Entrevistamos a Beirut, que tiene nuevo álbum

Zach Condon, el alma creativa detrás de Beirut, ha vuelto a la escena musical con un nuevo álbum de estudio después de un silencio de cuatro años, sucesor de Galipoli (2019). Este álbum marca su renacimiento artístico y personal, destacando la increíble capacidad de la música como una poderosa terapia emocional.

Hadsel, lanzado a través de su propio sello discográfico, Pompeii Records, es el resultado de meses de trabajo enclavados en la remota ciudad de Hadsel, al norte de Noruega. En este entorno, Condon se sumergió por completo en la creación de su música. Las noches oscuras y cubiertas de nieve de la región proporcionaron la inspiración y el telón de fondo perfectos para dar forma a una colección de 12 canciones que representan un retorno a las raíces solitarias y profundas de Beirut, al mismo tiempo que exploran nuevos horizontes sonoros.

Curiosamente, su regreso a Berlín coincidió con el comienzo de la pandemia, que él interpretó como una invitación para concluir su obra. El resultado final es un álbum que encuentra calidez y consuelo en la oscuridad más profunda, desde las dudas que lo llevaron a su creación hasta las condiciones árticas que lo mantuvieron inspirado.

“La música es realmente mi único refugio para enfrentarme a la vida”

Es un placer hablar contigo, Zach. Espero que estés bien. En primer lugar, felicidades por tu nuevo álbum. En general, ¿cómo estás viviendo estos momentos y ¿cómo está siendo la recepción de los diferentes adelantos por parte del público?

A veces me siento un poco desconectado. El álbum se finalizó hace más de un año, pero esperé para lanzarlo y evitar que se perdiera en la locura de los lanzamientos de discos después del COVID, también para recobrar un poco de cordura. De esta manera, mantengo la distancia suficiente para observar todos los cambios desde entonces. Hasta el momento, los sencillos han recibido comentarios sumamente positivos, lo cual me llena de alivio. Espero que la gente realmente pueda conectarse con este álbum, ya que transmite una vibra un tanto particular.

 

Este es el primer álbum de Beirut en cuatro años, y durante ese tiempo ha habido muchos cambios, tanto a nivel personal como a nivel internacional. Me gustaría preguntarte acerca de la cancelación de la gira Gallipoli en 2019. ¿Qué recuerdos tienes de esa experiencia y cómo te sientes ahora, tanto física como mentalmente?

Aún no he superado todo esto por completo. Físicamente, todavía experimento problemas persistentes debido a los antibióticos y esteroides que tomé constantemente ese año mientras intentaba continuar con las giras a pesar de estar enfermo. Aunque me gustaría decir que tengo una historia bonita de recuperación total, no es exactamente la realidad.

Recuerdo con gran horror el día que visité al médico en Madrid. Después de examinar mis cuerdas vocales, me advirtió que si seguía cantando, correría el riesgo de dañar mi voz permanentemente. Sin embargo, decidí hacer un set corto esa noche de todos modos. Unas horas después, mi tour manager y mi manager decidieron protegerme de mí mismo y cancelaron el espectáculo. Escuché cómo el público se lamentaba cuando se enteraron de la noticia justo cuando debíamos subir al escenario esa noche. Fue una noche horrible, y todavía me siento culpable por ello.

Estuve enfermo en cada gira de ese año, perdiendo la voz en varias ocasiones. Mi mente estaba constantemente atrapada en una espiral de desesperación, y eso comenzó a manifestarse físicamente con todas las enfermedades que padecí.

Debido a todo esto, decidí alejarme. Cancelé todas las demás fechas de la gira de ese año y me fui tan lejos como pude. No diría que estoy completamente recuperado ahora, ni siquiera estoy pensando en volver a hacer giras. Sin embargo, he ganado una perspectiva diferente sobre lo que está sucediendo en mi cabeza. Soy un poco mejor en detener los pensamientos obsesivos y la paranoia. Aun así, es mucho para llevar. No te curas por completo, simplemente te vuelves mejor en lidiar con ello.

