Rich Kids on LSD + Civil Protection + Subterranean (Sala Nazca) Madrid 04/04/25
Pocos grupos de la escena hardcore californiana de principios de los ochenta, han tocado tan rápido, tan bien y tan borrachos como Rich Kids on LSD.
Formados en Santa Bárbara, cuando el hardcore californiano todavía olía a garaje y a peligro real, Rich Kids on LSD fueron siempre una anomalía: músicos brutales – muy por encima de la media de sus coetáneos – en un entorno que renegaba del virtuosismo, payasos nihilistas con sentido del humor y que, pese a las tragedias, separaciones y silencios, nunca han dejado de estar ahí.
El pasado viernes en la sala Nazca, gracias a la promotora HFMN Crew, recibimos nuestra descarga, como se merece, con los brazos abiertos, las cervicales entregadas y el volumen al once, como los amplis de Spinal Tap, bueno eso no, que Nazca tiene limitadores, las cosas como son.
Antes de ellos abrían la tarde los madrileños Civil Protection, combo en forma de trio, cuya propuesta se mueve entre el hardcore de línea clásica, el street punk y el rock and roll OI!. No caen ni en la pose ni en el artificio, tienen velocidad, tocan y tienen un discurso claro.
Nada de esto fue suficiente para que, al comienzo de actuación, no fuésemos ni ocho personas, causando la broma que el propio cantante dijo jocosamente: “Tenemos más canciones en el setlist que personas en la sala”, lo cual (metiéndome quizás en camisas de once varas) deja en evidencia el respeto del público por las bandas teloneras. En fin, que temas como “The Cage”, o “Goodfellas” merece la pena ser escuchadas en directo y tú vas y te lo pierdes.
Luego fue el turno de palabras mayores en esto del hardcore patrio, los hijos bastardos del subsuelo; Subterranean, que es una escisión de los míticos Subterranean Kids. La banda se formó tras la excepcional reunión de Subterranean Kids en el 2023 y mantienen intacta la furia de lo que fueron. Parece que no buscan revivir glorias pasadas, porque tienen bien de temas nuevos en la recamara, aunque – como es lógico – no pudieron faltar un buen puñado de clásicos.
El vocalista; Mimo, haciendo honor a su nombre, no paró de gesticular en toda la actuación y representar esa energía y actitud que olía a Barcelona a mediados de los ochenta, con temas fundacionales del hardcore en este país, como: “¿A quien queréis engañar?”, “Ciudadano ejemplar”, “La rabia”, o “Hasta el final”.
El público lo entendió y devolvió el esfuerzo y la clase de Subterranean en forma de algún conato de pogo, pero sobre todo de respeto absoluto.
Y entonces entraron en escena ellos, Rich Kids on LSD, los californianos locos que en los ochenta lo mezclaron todo: skate, velocidad, sentido del humor retorcido y técnica musical fuera de serie y que siguen vivos pese a los excesos, algunas pérdidas y ciertas giras que habrían terminado de matar a otras bandas.
Arrancaron con “Why” y se notó, por el pogo descomunal que se montó en la sala, que el respetable iba con hambre de historia viva del hardcore. Ya en la segunda canción; “Scab on My Brain”, demostraron que no venía a bromear y el nuevo vocalista; Abe Brennan, se lanzó al público, provocando otro nuevo gran pogo que propició incluso que algunas mesas de al lado de la pista se tambaleasen.
Fue el mismo Abe el que se permitió bromear, al presentar al resto de la banda, diciendo que él, en comparación con los demás, llevaba cinco minutos en Rich Kids on LSD. Siguieron con: “Lies”, “Hangover” y “Ded Teds”, que demostraron que hay clásicos que no solo no envejecen, es que – además – mutan con más rabia.
Aunque hacia la mitad del set hubo no pocos problemas de sonido, a causa de un par de micros, que decidieron dar problemas y que pudo propiciar algo de merma en lo que estábamos viendo a hasta ahora, RKL remontaron con oficio y actitud, como si allí no hubiera pasado nada.
Y ya volvieron a poner la sala patas arriba con la trilogía “Beatiful” y se ganaron de nuevo a todos con “Life’s a Gamble” y ese monumento a la velocidad que es “Rock ‘n’ Roll Nightmare”, con la base rítmica imprimida por el siempre solvente Joe Raposo al bajo y el infalible Dave Raun a la batería, mientras las dos guitarras de Chris y Barry se enzarzaban en una pelea.
“Blocked Out”, “Betrayed” y “Pothead”, además de ser un desmadre, nos sirvieron para recordar que estos tipos fueron pioneros en todo, en mezclar hardcore con progresiones técnicas musicales alejadas del resto de bandas, en reírse del sistema y de su propia escena. Rich Kids on LSD vieron a decir que el hardcore no muere si no te rindes.
Fotos Rich Kids on LSD + Civil Protection + Subterranean: Fernando del Río