Tom Petty & The Heartbreakers – Hypnotic Eye (Reprise Records)

Pasa con músicos de trayectorias importantes y biografías muy populares que, cuando editan disco nuevo, se tiene la tentación de anular cualquier tipo de análisis bajo el prisma de ese positivismo Coelhista de «siempre es una buena noticia que X saque disco«. Pues no. Ya pasó este año con Bruce Springsteen y su intrascendente High Hopes. Con Tom Petty, lejos del Boss pero todavía y desde hace más de treinta años referente indiscutible del rock norteamericano, resurge el deseo de dejarse llevar y finiquitar la cuestión por la vía rápida. Sin embargo, lo mejor de Hypnotic Eye, el nuevo disco de Petty y sus Heartbreakers, es que resiste la prueba del algodón con mucha dignidad.

Hypnotic Eye es el tercer disco de Tom Petty & The Heartbreakers (como tal) en lo que va de siglo. No es que el músico de Florida, que este año cumplirá 64 años, se prodigue demasiado con su formación y, sobre todo, bajo su bautismo original; de ahí que cuando da señales se espera que ofrezca algo más que una fe de vida discográfica. Algo que no ocurrió con su anterior disco, el funcionarial Mojo de 2010. Por suerte, Petty y sus escuderos originales (Mike Campbell, Benmont Tench y Ron Blair), previa epifanía, han convertido su nueva referencia en un regreso a las raíces de la formación, hundidas profundamente en el pasado del ocaso de los setenta.

El último disco de Tom Petty & The Heartbreakers es un remaster vigoroso de los primeros discos de la formación. Una actualización gruesa de aquellos años vistos desde los 60. Anything that´s rock&roll´s fine, que decían en 1976. Hypnotic Eye extirpa la idea de cubrir el expediente desde las guitarras vigoréxicas del inicio del disco con «American dream plan B»; a partir ese momento hasta el último instante del disco («Shadow people», que concluye el retrato oscuro de Norteamérica), Petty y compañía ponen sobre la mesa su académica visión del mal llamado heartland rock. Adornado con un par de medios tiempos extraordinariamente interpretados por Petty («Full grown boy» y «Sins of my youth»), Hipnotic Eye deja pocos espacios para el refugio en su generoso afán por regalar al menos un solo de guitarra por canción.

El disco es, casi sin querer, una doble reivindicación de una sola dirección que descansa sobre un pilar: la polivalencia; la de Petty y los Heartbreakers, y la del propio rock como género. En los casi 45 minutos que dura la colección de Hypnotic Eye hay tiempo para canciones de vértigo y robustez («American dream plan B» y «Forgotten man», con un Petty imperial, están por debajo de los 3 minutos), riffs y estribillos memorables (los de «All you can carry», la Stoneiana «U get me high» o «Fault lines»), construcciones gigantescas como «Shadow people» y descarados tributos al blues de guitarra, armónica y bourbon («Power drunk», «Burnt out town»). Hypnotic Eye es Tom Petty & The Heartbreakers en su versión más pura. Una acertadísima mirada atrás, y un agradecido autohomenaje con el rock como hilo conductor.

 

 

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