Entrevistamos a Bourbon
El rock nacional parece gozar de una admirable salud, y una cuota importante de ese mérito la tienen bandas que, alejadas tanto de los focos como de los clichés compositivos y las conveniencias comerciales, aportan frescura y capacidad regeneradora con obras muy por encima de su reconocimiento. Una de ellas es Bourbon, artífice de una de las discografías más sólidas y personales de los últimos años, y cuya voracidad por explorar nuevos registros y no dejar nunca de crecer y transformarse resulta admirable. De todo ello hablamos con su cantante y guitarrista, Raúl Guerrero.
«Una vez me dijeron una frase que se me quedó: “no puedes cantar en inglés con toda la cara de llamarte Paco”, eso lo llevo a rajatabla»
Enhorabuena por vuestro flamante Bourbon (24). Más de una década de carrera, y parecéis incapaces de bajar el nivel, o de resultar previsibles o continuistas. De entrada, llama la atención su inclinación por formas compositivas más luminosas y depuradas que de costumbre, aunque sin dejar de sonar a vosotros. Avisaste de un notable cambio estilístico, pero esto sigue sonando a Bourbon por completo. ¿Era esto lo que esperabas, o pensabas llevar la evolución incluso más allá?
El resultado final ha sido justo el que esperábamos. Hay cambios notables en ciertas cosas, lo notábamos en las canciones, que había por ahí revoloteando ciertos patrones y melodías con los cuales no habíamos experimentado antes. Nos hemos sentido muy cómodos trabajando con canciones como “Eco” o “La Mujer Del Pelo Blanco”, que quizás son las dos canciones que más se alejan de lo que habíamos hecho anteriormente. Pero pienso que hemos conseguido integrar esos sonidos e influencias en nuestra música sin poner en juego nuestra identidad como banda.
Hubo en momento en la etapa de composición donde sí que se nos pasó por la cabeza hacer un disco de canciones más concisas, con menos recovecos, pero creo que hemos hecho bien dejando que las canciones fluyesen por sí solas.
Otro rasgo perceptible de vuestra carrera es que cada lapso de tiempo entre disco es mayor que al anterior. ¿Existe alguna razón, o simplemente os gusta hacer sufrir a vuestros fans? (Risas).
Son varias las circunstancias que hacen que esto sea así. Hay que tener en cuenta que nosotros no nos dedicamos a la banda al cien por cien, obviamente. Cada uno tenemos nuestros curros, nuestras familias y nuestras responsabilidades al margen de Bourbon, por ello no le dedicamos todo el tiempo que nos gustaría. Está bien así de todas formas, siempre nos ha funcionado no ser unas pejigueras en ese aspecto.
Por otro lado, aunque le dedicásemos el doble de tiempo, seguiríamos siendo una banda poco prolífica en lanzamientos. Nos gusta tomarnos nuestro tiempo hasta que llega ese momento en el que dices “ok, ahora sí estamos conformes con el material que tenemos, vamos a grabar”.
De todas formas, cuatro discos en diez u once años no está tan mal. Hay pocas bandas actuales que saquen disco cada dos años que mantengan el nivel, al menos así lo veo yo personalmente. No quiero decir con esto que nosotros sí que lo mantengamos, eso lo tienen que decir los oyentes, hablo como consumidor de música. ¿Qué bandas en una carrera de diez o quince años tienen cinco o siete discos verdaderamente buenos? A mí no se me ocurren muchas.
Titular un debut con el nombre del propio grupo es habitual, hacerlo con un cuarto LP, mucho menos. ¿Obedece a algún motivo?
No obedece a ninguna razón en concreto, tiene más que ver con la portada, la cual no lleva ni el logo de la banda, ahí decidimos que el disco no iba a llevar nombre. Pero también está ese puntito de arrogancia de pensar “vale, unos cuantos años sin sacar disco, lo sacamos por nuestra cuenta, con poca promoción, ni siquiera le vamos a poner título”. Algo de eso sí que hay también.
Las etiquetas son muy relativas y discutibles, pero vuestro formidable primer LP, Fango (13), sonaba mucho a metal y a rock sureño. Tras cuatro discos, o cinco si contamos aquel primerizo ep Dónde Te Escondes, Hermano (10), vuestra banda, sin perder la raíz original y en modélica y natural progresión, parece nutrirse mucho más del rock psicodélico y del pop. ¿Cómo habéis ido viviendo todo este proceso? ¿Tiene que ver con la evolución de vuestros propios gustos?
