Tulsa (Cine Albéniz – Festival De Málaga) 20/02/25
El cambio de emplazamiento respecto al planteamiento inicial, hizo que el concierto de Tulsa en Málaga pasara a celebrarse en la sala principal del mítico Cine Albéniz, como pistoletazo de salida al Festival de Málaga. Un contexto inmejorable para albergar el aire teatral de las canciones de Amadora (Matxitxako Records, 2023), que en la intimidad brillaron sentidas y cercanas, con un sonido majestuoso y llevadas en volandas por los recitados y coreografías de Socorro Anadón en perfecta simbiosis con una banda excelente conformada por Clara Collantes a la guitarra, Ramiro Nieto a la batería y Sergio Valdehita a los teclados, dando vida a esa Amadora cansada de cuidar, de mirar siempre por los demás para acabar sintiéndose abandonada a su suerte. El universo recreado por las distintas paradas de este viaje que parte del calvario y acaba acariciando la sanación, ha supuesto un punto de inflexión en la dilatada carrera de Miren Iza, artista única dotada de una capacidad superlativa para dar voz a las emociones más íntimas consiguiendo remover y a la vez provocando reacción y toma de conciencia. El reconocimiento nunca estará a la altura de sus logros, pero su recientemente conquistado Premio Nacional de las Músicas Actuales viene a refrendar el impacto de un disco tan necesario como Amadora y, de paso, el valor de una trayectoria tan relevante como la suya.
Aludiendo al entorno cinematográfico, la puesta en escena de Amadora resultó una experiencia inmersiva que arrancó con el palpitar ceremonial de “SANTAMÁRTIR”, bastón de madera en mano, como invitación para adentrarse en un recorrido por las entrañas de un diario de a bordo existencial que ha puesto voz al sentir de tantas y tantas mujeres a lo largo de la historia. El vals a media luz de “Una Parte De Mí”, el vaivén redentor de “No Quiero Hacer Historia”, el manual de supervivencia al límite de “Cuando Venga El León Pálido”, la desarmante “Tacones Lejanos” con mirada a su progenitora o la definitiva “Laguna”, single con mayúsculas, redefinen el concepto de canción para convertirse en poemas cantados por lo profundo y esclarecedor de sus letras y lo visual de su contenido, tendiendo puentes entre la música y su escenificación sobre las tablas.
Exhausta de lidiar con las limitaciones de un sistema sanitario a todas luces desprovisto de recursos, Miren decidió pulsar pause y plasmar en sus textos lo crucial de las relaciones que se establecen en su profesión como psiquiatra, hasta el punto de entender como uno puede llegar a enamorarse de quien le escucha sin prejuzgarlo mientras se abre en canal, como tan bien ejemplifica “¿Amor o Transferencia?”. Todo ello sin olvidar el sentido del humor o la sana ironía, esas herramientas esenciales sin las que sería imposible afrontar las situaciones más límite, y que son capaces de colarse entre las rejillas de un tema tan delicado como el suicidio, como ocurre en la tremenda “024” y su excelsa narrativa sobre todo lo que podría perderse alguien que decide poner fin al sufrimiento de esa manera.
La siempre magnética presencia de Anni B Sweet acabó por redondear una noche para el recuerdo, con las sentidas interpretaciones a dúo de “Tres Venenos” y “La Estrella”. Miren hablaba de su encuentro tardío pero revelador con la artista malagueña, y es que sus voces y sensibilidades empastan a la perfección dotando a ambas canciones de una nueva piel, lustrosa y poliédrica. No faltaron los clásicos de su consistente fondo de armario (“Centauros”, “Oda Al Amor Efímero”), los fotogramas borrosos en la intimidad de “Los Amantes Del Puente” o los guiños al colosal Ese Éxtasis (Intromúsica, 2021), mejor disco nacional de ese año para Muzikalia (“Autorretrato”, “Gran Fuerza Domadora”, la mencionada “Tres Venenos” o “Yo No Soy Penélope”). No podía faltar tampoco la nocturna levedad de la juguetona “Melocotón”, uno de los singles más redondos de su carrera, antes de que la gran fiesta final de “LA ESTRELLA”, con su traqueteo sintético, reuniera a todos los protagonistas de la velada en una bacanal de bailes imposibles como último suspiro a una sucesión de instantes para el recuerdo que vinieron a hacer justicia poética después de lo mucho que llevábamos esperando a Tulsa por estos lares. Ahora sólo hace falta que no pase tanto tiempo hasta la próxima visita.
Fotos Tulsa: José Megía