Entrevistamos a L’Exotighost

L’Exotighost publicaron hace un par de temporadas ‘La Cara Oculta’ (Everlasting, 19), un sorprendente debut con el que huían despavoridos de cualquier moda o cliché preestablecido. Calificados como el primer grupo de la escena nacional inmerso en el género de la Exótica, el cuarteto publica ahora un bonito vinilo de diez pulgadas con cuatro de los temas de su debut remezclados por el italiano Okapi. Una excusa que aprovechamos para contactar con Javier Díez Ena, miembro a su vez de Dead Capo y Ginferno, con la intención de conocer más sobre la propuesta de esta formación madrileña.

“A lo mejor después de la hipermonocordia de la música vendedora de ahora, la siguiente moda aprecia de sobremanera las progresiones armónicas y los detalles”

Antes de nada y para ubicar al lector, digamos que se L’Exotighost es catalgoda como una banda de Exótica ¿Cómo definirías la música que hacéis?

Primero y para situar al oyente, definamos de manera sencilla lo que es la Exótica. Fue una música surgida a lo largo de los años 50 en Estados Unidos, que sirvió de fondo sonoro para la floreciente cultura tiki de la época. Musicalmente era un maravilloso experimento que se basaba en mezclar elementos provenientes de diferentes culturas y rincones del planeta para crear un sonido completamente fresco y misterioso. En esa mezcla es básico el componente hawaiano-polinesio, ciertas percusiones a medio camino entre lo tribal y lo latino; también la utilización de escalas e instrumentos orientales, y como rasgo distintivo el uso de marimbas y/o vibráfonos y también los sonidos selváticos de pájaros y otros animales. A nivel compositivo y espiritual el padre fue Les Baxter, y el que la puso en práctica con mayor pericia y éxito fue Martin Denny. Pues bien, lo nuestro es una puesta al día de esa Exótica, rehuyendo cualquier rastro de nostalgia o cualquier asomo de intención revisionista. Tomamos los timbres típicos de la exótica: marimbas, pájaros, percusiones, sonidos misteriosos, instrumentos raros, también algunos patrones rítmicos y escalas orientales… y con todo ello hacemos música de ahora, añadimos procesos electrónicos y efectos propios de hoy en día. Evidentemente somos muy fans de la exótica clásica, pero para nosotros no tiene ningún sentido pretender sonar como aquellos maravillosos grupos de finales de los 50 que ya lo hicieron a la perfección. Y en lugar de quedarnos a medio camino intentando la imitación, preferimos encontrar nuestra identidad. Además ahora tenemos que aprovechar las muchas herramientas del presente y la cantidad de estéticas musicales y transgresiones varias que acumulamos en nuestra memoria de habitantes del siglo XXI.

¿Cómo es el habitual proceso creativo en L’exotighost?

El primer disco fue exactamente el proceso inverso al que sigue la mayoría de los grupos. Normalmente un grupo se junta, ensaya y crea música en el local, da algunos conciertos y finalmente graba un disco. L’Exotighost empieza en el disco. Yo fui contactando con los músicos que más encajaban en un proyecto tan especial como este y con el estudio ya reservado les pasé los temas, grabados en una mezcla de audio y MIDI y con algunos arreglos escritos a partitura. Con dos o tres ensayos fue suficiente para llegar al estudio y que todo sonará fantásticamente. Esto es una rareza que es posible y ha salido bien porque el concepto musical estaba muy claro y porque tanto Ricardo, como María y Juan son grandísimos músicos, con mucha experiencia y flexibilidad. Luego hubo bastante proceso de post-producción del disco en cuanto a sonidos, ambientes, procesos electrónicos con el Ableton Live y también otros procesos de delays granulares y algunos arreglos de vibráfono y scratches que añadió el gran Javi Álvarez en su estudio. En el caso del segundo disco que ya estamos preparando el proceso ya es diferente. Ahora ya somos una banda y funcionamos como tal: hemos dado muchos conciertos, hemos rodado algunos temas nuevos en directo y otros los ensayaremos con más calma. Y ahora hay aportaciones constantes por parte de todos los miembros. Lo que sí se repetirá de nuevo es ese proceso posterior a la grabación de estudio para encontrar esa subtrama electrónica o ambiental, siempre que lo pida el tema.

