Fuzz – III (In The Red Records)

Si alguien pensaba que una pandemia mundial iba a dejar a Ty Segall sin publicar material en un año, estaba muy equivocado. El inquieto músico californiano utiliza Fuzz, uno de sus proyectos paralelos, para no dejar este annus horribilis en barbecho. El anterior artefacto del trío, Fuzz II, se remonta a 2015, único año, junto con el actual, en el que no ha publicado ningún álbum con su banda homónima desde 2007. Y es que Ty Garrett Segall es esa clase de compositor hiperactivo al que le queman las composiciones y necesita vomitarlas, casi a la altura del nivel Dios de su colega John Dwyer, cerebro loco de Oh sees.

Para la tercera entrega se mantiene la alineación que confeccionó el álbum anterior, con Charles Moothart a la guitarra, Chad Ubovich al bajo y Ty Segall a la batería. Las voces son compartidas por todos, siendo Ty quien ejerce como cantante principal.

Y es que no nos engañemos, aunque se encuentre agazapado al fondo tras la batería, su alma de líder le hace estar al frente del proyecto, que para algunos es Ty Segall vestido de Black Sabbath. Pero simplificaciones aparte, el amor confeso de los tres miembros hacia sonoridades setenteras hacen muy atractiva su propuesta, que se balancea entre el garage más oscuro y un acid rock musculoso.

Fuzz III ha contado con Steve Albini como ingeniero de sonido y se nota muy positivamente. El gurú de las distorsiones tira de sabiduría parar desplegar un abanico de saturaciones minuciosamente seleccionadas al servicio de la canción. Su predilección por grabar en directo, en detrimento de forrar de capas una grabación, hacen que la frescura y fuerza sean palpables de inicio a fin, confeccionando un producto compacto.

“Returning” encabeza el retorno de la banda a modo de tarjeta de presentación. Un bloque sin fisuras que actúa como un todo, como se encargan de repetir en el estribillo: “There is no sum greater than one”. Moothart se marca un poderoso riff  Toni Iommi style, técnica que domina a la perfección como queda patente en numerosas ocasiones. En la misma línea, pero con un ritmo más movido y un sonido más punzante, se sitúa “Nothing People”, antes de dar paso a “Spit”, uno de los singles de III, que es claramente el corte que más suena a Ty Segall en formato Ty Segall.

Echan el freno en la cuarta para adentrarse en el fanagoso “Time collapse”, donde el blues asoma en la primera parte de la canción hasta ser atropellado en uno de los pasajes instrumentales más psicodélicos del trayecto. Genial in crescendo y genial solo de guitarra.

En “Mirror” nos subimos a lomos de un galopante riff que nos lleva hasta territorios cercanos a Iron Maiden, mientras que Close your Eyes” vuelve a recordarnos a los proyectos en solitario del batería.

En los dos últimos cortes la intensidad baja y se rellenan con un rock más sureño, en el caso de “Blind to Vines”, y con el corte más largo del álbum; “End  returning”, que cierra el círculo siendo el más complejo y progresivo de todo el repertorio.

Las letras, aunque crípticas y minimalistas, tienen dejes de tinte político. No obstante, queda patente que no son el punto fuerte de la banda, hecho que no afecta al todo.

Fuzz III no es un álbum para los que buscan un giro innovador en la discografía del grupo. Es más, podría servir como el equilibrio perfecto entre los tres realizados hasta la fecha. Es un disco muy redondo que afianza aún más el camino que han querido trazar desde el principio. Su legado es sincero y no juega al despiste. Como ellos mismos mencionan: “A veces, se trata de ver cuanto tiempo puedes aguantar antes de que te despidan”.

Escucha Fuzz – III

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