Rodrigo Cuevas (Sala París 15) Málaga 21/03/25
Poco importa las veces que hayas podido asistir a un concierto de Rodrigo Cuevas. El impacto de su transgresora propuesta, en la que teje un hilo conductor entre la música folclórica de distintos puntos de nuestra geografía y el pop del presente, se proyecta siempre irreverente y excitante como pocos. Como si de un encantador de serpientes se tratara, maneja los trucos del directo con insolente maestría, logrando así meterse a la audiencia en el bolsillo tras provocarla para generar una tensión electrizante que desemboca en rendición extasiada.
El artista asturiano se presentó en Málaga con las entradas agotadas y volvió a pasearse exultante por las bondades de un repertorio para ser tarareado, en el que no faltaron las ya célebres paradas en el robusto cancionero de sus dos excelentes largos, Manual De Cortejo (Aris Música, 2019) y Manual De Romería (Sony, 2023).
Desde el mordisco inicial de “Más Animal” se desencadenan incisivas interacciones con un público que es un elemento más de su performance, redondeada por la imponente presencia de bailarines y configurada para estimular los sentidos sin bajar la guardia durante más de hora y media de set. La romería perversa de Cuevas incita al éxtasis colectivo en hits que son parte ya del acervo de la cultura pop actual. Sirvan como ejemplos “Cómo Ye?!”, “Allá Arribita”, “El Día Que Nací Yo” o la épica “Veleno”, introducidas con la ya consabida acidez e ironía de quien maneja un discurso que rehuye de las convenciones y no conoce la zona de confort.
El radar del creciente número de artistas que reivindican la riqueza de nuestras raíces a través de su sonido y de su discurso, va ampliando su alcance sumando elementos que enriquecen la fórmula y suponen una puesta al día valiente y atrevida que va ganando adeptos a golpe de tesoros sonoros que descubrir en rincones muchas veces insospechados. Como no podía ser de otro modo, no faltaron las verdiales malagueñas en el menú de una noche en la que aparcar los prejuicios y olvidar la culpa ante la urgencia de pecar incitados por el latido de instrumentos tradicionales, adaptaciones de cánticos populares y mucha voluntad de redimensionar la tradición para servirla rejuvenecida y orgullosa.
Foto Rodrigo Cuevas: José Megía