Ese primer disco, ‘La ola oculta’, se publicó el pasado 2019 ¿Qué sensaciones tenéis ahora, con el paso del tiempo, sobre él? ¿Cambiaríais algo del álbum?

La verdad es que yo personalmente es uno de los discos de los que más orgulloso estoy de todos los que he sacado, probablemente el que más. Ha habido mucho trabajo pero aun con todo me sigo sorprendiendo de lo bien que quedó para el tiempo de estudio del que dispusimos, que fue realmente un día de grabación de toda la banda y otro día de arreglos y algún recording. En todo caso, quizá me hubiera gustado poder añadir más percusiones y más toque tribal. Pero vamos, como quien dice… «con un canto en los tikis». Contentísimo del resultado y la acogida que ha tenido.

Ahora ve la luz un EP de cuatro temas de ese disco remezclados por Okapi ¿Cómo surgió la posibilidad de que el italiano reimaginase algunas de vuestras canciones? ¿En qué momento se concretó esa colaboración?

Ante la propuesta de nuestro sello Everlasting de sacar un disco de remezclas comenzamos a darle vueltas. Había varias propuestas encima de la mesa, gente experta en el sampling y el mash up bien conocidos dentro de la escena de la Exótica como Monster Rally o Tim Digulla de Tipsy. Pero nos decantamos por Okapi. Yo soy muy fan de sus trabajos y de su trayectoria, especialmente de sus dos disco como Aldo Kapi Orchestra. Tiene además un curriculum impresionante colaborando con gente de lo más diversa como Mike Patton, Damo Suzuki, Zu, Mike Cooper, Peter Brötzman o Christian Marclay. Precisamente esa apertura es la que le hacía el candidato ideal, porque aparte de entender la parte Exótica podía aportar mucho más desde otras ópticas, ya que él es maestro del sampling, del cut-up y del turntablism. Además fue muy fácil, yo le escribí un mensaje al Factbook, le mandé un enlace con el disco y le encantó. Y dijo sí directamente.

¿Cuál fue el criterio para elegir las cuatro piezas que finalmente serían remezcladas por Okapi? ¿Fue una elección suya, vuestra o conjunta?

La decisión de los temas fue suya. Tras darle varias escuchas al disco durante un par de semanas, eligió estos cuatro temas y yo le mandé todas las pistas por separado.

¿Qué crees que ha aportado Okapi con respecto a las originales con estas remezclas? En términos generales ¿Cómo dirías que han mutado las canciones desde esa versión incluida en ‘La ola oculta’ hasta las que presenta este EP de remezclas?

Ha aportado muchísimo… tanto que ha dado una segunda vida a cada canción, reencarnándolas en criaturas completamente diferentes. Yo esperaba mucho de él pero aun así me ha sorprendido. Las canciones han mutado en todo. Él ha cambiado las estructuras, ha encontrado nuevos ritmos que le van al pelo a los temas, ha deconstruido y jugueteado con las melodías, ha aportado un montón de arreglos nuevos. Esto no tiene nada que ver con el típico disco de remezclas. Ha hecho un trabajo impresionante en lo musical, y lo mejor de todo es que a pesar de haberse lanzado al vacío ha conseguido respetar el espíritu exótico y evocador del grupo. El resultado es verdaderamente un disco de Exótica del siglo 21. Yo recomiendo escucharlo con atención, a ser posible con un buen equipo o unos buenos cascos para apreciar de verdad la infinidad de detalles y arreglos que contiene.

