Ellos – Cardiopatía severa ([PIAS] Spain)

Un rotundo acierto, eso es lo que es Cardiopatía Severa (2010) un cuarto trabajo original y arriesgado (a la vez que reflexivo) que supone un puñetazo sobre la mesa después del ligero tropiezo que a algunos les pareció Qué fue de (2008) en el cual el dúo pecó de cierta monotonía en sus canciones y de temas quizá demasiado facilones e inconexos.

En esta ocasión, el aroma de los comienzos inunda el disco, para a partir de ahí reinventarse por medio de un ingrediente que está presente en nueve de las doce canciones, y que sin duda que es lo que hace a este disco diferente y único, dando a cada canción una sonoridad que sólo puede dar una orquesta como la Sinfónica de Bulgaria. La verdad es que no tengo ni la menor idea de en qué momento a Guille y Santi se les ocurrió la idea de grabar con José Sánchez-Sanz (director de la mencionada orquesta, y teclista de la banda desde 2008), pero la corazonada debió de ser rotunda. Y no se vaya a pensar la gente que ahora esto es Luis Cobos, pero es que es la sección de violines, violas y chelos, es la que sin duda le da el toque genial a los siempre buenos temas de ellos, convirtiendo al disco en una sinfonía ligada de pop orquestado que si bien para muchos seguro que será un horterada sin precedentes, a los fans de la banda les va a encantar, pues los contrapuntos, y las segundas melodías resultan de esto modo muchísimo más agradables e imponentes que la de los estridentes sonidos de casiotone.

Cardiopatía severa se desnuda desde el principio mostrándolo todo, y atrapándote a través de una declaración de intenciones como es “lo nuestro” donde los intrépidos y veloces violines le hacen la mejor compañía posible a uno de esos característicos tema ellos, cargados de ira romántica contenida, y seguido por tres temas que suponen una bocanada de aire fresco, con una sensacional continuidad entre ellas. Es entonces, una vez crecidos, y envalentonados, cuando el dúo aprovecha para colar uno de esos temas que de lo cursis o simples que pueden parecer (“cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, que cumplas muchos junto a mí”) se terminan convirtiendo en auténticos exitazos cuando el dúo los toca en directo.

Tras dos letras algo duras y amargas (gratamente disimuladas gracias a los alegres estribillos que siempre consiguen) en la segunda mitad del disco, donde uno ya está acostumbrado a los sonidos polifónicos, la banda aprovecha para introducir la otra característica clave del disco, las colaboraciones. A lo largo de los doce temas, Guille y Santi, se “aprovechan” de sus múltiples amistades para que por él se pasen Cristina de Clovis, Javier de la Buena Vida o Jota, en una planetera “mientes” que en parte bien podría pertenecer a su ópera egipcia, pues parece estar hecha a la medida del granadino.

Un disco de marcado carácter romántico (claramente reflejado en la portada) y en el que entre todas las canciones, en mi opinión hay una que tiene un brillo especial “cerca”, su cuarto corte tras un comienzo sorprendente e inolvidable. El cuento sonoro de una relación amor-odio que se convierte en una canción imposible de despegarse de los auriculares, gracias a esa voz tan dulce y melancólica que a veces consigue sacar Guille y que resulta totalmente irresistible.

Un paso firme al frente, un gran disco de marcada personalidad, e innovador, en la que la única y gran duda que subyace, es la inevitable… ¿y esto cómo suena en directo? o lo que sería mejor aún… ¿vendrá en alguna ocasión la orquesta de Bulgaria para tocar con Ellos?

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