Un elemento común que encontramos en muchos de tus trabajos es la utilización de la música como elemento de sanación. En 2013, por ejemplo, debido al agotamiento extremo después de una extensa gira, tuviste que cancelar algunos conciertos. Sin embargo, de esa situación surgió un álbum increíble como NO NO NO. ¿Encuentras elementos comunes entre ese álbum y el que publicarás próximamente?, ¿es para ti la música un medio para enfrentar la adversidad?

La música es realmente mi único refugio para enfrentarme a la vida. Es un proceso meditativo en el que confío en partes más instintivas de mi mente en lugar de la parte racional. Incluso ‘The Flying Club Cup’ fue escrito mientras me recuperaba de un colapso grave en mi primera gira. Pasé seis meses en un estado bastante severo de disociación con ataques de pánico constantes. En retrospectiva, fue una experiencia bastante psicodélica. ¡Un ciclo realmente agotador!

Veo algunas similitudes con ‘No No No’, pero en ciertos aspectos, encuentro aún más semejanzas con mi primer disco. En primer lugar, ambos se crearon casi en su totalidad en soledad. En segundo lugar, me encontraba en un estado de asombro durante ambas grabaciones. El primer álbum fue mi manera de procesar un viaje por Alemania y  Europa del Este. Tenía muchas imágenes en mi cabeza mientras escribía el disco. En cuanto a ‘Hadsel’, me maravillé completamente de la naturaleza que me rodeaba en Noruega, y creo que eso también tuvo un gran impacto en la música. Me sentí simple y humilde ante su inmensidad.

 

Me gustaría preguntarte sobre ese viaje que realizaste cuando eras apenas un adolescente con tu hermano por Europa. ¿Crees que esa aventura ha sido uno de los ingredientes clave en la formación de la personalidad musical de Beirut?, ¿cómo lo recuerdas?

Ese viaje efectivamente fue muy formativo, pero siendo sinceros a nivel de composición me marcó mucho más uno similar que hice años después también por Europa, pero en esta ocasión por mi cuenta. Me veía obligado a interactuar con un montón de gente viajando solo, saliendo continuamente de mi zona de confort. Esto resultó sumamente importante en muchos aspectos, ya que estaba buscando nuevos sonidos e ideas. Traté de absorberlo todo.

He tenido una fascinación por Europa desde que era muy joven: la he visto como el antídoto a las ciudades monótonas y sin alma que América ha ido vomitando por todo su paisaje rural. Casi todos los centros metropolitanos de América tienen esa apariencia y actitud perdida y sin sentido, y eso tiene un efecto devastador en la psique de los americanos.

Para mí, simplemente estar rodeado de la arquitectura de una ciudad orgánica viva fue suficiente para inspirarme. Me preocupa mucho ver cuánto se está infiltrando el estilo de arquitectura estadounidense en los barrios de las ciudades europeas modernas. Soy un fanático de conducir (detesto volar con pasión), pero construir ciudades para automóviles en lugar de para las personas es una idea terrible.

Lejos de las grandes avenidas y las calles abarrotadas, encontraste un hogar momentáneo en una pequeña isla noruega, Hadsel, donde germinó la idea de este disco. ¿Por qué elegiste este lugar?, ¿lo conocías de antemano?

Había oído hablar de Lofoten, el archipiélago al sur de Hadsel. Llevaba mucho tiempo deseando experimentar un auténtico invierno nórdico. Incluso le pregunté a mis compañeros de banda sobre la posibilidad de grabar lo que finalmente se convirtió en ‘Gallipoli’ en un lugar así. Sin embargo, estaban preocupados por la oscuridad y el frío.