 

Me gustaría que comentásemos cada una de las cuatro canciones incluidas en este EP. La primera de ellas, “Waikiki Spleen”, es una pieza tan juguetona como en realidad solemne y finalmente exótica. En realidad podría decirse que son varias canciones en una…

Totalmente. En el original este es un tema que comienza como Exótica más clásica y poco a poco se va llevando a otro terreno con más groove y con mucho proceso electrónico y de glitch, sobre todo en la caja de la batería. Aquí Okapi le ha dado la vuelta a todas las pistas, respetando únicamente la línea de bajo y marimba y algún fragmento de thermein. Ha aportado un montón de timbres ambientales y arreglos de su creación con todo tipo de instrumentos, la canción se expande hasta parecer varias, pero lo que fluye por debajo se mantiene.

Sin embargo, “Roll Li Ning Roll” tiene unos marcados y vistosos tintes orientales.

Efectivamente, se basa en la escala pentatónica mayor, de ahí ese toque tan oriental. Para acentuarlo, Juan toca la melodía con el shamisen, instrumento clásico japonés de cuerda que él domina muy bien. Y Filippo (Okapi) lo ha respetado incluso en todas esas dimensiones paralelas de micro arreglos que sólo él es capaz de desplegar de esa manera tan exuberante y a la vez efectiva.

Por su parte, “Sunny Garcia” se acerca más al jazz

Sí, aquí él ha soltado amarras y ha lanzado el tema a un terreno que por los arreglos puede sonar a al jazz más groovero, casi rozando el acid-jazz, pero a la vez con cierto sabor jamaicano con esas líneas de trombón y por la profundidad del sonido del bajo (ukelele bajo en realidad). Quizá es el tema que más se separa de la exótica. Me gusta especialmente el gran trabajo de engarce de ritmos y micro ritmos que hay por debajo. Es un mago.

 

“Mai Tai Break” recupera los ambientes de “Roll Li Ning Roll” y enlazaría un poco con ese tema ¿no?

Sí, la melodía evoca oriente de nuevo. En este tema confluyen como en ningún otro la exótica con cierto tipo de electrónica, que para mí siempre ha tenido un componente exótico oculto como si fuera un ingrediente secreto. Por ejemplo, The Orb, Boards Of Canada o algunas cosas que sacaron hace años artistas como Amon Tobin o Prefuse 73. Todos ellos a mí me inspiran de manera exótica. Creo que Okapi ha seguido esa línea y lo ha mezclado bien con nuestros timbres y creo que ha conseguido algo muy muy fresco. Si alguien me preguntase como suena la nueva exótica, o la exótica que está por venir le pincharía este tema. 

El EP se publica en un bonito vinilo de 10 pulgadas ¿Crees que el formato físico está resurgiendo? ¿Qué significa para un artista ver su obra materializada en formato físico?

Quiero creer que sí, y eso es lo que no paro de oír. Ojala sea cierto que vuelve de verdad a tener alguna presencia entre la gent, porque de lo digital prácticamente no regresa nada de lo invertido y ahora el directo, como todo el mundo sabe o debería saber, está al borde de la asfixia. La verdad es que es algo muy especial ver esa materialización. Yo por ejemplo llevo más de 15 años en los que el ordenador es una pieza clave en el proceso de creación, especialmente el Ableton Live, a veces lo es todo. Tengo decenas o más bien cientos de temas, que los tengo yo en mi ordenador o discos duros, pero podría haberlos subido a Soundcloud o Bandcamp o cualquier otra plataforma, la diferencia para mí realmente es poca. Sin embargo, ver tu música transformada en objeto sigue significando mucho, también porque de todo lo que guardas esto es lo que has dejado salir porque lo consideras algo especial y que quieres compartir más allá del archivo digital. La sensación es más grande si además te encuentras con un vinilo azul tan bonito como este 10 pulgadas de ‘La Ola Revuelta’.