El cambio más notable vino en Devastación, cuando empezamos a enfocar las composiciones en formato trío, fue ahí donde nos alejamos un poco de las canciones donde el eje central siempre eran los riffs. Seguía y sigue habiendo canciones de ese tipo, pero abrimos las puertas a otro tipo de sonidos con los cuales estábamos más cómodos con trío.
Cuando hicimos Fango éramos dos guitarristas en la banda, y la idea era hacer una banda rollo Corrosion Of Conformity, Thin Lizzy, Trouble… pero en castellano. Canciones con las guitarras bien separadas, cañeras pero siempre melódicas, era lógico que cuando nos quedamos los tres cambiásemos la forma de hacer las canciones.
Hace tiempo que ya no buscamos ese riff rollo Zeppelin para empezar a crear una canción, intentamos partir de pasajes menos concretos. Nuestra música evoluciona a la vez que evolucionan nuestros gustos e influencias, eso es así. Ahora hacemos cosas que hace diez años veríamos con malos ojos, o al menos no hubiéramos sabido como insertarlas en nuestra música. Nos sentimos mucho más libres en ese aspecto a día de hoy.
Juanma Gonzálvez (bajista) y tu hermano Álvaro Guerrero (batería) parecen crecer en importancia cada disco y están magníficos aportando matices y texturas en Bourbon (24). ¿Tienes esa misma sensación? ¿Siempre ha sido así, o percibes que el proceso creativo actual es más democrático y equilibrado entre vosotros que nunca?
Tengo la misma sensación, totalmente. Las canciones que venimos haciendo de unos años a esta parte están hechas de forma que cada uno de los instrumentos tenga su propia vida dentro de la composición, se trata de tener un discurso independiente para cada instrumento.
Álvaro y Juanma forman una base rítmica increíble, creo que los tres tenemos el mismo peso en la banda. Otro punto importante es la producción. El sonido de batería y de bajo se ha trabajado mucho más conforme hemos ido editando nuestros álbumes. De hecho, creo que hemos invertido mucho más tiempo en sacar sonido a la base rítmica que a las guitarras.
“Aguacero” me parece el tema más inspirado y conmovedor del disco, y me llama la atención ese tramo final con tanta distorsión y reverberación, propias casi de estilos teóricamente ajenos a vosotros como el shoegaze, o incluso el post-rock. Por otra parte, “Trafalgar” es quizá lo más experimental que habéis hecho nunca, y posee una cierta cadencia dream-pop que le sienta estupendamente. ¿Estáis dando pistas hacia donde puede apuntar vuestro próximo disco? ¿Tenéis nuevo material o algún tipo de idea de cara al quinto LP?
Precisamente «Aguacero» es también mi tema favorito de este disco. Es una canción que llevaba tiempo intentando dar forma. No fue hasta que le metimos el efecto del mellotron que empezó a funcionar, la tormenta que se desata justo después del arpegio del principio.
Es curioso, porque mucha gente nos dice que es su tema favorito. No esperábamos eso, es un tema sin estribillo, con una estructura un poco extraña, bastante ruidosa en su tramo final como bien comentas, pero a la vez es una canción accesible, de escucha fácil, la melodía se te queda en la cabeza. Siempre me la imaginé como un cruce entre King Crimson y Spinetta, pero el resultado final fue una canción mucho más sencilla.
Esas capas del tramo final son una de las señas de identidad de Curro Ureba, añadir guitarras con delays y reverb para darle épica a los finales. Hicimos algo parecido en el final de Destierro.
Lo de la canción que aparece al final del álbum, Trafalgar, fue más bien un experimento. En principio iba a ser una canción acústica, con un rollo casi country, pero empezamos a experimentar en el estudio y salió una canción con un espíritu totalmente diferente. Fue una especie de juego, no creo que vayan por ahí los tiros para el siguiente disco, del cual, por cierto, aún no hemos empezado a componer nada.
Al hilo de la anterior pregunta, señalar que algunas de vuestras mejores canciones (“Solo”, “Destierro”…) cuentan con la inclusión de instrumentos adicionales, como piano o flauta. Creo que os sientan estupendamente estos arreglos ocasionales. ¿Os habéis planteado en algún momento volver al formato de cuatro y añadir alguno de estos instrumentos de modo permanente o, de nuevo, un segundo guitarrista?
