera con más de veinte álbumes, todavía siguen en activo.

 

Nina Hagen und Automobil

Sí, antes de que se hiciera con toda la gama de pantones en la cabellera, la célebre Nina Hagen tuvo una carrera en la RDA. Nacida en Berlín Este, su padrastro, Wolf Biermann, era un popular cantautor (es, sigue vivo) en la Alemania Democrática hasta que en 1976 los dirigentes, hartos de tanta crítica soterrada, le invitaron a no volver tras un concierto al otro lado del Muro. La joven Nina amenazó con convertirse en un azote si no le dejaban marchar con su padre, cosa que aceptaron. No sabemos si en esa decisión tuvo algo que ver la grabación en 1974 de «Du hast den Farbfilm vergessen», un single donde, mano a mano con la banda Automobil, la intérprete ya comenzaba a plasmar su característica vocalización, todo ello con un batiburrillo musical atiborrado de pop y pseudo folk alemán.

 

Karat

Formados en 1975, Karat fueron (y siguen siendo) una excepción en el recorrido que el destino asignó a la mayoría de los grupos de Alemania Oriental. Su propuesta de rock llegó de manera efectiva desde muy pronto al público y, posteriormente, en gran parte por su evolución acorde a los sonidos más “occidentales” de los ochenta. Tanto fue así que, en 1979, tras dos publicaciones iniciales en la RDA, el álbum Albatros fue editado en Alemania Federal recopilando ese material anterior. Esto les abrió un mundo de posibilidades y la salida de Der blaue Planet en 1982 certificó su éxito, aupándolos entre los más vendidos a uno y otro lado. A día de hoy, y tras tejemanejes legales tras la muerte de su cantante original, el nombre de Karat sigue activo con una amplia base de fans y con la consideración de pieza clave del rock alemán.

 

Silly

Creados en 1977, esta formación se hacía llamar Familie Silly durante sus tres primeros años de existencia por problemas con las autoridades y los anglicismos. A pesar de su tensa relación con el sistema, el grupo alcanzó cotas altísimas de popularidad. Su vocalista Tamara Danz se convirtió en un icono en la RDA y, como los héroes soviéticos y de la órbita, atesoraba distinciones como churros, entre ellas cuatro “Rocklady Nr. 1 der DDR” en seis años y su contribución decisiva al Lyra de 1981, el máximo galardón de música popular del bloque del Este. Sus letras tenían carga crítica desde la intelectualidad y su música oscilaba entre el rock y la new wave en su máximo periodo de esplendor en la RDA. Siguieron en los noventa hasta el fallecimiento de Tamara Danz, y los miembros que la sobrevivieron intentaron continuar con algunas vocalistas. Eligieron finalmente a la actriz Anna Loos y alcanzaron su máxima cota con Alles Rot y un podio en las listas alemanas en 2010.

 

P.O.N.D.

A pesar de todo, los grupos de la RDA parecían mantener algunos impulsos genéticos comunes con sus vecinos y la pasión por lo progresivo y la electrónica dio también sus frutos en Berlín Este. P.O.N.D., formada en 1978, triunfó en este campo casi desde su primer disco, el celebrado Planetenwind, editado en 1982 y la certificación de que fue un acierto pasar de esa especie de krautrock de sus inicios a los sonidos más cercanos a la new age de Jean-Michel Jarre o Vangelis o a la experimentación de los primeros Kraftwerk. Hasta 1989 grabaron dos álbumes más, gozaron de cierto respeto por los dirigentes y se dedicaron a dar conciertos en sitios tan acertados para su propuesta espacial como el Planetario. Cuando cayó el Muro, ellos seguirían allí: doce álbumes más hasta la fecha lo atestiguan, el último de ellos la celebración de sus cuarenta primaveras.

 

Feeling B

El nombre de Feeling B, banda formada en 1983, saldría años después a la luz como aquella inquieta formación que incluía entre sus miembros a Paul Landers, Christian Lorenz y Christoph Schneider, a la postre miembros fundadores de Rammstein. A pesar de llevar años dando la tabarra con su punk y new wave abrasiva, no fue hasta 1989 cuando el grupo publicó su primer disco, Hea Hoa Hoa Hea Hea Hoa, una joya que incluía “Lied von der unruhevollen Jugend”, un himno de las juventudes comunistas aquí interpretado por Till Lindermann. De los actores más veteranos de la escena, en 1993 decidieron separarse y reunirse solo en ocasiones muy especiales.