De todos modos, me enteré de que las islas Lofoten, aunque hermosas, tenían un problema de turismo masivo y no quería contribuir a eso ni estar rodeado de ello. Quería poder disfrutar del entorno, y encontré Hadsel simplemente buscando en internet. Allí, como si fuera obra del destino, me topé con una cabaña que estaba en alquiler para la temporada de invierno. Justamente, tenía un órgano de fuelle y ese órgano fue lo que me dio pie a conversar con sus propietarios. De alguna manera tomó la decisión por mí.

 

Justamente, uno de los momentos más importantes fue cuando conociste a Oddvar, un amante de los órganos en este pueblecito. ¿Cómo ocurrió esta situación?

Estaba muy emocionado por conocerlo, ya que me habían hablado de su pasión por los órganos de fuelle y los órganos de iglesias, pero probablemente él no sabía qué esperar de mí, así que fue amable y hospitalario. Los noruegos tienden a ser reservados si no te conocen, lo cual respeto. A medida que pasaban los días, comenzamos a hacernos amigos y, al final, no podíamos dejar de hablar sobre órganos, pesca, naturaleza y la vida en general en el norte de Noruega. A pesar de que su familia es del sur del país, Oddvar ha pasado la mayor parte de su vida en el norte.

Canciones como ‘Arctic Forest’ y ‘Island Life’ nos transportan a este lugar. ¿Puedes compartir tus recuerdos de los meses que pasaste en esta parte de Noruega y cómo era tu vida diaria?

Durante el primer mes, fue principalmente oscuridad total. Comienzas a perder la noción del tiempo. Durante unas horas al día, había un crepúsculo denso y sombrío que te permitía vislumbrar el exterior y maravillarte por la belleza del lugar. Recuerdo que me paseaba por la nieve, incluso cuando había tormentas, para pasar tiempo en la calle. Es algo que me encanta, ya que crecí en las montañas de Santa Fe. Luego, por las tardes, después de mis paseos, me retiraba a la cabaña, encendía el fuego y me perdía en el sintetizador modular y el órgano. Comía mucho pescado, parte del cual me traían los vecinos. Sin duda, los pasteles de pescado eran mis favoritos. A última hora de la noche, si el cielo estaba despejado, salía a ver las auroras boreales. Pasé noches increíbles contemplando las luces. Otras veces, me sentaba a leer y a escuchar música country, por suerte he vuelto a recuperar algunos clásicos.

Después de varios meses, regresaste a Berlín y ya es cuando este trabajo empezó a coger forma. ¿Cómo ha sido el proceso de composición, producción y maquetación de ‘Hadsel’?, ¿qué diferencias encuentras en comparación con tus anteriores álbumes?

Me dio la impresión de que volví con un poco de desorden, todo bastante caótico. Recuerdo que pensé que no había plasmado todo lo que pasaba por mi mente mientras estuve allí. Pero luego empecé a darme cuenta de que había mucho enterrado en ese desorden: ritmos densos de batería del sintetizador modular, así como muchos sonidos y pasajes de órgano agradables. Comencé a reconstruirlo y a agregar partes vocales sobre lo que ya había creado. Al final, había una gran cantidad de material, una explosión creativa de la que sigo extrayendo ideas para futuros proyectos. Fue como si la música fluyera de mí a borbotones durante meses. No estoy seguro de qué exactamente cambió, pero sentí que ya no necesitaba otra música que me sirviera de guía. Realmente podía crear sonidos y texturas desde cero y disfrutar de la experimentación.

Al final, para este disco han surgido doce canciones que verán la luz a principios de noviembre. Me gustaría preguntarte por los dos adelantos que ya has presentado, ‘The Tern‘ y ‘So Many Plans‘.

En “So Many Plans” sentía que era como la pieza central del álbum, al menos desde un punto de vista temático. Contenía la mayoría de los elementos sonoros: el bajo del sintetizador modular y la percusión mezclada con la percusión manual, el órgano y el ukelele barítono, la voz y los metales. Me pareció conmovedora, dulce y genuina. La letra era muy sencilla, y me gustó que así fuera.

