McEnroe (The Music Station – Inverfest) Madrid 13/01/24

La magia de las composiciones de McEnroe es única. Les bastaron pocos minutos para que esa instrumentación evocadora y su habitual introspección lírica, nos transportara a otra hora, a otros lugares y a los muchos recuerdos unidos a sus canciones. Programar su concierto un sábado a las 12:30 del mediodía en The Music Station resultó ser un nuevo acierto de Inverfest, y estamos seguros de que abrirá el camino a muchos otros.

Ajenos a la presentación de disco alguno y una vez terminada la celebración de su 20 aniversario con unos conciertos memorables, los de Getxo sorprendieron con un repertorio lleno de guiños al pasado y a su cara menos popular. Una lección de slowcore, que el sexteto arrancó con una «Agosto del 94» que llegó sopetón, con todos situados en el escenario mientras subía el telón. Primer navajazo ventricular («Hace ya tanto tiempo. Casi cien años…»), que expandieron con los slides de «Montreal» y su bello costumbrismo entre gazpacho y saltos de trampolín.

A las primeras de cambio llegó «La Cara Noroeste» («vamos a tocar ya la famosa para quitárnosla») que pilló aún algo frío al respetuoso público, y a partir de ahí iniciaron un trayecto con paradas de alto voltaje emocional, entrelazadas con momentos más luminosos en los que la fragilidad de «Los Veranos» o «Asfalto (Libres los Animales)», convivía con las celebradas «Los Valientes», «Gracia» y la siempre inmensa «La Electricidad».

Tremendamente hipnóticas y demoledoras sonaron otras tres de sus joyas menos habituales; «Luz de Gas», «Cuando Suene This Night» y «Naoko», hasta terminar la primera parte del set con «Un Rayo de Luz» con Jimena Lezón acompañando a su padre en las voces. Sin concesión alguna, el bis continuó en esa hipnótica e íntima senda volviendo a Mundo Marino (2008) con el rescate de «Ahora» y recordando su grabación y a los allí presentes, cerrando con esa oda a la procrastinación romántica que es «Mundaka» y los desarrollos de la despechada «Vendaval» («siempre estarás junto a mi, que sea otro quien te haga feliz»).

Las puertas laterales de The Music Station se abrieron para dejar entrar la luz de las dos de la tarde descubriendo nuestras caras desorientadas y satisfechas, sabiéndonos afortunados de haber vivido una de esas actuaciones que se quedan pegadas a la piel. Algo difícil de encontrar en estos tiempos de inmediatez y búsqueda de dopamina en los rincones más insulsos.

Fotos McEnroe: Manuel Pinazo

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