 

 

Namenlos

A pesar de su corta existencia, de 1983 a 1987, Namenlos fue protagonista de uno de los momentos que marcaron un antes y un después en los círculos más contestatarios. No hubieran sido más que otras bandas de punk cabreado como Müllstation o Planlos de no ser por el episodio del 1.Punkfestival der DDR. En abril de 1984, y a pesar de todo el esfuerzo de la Stasi por anularlo, se celebró en Halle un festival punk donde esta banda tocó “Mfs-Leid”, un tema en el que se tildaba de nazis a los servicios secretos de la RDA. No pasó a más durante ese año, pero los integrantes de la banda fueron arrestados tras interpretar esa misma canción en Berlín Este un año después. A ellos les siguieron artistas y demás activistas que se manifestaron contra su detención y solicitaron su liberación. En 2009 se reunieron, supongo que para celebrar el 25 aniversario de aquel aquelarre de crestas.

 

Pension Volkmann

Este peculiar dúo, formado también en el prolífico 1983, “irrumpió” en la escena ostberliner con una propuesta algo alejada de las soflamas punk o, por lo menos, en sus formas, ya que sus letras seguían siendo ampliamente críticas con la situación, pero desde una musicalidad más folk y, en algunos casos, experimental. En 1985, la omnipresente AMIGA editó Die Gefühle y, tres años después, Vollpension. Para su primer lanzamiento tras la reunificación, prácticamente habían desaparecido.

 

Die Skeptiker

En 1986, Berlín Este podría haber presumido con Die Skeptiker de estar colaborando activamente a un sonido punk de una hipotética Alemania común. Este grupo, liderado por Eugen Balanskat, que a día de hoy sigue con el proyecto, aunque sin nadie más de la época RDA, se caracterizaba por una producción más que aceptable de auténticas patadas en el paladar. A pesar de lo poco que gustaba entre las esferas decisoras de qué se publicaba y qué no, su popularidad en la escena subterránea a través de sus dos primeras grabaciones autoproducidas hizo que se les considerase para más altas metas a partir de 1989.

 

 

Herbst In Peking

Formación esencial durante los últimos años de la RDA (se formaron en 1987), fueron uno de los principales catalizadores del movimiento Die anderen Bands. Nunca se mostraron muy cautelosos a la hora de mostrar sus críticas con el gobierno y tiraban de iconografía comunista en sus directos sin el menor tapujo. Sus canciones, escritas tanto en alemán como en inglés o ruso, eran punk rock continental en estado puro hasta 1989, año en el que perdieron la licencia para tocar. Tras la disolución del estado socialista volvieron a los escenarios, incluso a la televisión de la breve república parlamentaria. Meses después desapareció formalmente la RDA y sobrevivieron a la reunificación y, aunque con escasa actividad, todavía no se han disuelto.

 

 

La música popular de la RDA no se quedaba en Berlín Este. Si bien es cierto que la capital aportaba un grueso de bandas imposible de recopilar aquí (me he dejado fuera los inicios con Die Alexanders, el post-punk de Die Firma, la vanguardia de Rosa Beton/Herr Blum y tantos y tantos), existieron muchas escenas locales que aportaron su granito de arena a la oficialidad de AMIGA, a la red subterránea, a la disidencia o al arte por el arte: los pioneros Baltics en Rostock o circuitos locales como el del Dresde de Dekadance, el del Leipzig de Die Art o el del Brandenburgo de Keimzeit, tan cercana y tan lejana a Berlín. Se investigaron prácticamente todos los estilos: Mephisto se lanzó al heavy metal, Key y Servi propusieron nuevas formas de entender la electrónica alemana de los ochenta y algunos, como Drei Band, hasta se animaron con el country.

La reunificación trituró los cimientos de la industria discográfica que el Estado había mantenido durante cuatro décadas en los cuatro länder y en el Berlín que en 1990 pasaron a conformar la nueva Alemania. Con ello se fueron los sueños de muchos grupos que mantenían en la apertura sus esperanzas y se dieron de bruces con una realidad distinta: no hay más que ver cómo acabó AMIGA, adquirida paradójicamente por Bertelsmann en 1994, y, por tanto, con su catálogo formando parte de Sony años después.

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