Soft Cell – Happiness Not Included (BMG)

Parecía que la noche de septiembre de 2018 en el club londinense The O2 iba a ser la despedida definitiva de Soft Cell. Una vuelta a los escenarios que pillaba a los fans por sorpresa y que significó un éxito rotundo. Un sold out en tan solo un fin de semana, y la demostración de que el dúo maravillas del synth pop de lentejuelas estaba más vivo que nunca. Después de aquello llegó el regreso con un elepé más que digno – Cruelty Without Beauty (2002)- y numerosas recopilaciones, pero las ganas de escenario seguían latentes. Este año será recordado: gira de conciertos por el cuarenta aniversario del Non-Stop Erotic Cabaret (confirmadas fechas por Canadá y Estados Unidos), y publicación de este excelente Happiness Not Included (BMG, 2022) que representa el quinto álbum de la pareja en cuarenta y un años de carrera artística.

Apostillando en el título del disco que la felicidad no cotiza en alza, y con una portada de tonos amarillentos de un parque de atracciones abandonado en Ucrania – cerca de Chenobyl, circa 1986- que destila nostalgia distópica, los Soft Cell se alían con la desesperanza y la rabia de los tiempos actuales, pero también con su peculiar orografía del glamour representada en noches de sudor y neones, Andy Warhol y David Bowie, o la imaginería del Hollywood dorado.

Producido por Dave Ball y Philip Larsen estamos ante un cancionero grabado desde la distancia debido a la pandemia, y que tuvo que ser interrumpido por los problemas de salud de Almond a causa del COVID. A pesar de las difíciles vicisitudes es un disco repleto de canciones inspiradas. Abren con “Happy Happy Happy” y unos versos no exentos de ironía por un futuro que vaticinaba una vida mejor. La estupenda “Polaroid” narra los encuentros con Warhol allá en los ochenta (“New York City 1981/ I was lost in the junkie jungle”), y “Bruises On My Illusions” se balancea entre sintes saltarines dejando una estela de desesperanza por las ilusiones arrebatadas.

Purple Zone” (también grabada junto a los Pet Shop Boys) es pop mayúsculo lleno de vitalidad, y contrasta con la fantástica “Heart Like Chernobyl” en la que el vocalista se inspiró al escribirla -durante el confinamiento- del pesimismo reinante en todo el mundo.

Otro momento álgido del elepé es la balada “Light Sleepers”, preciosa melodía con exultantes arreglos de saxo, y la voz de Marc Almond transportándonos a los crooners de los sesenta. El tema titular es vibrante y con ese pulso nervioso que recuerda a los tiempos de The Art Of Falling Apart; “Nostalgia Machine” (título revelador) es un uptempo que hace pensar que la nostalgia no siempre es sinónimo de anacronismo rancio, y ya en el tramo final “I’m Not A Friend of God” y “Tranquiliser”hay mucho ambiente tenebroso y bubblegum de autor, y cierran con el portento de “New Eden”, una mezcla entre Brian Eno y The Walker Brothers. Un regreso épico y triunfal.

Escucha Soft Cell – Happiness Not Included (BMG)

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