Sr. Chinarro (Ambigú Axerquía) Córdoba 16/06/23

Algunos músicos nunca quisieron ser conscientes de la importancia que tuvieron y siguen teniendo en el asentamiento y desarrollo de una escena a la que ya ni podemos ni debemos poner etiqueta alguna. En el tránsito de sonidos y actitudes que se produjo en el cambio de década, o más bien de siglo, cuando muchos se quedaron por el camino heridos por su propio orgullo e incapacidad para adaptarse a las circunstancias, los más inteligentes no siguieron otra estela que la de sí mismos. Un camino marcado por el tiempo y la distancia que tiene en el talento de largo recorrido la clave de su supervivencia. A Antonio Luque, eterno alma máter de Sr. Chinarro, una banda que no es sino el permanente reflejo de su poliédrica personalidad, nadie le tuvo que enseñar la senda correcta. La vislumbró él mismo a base de empeño y canciones, a fuerza de perseverancia y discos a los que es inútil ya encontrarles parangón en la escena. Casi dos metros de timidez bien dosificada y clarividencia para repartirse en tareas individuales y grupales cuando el calendario marca otra vuelta por la geografía nacional. En Ambigú Axerquía, plaza amiga que ejerció de nuevo de amiga íntima a la luz de la segunda luna de junio, demostró que gran parte de su repertorio puede ser defendido en crudo, con una guitarra acústica bien afinada y ante el desafío continuo de un monitor empeñado en aguar la cercanía de la fiesta.

Así nacieron y así se plasman pequeños clásicos de este formato como “El cabo de Trafalgar”, “Tímidos”, “Famélicos famosos” –ya prácticamente en el esqueleto en su versión primaria- “Babieca”, “Una llamada a la acción” y “El alfabeto Morse”. Sin tener en cuenta que en el presente ejercicio tocaría darle más relevancia a las piezas incluidas en Reality Show, nombre de su penúltima incursión en el estudio (y utilizo dicha descripción porque ya anda metido en pleno proceso de grabación de maquetas para la siguiente), deja testimonio de que “Rosa”, “Sexo, mar y sol”, “El detector” y “Falsos autónomos” son tan diferentes entre sí, incluso en su variación lírica, que le da cuerda de sobra para hablarnos de lo peligroso que puede llegar a ser espiarle el móvil a tu pareja, historia de demolición intrafamiliar incluida, las cuentas que solemos rendirle al capitalismo que todo lo devora o la necesidad de refugiarnos en las canciones que guardan nuestros recuerdos más urgentes.

No hace falta que nos advierta sobre lo que se nos viene encima si no sabemos o no solemos votar, tan sólo lo expresa con la misma ligereza con que rememora los episodios más folclóricos de su carrera en “San Borondón” y “Del montón”, un tema recientemente dado la vuelta en varias versiones hechas por sendos admiradores de un legado que se perpetúa en las siempre imprescindibles “El lejano oeste”, “Los ángeles”, “Efectos especiales” o “Esplendor en la hierba”, ejemplos perfectos de cómo entiende el pop un músico de óptica tan personal.

Más recientes en su mochila pero igualmente relucientes a guitarra y voz suenan “Escorpio” y “De piedra”, temas más confesionales y valiosísimos, y especialmente “Walden”, una joya de gran carga literaria, menor en su discografía y cierre de un disco de transición titulado El Progreso, en la que reivindica de forma no tan velada la obra de Thoreau y su retiro temporal a una choza junto al lago que lleva el nombre de la canción para demostrarnos que la naturaleza y la autosuficiencia que ésta nos proporciona serán juez y verdugo en la segura autodestrucción de nuestra especie. Todo desde el cariño y el respeto a su público, claro está, que son los mismos que le tenemos a él después de vivir y viajar con su música a través de sus propias contradicciones, cambios de banda, idas y venidas, y en resumen, cosas intrínsecas a un escritor de canciones sencillamente admirable. Casi un auto de fe al que volveríamos a recurrir cuando se nos atragante el próximo avatar o, como a él mismo le gusta decir a menudo, la subnormalidad generalizada amenace con engullirnos. Razón no le falta, a decir verdad.

Fotos Sr. Chinarro: Raisa McCartney

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