“Esto no tiene nada que ver con el típico disco de remezclas”

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el hecho de crear música instrumental?

Las ventajas son una mayor libertad, a la hora de componer o ejecutar y también libertad en cuanto a lo que puedes comunicar o transmitir a quien la oye. Es difícil calcular lo que puede llegar a hacer sentir tu música, para bien y para mal, porque es todo menos explícito. La música no está amarrada, mediatizada y sometida por la letra. Pero claro, el inconveniente es que se reduce el público o el tipo de público al que a priori puedes llegar. Es una cuestión de educación del oído y costumbre musical. A finales de los años 50 y principios de los 60 hubo unos cuantos temas completamente instrumentales que llegaron al número 1 de ventas, pero hoy en día eso es impensable. Pero quien sabe… a lo mejor la siguiente moda es que, después de la hipermonocordia que impregna casi toda la música vendedora de ahora, pasemos a que se aprecie de sobremanera las progresiones armónicas y los detalles. Yo por ser iluso que no quede, creo que si se le da la oportunidad de que la música instrumental llegue a la gente, puede emocionar tanto como cualquier “torch song» que se tercie.

Lo cierto es que, bien tratada, la música instrumental puede resultar ampliamente descriptiva y sugestiva para el oyente ¿Cuál es el criterio que seguís a la hora de componer? ¿Qué debe de tener siempre una canción de L’exotighost para que pase el filtro?

Efectivamente esos son valores que debe tener, para mí: debe ser sugestiva. En el caso de L’Exotighost es necesario que tenga cierta dosis de misterio, una sensación de evocación de lugares lejanos, cierta extrañeza y cierta capacidad de expansión. Que el oído experimente un viaje a la vez placentero y a la vez emocionante porque no se conoce cual es el destino final. La exótica es un género con unos parámetros más o menos reconocibles pero con una dosis de libertad inmensa para innovar, probar nuevos timbres y nuevas recetas. Eso es lo que más me gusta como músico y como compositor. Por ejemplo, hay música instrumental como el surf que me gusta mucho como oyente, pero que no me interesa como materia creativa porque está todo atadísimo y lleno de patrones preestablecidos. En ese sentido hay una confusión que se da a veces y es que algunos grupos de surf que abrazan cierta estética tiki y con algún que otro orientalismo añadido, a veces son calificados como exótica y creo que no debería ser así. Creo que la exótica debe ir mucho más allá. Que no se me malinterprete, que yo no soy ningún defensor de la pureza de la exótica… al revés, de lo que se trata es de salirse del libro de recetas y probar y experimentar y enloquecer un poco. Y volver con algo lo más tuyo posible, ese es el filtro que aplicamos a nuestro material en L’Exotighost.

¿Cómo definirías los conciertos de L’Exotighost? ¿Qué debe esperar alguien que acuda a uno de vuestros conciertos?

Realmente espero que sean lo que intentamos que sean: una escapada, un viaje. La exótica surgió como la música que le faltaba a la cultura tiki, para aportar a la oreja la misma sensación que aporta al paladar el tomarse un buen cocktail tiki (si es en el madrileño Tiki Chateu mejor). Un buen Mai Tai o un buen Painkiller supone una mezcla de sabores dispares que de manera misteriosa traban muy bien entre sí. Nuestra intención es ir en esa dirección de conciliación agradable de extremos. En nuestra receta musical hemos apostado por una mezcla de instrumentos bastante inédita, no creo que la gente esté acostumbrada a ver un grupo compuesto de marimba, theremin, dos ukeleles bajos, shamisen y a eso suma guitarra, batería y sutiles procesos electrónicos. A pesar de lo inusual de la formación creo que la gente lo suele disfrutar mucho. Además hay un detalle que cuidamos siempre que podemos y son los visuales, de los que se encarga José Salas de Machine Desirantes, que acentúan más todavía la sensación de viaje… rollo inmersivo.

 

 

 

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