Parquesvr (Sala Copèrnico) Madrid 18/11/23

Pocas veces tiene uno la suerte de descubrir en directo a un grupo en el Tourmalet de su carrera, tanto creativa como artísticamente hablando, y este es el caso de Parquesvr, que tocaron en la Sala Copèrnico del distrito Moncloa (el mismo que el de la calle Ferraz), la noche del 18 de noviembre con el cartel de “todo vendido”.

Este grupo tan madrileño como el chotis, liderado por Javier Ferrara, se encargó de demostrarnos a todos los allí presentes por qué son lo mejor que la ha pasado a la música española desde Siniestro Total con permiso de León Benavente.

Tras una breve pero intensa actuación del telonero, Jordi Ganchitos, los cinco miembros de la banda salen al escenario uno a uno, como los grupos grandes y ya consagrados (aunque ellos no se lo crean). El público, tan variopinto como entregado, empieza a apretarse contra el escenario y a chillar. Como diría Guille Giménez, “¡se nos viene la locura!”.

La pantalla de las visuales se enciende con un fotograma del 23-F. Javi “Tejero” Ferrara, saca su pistola en forma de micrófono y empieza a arengar a las masas. Ya está aquí el Vladimir Ilyich Ulianov del rock español.

Los temas de su último disco, Si no fuera por estos momentos sería por otros (2022), se empiezan a suceder uno tras otro hasta que, de repente, en la pantalla, aparecen todos los súper villanos de nuestro país: Bárcenas, Aznar, M. Rajoy, Luis Roldán, Mario Vaquerizo, Tebas, Rubiales, y un largo etc de hijos de puta que ponen al público a punto de caramelo para estallar cuando aparece “el bueno de la peli”, Chiquito de la Calzada.

A partir de ahí, empiezan a encadenar sus hits más celebrados: “Satisfyer”, “Pero”, “Almodóvor Amenábor”, “Por un puto pico” y un “best of” infinito de “toma temazos” que dejan al indie de todo a cien que asola España a la altura del betún.

Y por fin, llega la madre de todos los temas: “Lance Armstrong”.

 Aquí, los fans más acérrimos y veteranos lucen gorras de ciclista del equipo Reynolds y uno de ellos se la tira a Ferrara a la cara. Este, lejos de enfadarse, lo celebra y se la mete en la riñonera donde lleva el avituallamiento. Es Eddy Merckx reencarnado. Todo el pelotón de fieles se canta la canción de cabo a rabo e incluso imitan los gestos histriónicos de Ferrara a la perfección.

Parquesvr son un culto de grupo.

Y como mandan los cánones, el líder presenta al equipo: Choco, el batería, aporrea los tambores como Animal de Barrio Sésamo. Dani, el bajista, que viene de Luger y Melange, es Jaco Pastorius disfrazado de John Entwistle.

Javi Luengo, el guitarrista, es Kevin Shields de tripi y baila como Nureyev. Marco, el teclista, es el perfecto gregario. Y Javi Ferrara, el alma mater del grupo, es Johnny Rotten disfrazado de Mario Bros.

Pero no están solos.

Entre las seiscientas almas que abarrotamos la sala, se encuentran los padres y los tíos del cantante, que se emociona al señalarlos en una esquina del local. Uno de ellos (su tío creo), se viene tan arriba que acaba en el escenario bailando con el grupo.

Porque esto no es un concierto. Es una experiencia religiosa que ríete tú de la de Enrique Iglesias. Bienvenidos a la “misa de cinco”.

El metaverso de Parquesvur es pura lírica borgeana (de Borges, que no de los Borgia), en donde el surrealismo se une a la metaliteratura para encontrar una fórmula mágica que les hace invencibles: SU CEREBRO.

Llevamos ya una hora y cuarto de ceremonia y parece que la cosa llega a su fin, porque como reza Javi, “para que lo bueno permanezca bello, deber desaparecer”. Ya lo dijo George Harrison con “All things must pass”. Los Manic Street Preachers en “Everything must go”. Y Alaska y los Pegamoides en “Llegando hasta el final”. Pero nadie con la inteligencia y el humor (valga la redundancia) de Parquesvr.

Corran a verlos antes de que desaparezcan.

Foto Parquesvr @sergioalbert_

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