“The Tern” también tenía una letra directa y sin rodeos, que parecía surgir de inmediato y sin esfuerzo. Me gustó que se construyera sobre sonidos de sintetizador y órgano. Incluso hay algo del órgano tubular que grabé en la iglesia de allí.

Personalmente, una de las canciones que más me ha gustado es “Süddeutsches Ton-Bild-Studio», además es la más larga del álbum. No sé por qué, pero el tono vocal me recuerda a artistas como Morrissey, para luego evolucionar hacia una mayor exploración melódica muy ligada al ambient. ¿Puedes contarnos algo más sobre esta canción?».

Para mí fue una canción muy interesante de hacer. Es muy espontánea, pero parece surgir de un pensamiento profundo. Siendo sinceros, no tenía ni idea de adónde iba, todo sucedió muy rápido, y la letra no es más que una repetición mía diciendo esencialmente: ‘No me creo ni una palabra de lo que digo’.

Al no pensar ni racionalizar, me sentí puro y la voz surgió en la primera toma. Antes, solía escribir la letra y luego intentaba hacer la parte vocal ‘bien’ con la letra, lo que a menudo arruinaba la belleza de la primera toma. En este disco, me acostumbré a grabar solo las primeras tomas, incluso si las letras no estaban completamente desarrolladas. Creo que de esta manera logré partes vocales mucho más intensas en las que mi voz es más libre y natural.»

 

A nivel general, veo que el álbum ahonda en la exploración de nuevos sonidos, sobre todo ligado al ambient como comentaba anteriormente. El contexto en el que se ha creado este disco se refleja a la perfección en las canciones.

No tenía una idea clara de cómo quería que sonara antes de hacerlo. Solo después de escucharlo sí que las canciones me parecieron un reflejo decente de cómo veía el lugar. Me gusta pensar que las partes intensas de la batería reflejan la energía maníaca de las locas tormentas de invierno que viví, las que parecían intentar derribar la casa. Pero luego está el órgano, con su calidez y profundidad, actuando como una especie de manta o chimenea alrededor de la cual gira la canción, en marcado contraste con la batería.

En una de las primeras respuestas, mencionaste que en este momento no estás pensando en hacer una gira, al menos no como las anteriores. Sin embargo, he leído que has anunciado dos conciertos para el mes de febrero en Berlín.

No, no creo que pueda volver a hacer giras tan extensas después de 17 años y tantos problemas. Me resultan más interesantes las actuaciones más pequeñas e individuales. Quiero que los conciertos se sientan como eventos especiales, y si veo que van bien, tal vez intente dar algunos conciertos más de vez en cuando a lo largo de los años, pero nunca algo tan agotador como una gira.

Para ir terminando esta entrevista, me gustaría preguntarte acerca de la primera actuación que tuviste en el Líbano, en el Festival de Biblos. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?

Lamentablemente, estaba tan nervioso y un poco pasado de copas que apenas recuerdo la actuación. Había deseado realizar ese concierto prácticamente toda mi vida. Ya había estado en Beirut el verano anterior para una breve visita. Recuerdo que el lugar era increíble, y al ver carteles de conciertos en Biblos, supe de inmediato que quería actuar allí. Biblos es uno de los asentamientos más antiguos de la Tierra, ubicado a orillas del Mediterráneo… ¡Qué belleza! Creo que me preocupé demasiado por el significado del concierto y me pasé un poco.

Ha sido todo un placer hablar con Zach. Por último, ¿qué significa para ti la música?

Todo, y en ocasiones quizás demasiado. Aún no he vivido de otra forma. La música ocupa la mayor parte de mi vida, y no creo que pudiera funcionar de otra manera, ya sea para bien o para mal.

Escucha ‘Hadsel’ de Beirut

Foto Beirut: Lina Gaißer

 

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