Molchat Doma (Wurlitzer Ballroom) Madrid 08/11/19

¿Se acuerdan de aquella frase inicial de la serie Star Trek? “El Espacio, la última frontera. Infinito, silencioso… esperando. Esta es la historia de la Nave Espacial Entreprise. Su misión: una patrulla de cinco años de la galaxia, donde ningún hombre ha ido jamás… un viaje a las estrellas…”

Pues eso es lo que se me viene a la cabeza cuando me hablan de Bielorrusia, el país más “hermético” de Europa y de donde proceden Molchat Doma. Por aquí no estamos acostumbrados a conocer la escena musical bielorrusa, sin embargo, allí estaban las promotoras: Indypendientes y Kobmusic para, cuan Enterprise, adentrarse en la última frontera musical del este y traernos de manera conjunta esta gira.

Con entradas anticipadas agotadas y una gran fila de gente, esperando a comprar las pocas entradas que había en la taquilla, se presentaba el trío en una Wurlitzer Ballroom con aforo completo.

Y es que los propios Molchat Doma se muestran asombrados y hasta escépticos del inusitado éxito y atención que han logrado atraer con su segundo disco, Etazhi (Detritis Records 2018) agotado también en su versión vinilo, tal y como comentaba el propio bajista; Pavel Kozlov en una entrevista concedida a esta casa.

Comenzaron con “Mashina Rabotaet”, de su primer disco, la voz desesperada y los bailes marciales por parte del cantante Egor Shkutko se mostraron como la antesala de un concierto intenso. Siguieron con “Toska” esta vez del mencionado Etazhi, que sirvió, además de para mostrarnos los diferentes registros de la banda, para que, guitarrista (Roman Komogortsev) y bajista el anteriormente mencionado Pavel, se colgaran sus instrumentos.

A partir de aquí el concierto fue subiendo enteros con temas como: “Filmy”, bailable a la par que desasosegante, “Prognoz”; una suerte de bases electrónicas “ochenteras” que suena extrañamente futurista o “Ya Ne Kommunist” en su vertiente más afterpunk.

Es grato y sorprendente ver a una banda que, sin renegar en ningún momento de las fuentes que beben, esto es: Joy Division, Bauhaus, New Order, y multitud de formaciones de Synthwave, logran llevar el sonido a su terreno, construyendo un universo particular y único.

En los estertores de su set, Yegor tuvo momentos de bailes muy “epilépticos”, sin duda inspirados por Ian Curtis, propiciando un pogo entre los más jóvenes del lugar. Me pregunto qué tienen que pensar cuando escuchen a gente que no tiene ni idea de su idioma, cantar como posesos los estribillos de: “Tancebat” o “Sudno”.

Para finalizar “Na dne”, con homenaje a The Cure en los teclados, o eso me pareció percibir. Molchat Doma no inventan la rueda, sin embargo, dan una vuelta de tuerca necesaria a un genero muchas veces plagado de clichés. Además, son poseedores de composiciones mayúsculas de las que logran quedarse en tu cabeza. Desde Bielorrusia con amor.

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