Biznaga (La Riviera – Inverfest) Madrid 26/01/24

El viernes 26 de enero, a orillas del río Manzanares, una multitud de jóvenes inconformistas se congregó para sumergirse en el imponente muro de sonido que ofreció Biznaga. Con más de 2.000 entradas vendidas, La Riviera colgó el cartel de «sold out». Desde horas antes del concierto, el ambiente que se respiraba en la previa recordaba a las grandes noches musicales de la capital. La expectación era palpable, y no era para menos; este espectáculo marcaba el cierre del tour de su último álbum, Bremen no Existe. Una extensa gira que abarcó numerosos escenarios de toda España y que, gracias a la sólida actuación del cuarteto y al apoyo ferviente del público, ha consolidado este disco no solo como uno de los mejores trabajos de la banda, sino también como una destacada obra dentro del punk rock español en el último siglo.

Más allá de los abarrotados conciertos, en este momento, Biznaga, originada en Madrid hace más de una década, se ha consolidado como uno de los principales exponentes del pop-rock nacional contemporáneo. Desde Muzikalia, tuvimos el privilegio de cubrir uno de los primeros conciertos de esta gira que se ha extendido a lo largo de casi dos años, específicamente el que ofrecieron en la sala Paqui de Madrid un viernes, aunque en aquella ocasión fue el once de febrero. Desde entonces, Biznaga ha experimentado varios cambios significativos. El primero, sin duda, se refleja en la evolución misma de la banda. Han logrado establecer y fomentar un puente entre generaciones anteriores y nuevos oyentes, creando así uno de los públicos más diversos en cuanto a edades que pueblan nuestras carreteras. Un ejemplo evidente de esta amalgama generacional es la inclusión de Álvaro Casado, conocido como Torete, del grupo Error 97. A pesar de sus escasos veinte años, ha asumido el rol de guitarrista, evidenciando la frescura y vitalidad que aporta a la banda.

Esta transición generacional también se manifiesta en sus composiciones, como en el caso de temas meticulosamente orquestados como «Contra Mi Generación», el segundo del setlist, que resonó como un auténtico himno en la noche que vivimos, estableciendo una conexión única con la audiencia. Tomo este tema como ejemplo porque demuestra, al igual que todo el álbum, que es posible crear canciones con compromiso político vinculado a estribillos pop sin caer en panfletos. Esta habilidad, tan presente en grupos de los últimos cinco o seis años, es llevada a la perfección por Biznaga. Cual navaja suiza, siempre hay una canción de Biznaga para cualquier análisis social que se desee realizar. Sin excederme en elogios, y salvando las distancias pero sin desmerecerlo, considero que Biznaga es uno de los grupos patrios más parecidos a The Clash que hemos tenido entre nuestras fronteras.

Sea o no así, vestidos al más puro estilo Joe Strummer, Álvaro García (voz y guitarra) y Jorge Navarro (bajo), Milky (batería) y el ya mencionado Álvaro Torete, se adueñaron del escenario nada más subirse a él. El concierto comenzó pasadas las 21:15 de la noche y se extendió durante unos setenta minutos, repartidos en torno a unos 17 cortes. En este sentido, el espectáculo comenzó de manera más austera que el inicio de la gira. Si en aquella ocasión las visuales de Grey Trash de un coche ardiendo y la «Primavera» de Vivaldi dieron la bienvenida al conjunto, en esta ocasión fue ruido, humo y una lona desplegada en la que se podía leer: «Tu memoria ha bloqueado el recuerdo de un trauma llamado futuro», acompañado de una bandera palestina.

Sin apenas darnos cuenta, y nada más sonar los primeros acordes de “Mediocridad y Confort”, el público fue entrando poco a poco en comunión con la banda. Cogiendo más ritmo y fuerza con canciones como “2k20” y “Motores de búsqueda avanzada”. Aunque el inicio fue menos efusivo que en otros conciertos de la misma banda, con el tándem conformado con temas como “Espíritu del 92” y “Domingo especialmente triste”, el aforo se convirtió en una marabunta energética de pogos, saltos, abrazos y puños levantados.

Las canciones, conformadas por nuevos clásicos y primeras composiciones, fueron cayendo uno tras otro. Desde temas como “Una Nueva Época del Terror” del 2017, hasta “Escuela Nocturna” de su último álbum, pasando por “Máquinas Blandas” de su primer trabajo de larga duración o “No Lugar” de su disco del 2020 titulado Gran Pantalla. Entre medias, diferentes discursos por parte de sus miembros.

La recta final del concierto estuvo marcada por temas imperecederos como «Líneas de Sombra» y «Aladies de la Nada». Tras estos momentos, y con el público completamente entregado, Biznaga cedió el escenario al Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid. Después de un discurso sobre cómo nuestra ciudad se torna cada vez más invivible, se desató un ferviente aplauso y vítores unánimes que resonaron en toda la sala. Posteriormente, los acordes de «Madrid nos Pertenece» retumbaron con más fuerza que nunca, especialmente aquel verso que reza: «Hartos de la mierda que ven, así les luce el pelo a los chavales. De Hortaleza a Carabanchel, algunos saben cómo organizarse». Tras este himno, llegó el momento de la última canción, que no podía ser otra que «Una Ciudad Cualquiera».

Mientras el público demandaba un bis, las luces se encendieron y los miembros de Biznaga abandonaron el escenario mientras sonaba «Spanish Bombs» de The Clash por los altavoces. En este caso, dada la importancia del concierto como fin de gira y la magnitud de la sala, considero que el final resultó un tanto tibio y que podrían haberlo prolongado más, brindándose al menos el baño de masas tan merecido que estos obreros del rock han construido a lo largo de esta gira.

Después de abandonar el recinto, los asistentes nos encontramos con una notable presencia policial, incluyendo unidades antidisturbios, y la situación parecía delicada, ya que también estaban presentes ambulancias. Afortunadamente, no se reportaron incidentes. Según informaron diversos medios de comunicación, el presidente de la Región de Murcia, López Miras, estuvo presente en el concierto y se vio envuelto en una discusión con un miembro del público. Es importante destacar que, a pesar de la tensión momentánea, no se lamentaron consecuencias reseñables.

El recorrido que ha forjado esta formación es digno de admiración. Aunque hayan enfrentado algunos obstáculos en el pasado, el futuro de esta banda no parece ser un trauma. Ahora se abre ante ellos un nuevo camino, y espero que nos brinden tantas ilusiones como lo han hecho durante todos estos años.

Fotos: Víctor Terrazas

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