Galerna – Viaje a Roma (Subterfuge Records)

Todavía recuerdo lo impactado que me quedé cuando Mike Ness (para los despistados, el fundador de Social Distortion, el grupo de punk rock más importante del planeta) dijo en una entrevista hace algunos años: que el amor era lo más revolucionario y transgresor en estos tiempos. Y no le faltaba razón. En un mundo donde la frivolidad y el sarcasmo son el complemento vitamínico diario de tanta legión de indeseables, no cabe un posicionamiento más radical al respecto. Eso por no hablar de la manera en que el romanticismo y la pasión han sido considerados por los psicologismos baratos como “algo tóxico”, de lo que conviene huir como de la peste para continuar narcotizados en la nadería existencial a lomos de esa velocidad crucero aguada y mansa.

Alguno se preguntaré el porqué de esta introducción para presentar Viaje a Roma (24), el disco debut de los jovencísimos Galerna. Pues porque supone en su fundamento clásico, en absoluto conservador (las mentes más agudas ya sabrán a estas alturas que no hay cosa que sepa erradicar con más eficiencia el conservadurismo que los clásicos atemporales), una transgresora exposición de talento y emociones en forma de lírica y música contra el zeitgeist imperante.

Anunciado por la banda vasca como disco novelado, o como novela musical, Viaje a Roma narra las aventuras ventriculares del amor joven e iniciático, con un claro sentido de busca y de experiencia valiente, aquella que no huye ni del error, ni de su inevitable dolor adherido. Podría, equivocadamente, considerarse un alegato juvenil y escapista, pero para aquellos que bien sabemos del surco de la vida y de la forma en que los saltos sin red suicidas del corazón nos acompañarán hasta el más puro final, se antoja como una manera de existir, la única que conocemos, admitimos y padecemos para bien o para mal.

En el apartado estrictamente musical, decir que las referencias se antojan deliciosas y muy bien asimiladas. Más allá de sus padrinos McEnroe, banda que les llevó como teloneros en un sobrenatural concierto en Madrid y que supuso, a la postre, mi primer contacto con Galerna, encontramos por su anatomía trazas melódicas y dejes vocales herederos de The Smiths y pálpito compositivo asociable a los Tindersticks menos abigarrados, por indicar dos vetas a mi juicio básicas.

Canciones largas, que se desarrollan sin temor y sin límite, excesivas cuando deben –y saben- serlo; tremendamente encendidas en lo lírico y trabajadísimas en lo instrumental. Cabe destacarigualmente en el apartado de la escritura la atinada forma en que Galerna combinan pasajes poéticos con imágenes mundanas, sencillas e, incluso, livianas, un poco como la vida misma hace en nuestro deambular.

Está más que claro que mencionar a Sun Kil Moon, La Gran Belleza de Sorrentino o El Crack de Garci no son, ni por asomo, referencias que busquen epatar entre las pujantes audiencias mayoritarias, pero a nuestros nuevos héroes parece sudársela bastante. Aquí se ha venido a exponerse, a mirarse en el espejo y reconocer que lo que vemos es, sublime o ridícula, la verdad que nos define.

De esta manera, resulta prácticamente imposible no conmoverse ante monumentos en forma de canción como algunos de los capítulos que dividen este viaje, a destacar para quien les escribe los que conforman la columna vertebral del relato: “Cap. I: La Razón”, “Cap. VI Via Merulana” y “Cap. 9 Villa Borghese”, inflamadísimos y arrebatados, a los que pone certeramente contrapunto entre lo patético y lo cauterizador “Cap. 11 La Gran Vergüenza”, póker de ases que justifica y glorifica una travesía que, espero, sea la primera de otras muchas para Galerna.

Escucha Galerna – Viaje a Roma

 

 

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