Charlène Darling – La Porte (Disciples)

Entre algunas de las virtudes de frecuentar las redes sociales es que gracias a algún “amigo” virtual puedes descubrir música interesante que de otra forma igual pasaría fuera de tu radar. Este es el caso que me ocurrió con la belga Charlène Darling a la que descubrí hace unos gracias a un video que una usuaria colgó en Facebook, y que, tras diversas grabaciones en Cd-R y casetes bajo un sonido y estética DIY, debutó con el largo Saint- Guidon (2019) aportando un sonido envolvente, incomodo y agreste a parte iguales.

Con La Porte  (Disciples, 2024) no hace otra cosa que confirmar ser dueña de un lenguaje sonoro repleto de referencias identificables, sí, pero que sabe manejar con soltura y desparpajo, algo no tan común en un universo musical plagado de hypes. Y es que la inicial “Disparais” nos pone en alerta: una preciosa melodía que es capaz de actuar de caja de resonancia en donde amplificar espectros diversos: de la sensualidad de Lizzy Mercier Desclaux a los ritmos de raíz tribal de unos Tom Tom Club.

El trote motorik en “Tout s’Efface” parece salido de algún disco perdido de Broadcast, con un excelente entramado de sintetizador. “Au Fleuve” es rock en su vertiente más sexi y pantanosa, con una base rítmica que parece emerger de entre los surcos de esos magníficos recopilatorios-tesoro que hacían los The Cramps, mientras que en la enorme “Abril Terra” uno piensa en las melodías entre el terruño y el espacio exterior de Charalambides.  Música inquieta que abre grietas por donde se cuelan notas oblicuas y en tensión en un hermoso juego de atonalidades.

Si a todo esto le añadimos el rock en apariencia naíf de “La Chanson Du Regard”, los siete minutos imperiales de “Encore Un Soir” y sus ecos a Nico, pues ya se podría afirmar que esta mujer tiene una capacidad sobresaliente como compositora.

Escucha Charlène Darling – La Porte

 

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