Nunca nos lo hemos planteado seriamente, si lo hacemos sería una colaboración o algo esporádico. Creo que es clave separar la obra del directo. Somos partidarios de hacer el mejor disco posible; aunque se pierda la esencia del formato trío, hay que darles a las canciones todo lo que se merecen, y si necesitas doce pistas para arreglos pues adelante con ello, es precisamente el disco lo que vas a escuchar dentro de veinte años ¿por qué privarlo de una farfisa, un piano, o un handpan? En directo intentamos ser fieles a lo que suena en el disco, pero dentro de unos límites, las canciones toman un cariz más visceral. Se trata de adaptarte a lo que tienes, pero intentamos que la canción no sufra, que no se resienta de la falta de algún instrumento. También he aprendido a abarcar mucho espacio con la guitarra, a sacar sonidos donde parece que hay más de un instrumento, eso ha sido clave a la hora de preparar las canciones para el directo.
Me gustaría centrarme ahora en tu condición de letrista. No te voy a preguntar por nada en concreto, porque me encanta cómo juegas con la ambigüedad y la sugerencia. Pero la impresión es que este disco suena más esperanzado que los anteriores, que la luz se impone a la oscuridad. ¿Lo has notado así mientras lo hacías? ¿Qué suele agudizar más tu creatividad, un estado de tristeza o de bienestar?
Creo que es mucho más fácil regodearse en la aflicción para sacar adelante una letra, al menos para mí. Algunas de las canciones de este disco, mirándolo desde el punto de vista de la música, tienen un carácter digamos menos dramático, menos “jondo” como se dice por aquí. Inmediatamente esa música hace pensar que la lírica tiene que ir en consonancia con ella, pero creo que en este caso no es así. Si ponemos de ejemplo canciones como “Eco” o “Ariel”, sus letras podían haber encajado perfectamente en otras canciones con un feeling musical definitivamente menos luminoso. De hecho son dos canciones con mensajes verdaderamente tristes.
Otra lectura que puede extraerse de tus textos es que Devastación (15) dio la sensación de ser el más autobiográfico, donde más empleaste la primera persona. Desde entonces, parece haber un repliegue de tu yo y más conjugaciones en segunda y tercera persona. ¿Lo sientes así? ¿Te notas más cómodo o menos expuesto de esta manera?
Siempre intento ponerme en el lugar de otro para enfocar las letras, casi siempre lo he hecho así, excepto en determinadas canciones muy puntuales. Para mí es mucho más fácil, te da mucha más libertad y te puede llevar a sitios que si hablases constantemente de ti serían imposibles de alcanzar. Si lo piensas, incluso diría que es hasta un poco cobarde, pero es como me siento más cómodo y como obtengo mejores resultados.
Me llama la atención la portada, que rompe drásticamente la línea de las anteriores y refleja una imagen cotidiana de tu hijo, con una guitarra, quien también aparece en el videoclip de “Eco”. ¿A nivel personal es obvio, pero como artista, de qué modo sientes, si es que lo ha hecho, que te ha influido ser padre?
A nivel creativo siempre he pensado que no me ha influido, pero últimamente la gente siempre me dice que este disco suena más alegre, o menos descorazonador que los anteriores. Así que supongo que ha tenido algo que ver el hecho de haber sido padre, pero es algo que no soy capaz de asociar a cuando cojo la guitarra y me pongo a componer.
Tu voz, paralelamente a vuestra música, parece haber ido cogiendo cuajo y seguridad con los años. ¿Podías citar algún cantante que te haya inspirado?
Desde hace tiempo intento huir del típico fraseo del rock español. Es algo que me cuesta explicar, pero esa forma de meter tanta letra, de no alargar nunca las sílabas… me encantan decenas de bandas que cantan en español, pero si cantásemos de esa forma pienso que nuestra música sería más vulgar. Por citarte cuatro referentes: Jesús De La Rosa, Josele Santiago, Layne Staley y Neil Young.
Hablando de inspiraciones, y saliendo de la música, vuestra obra está salpicada de referencias a otras artes como la literatura o el cine (Lovecraft, Ligotti, Murnau…). ¿Podrías citar algún libro, película o cualquier manifestación artística que notes que haya podido influir en la discografía de tu banda?
Gran parte de las letras de Fuente Vieja las hice tras leer la antología de relatos de William Hope Hodgson “Los Mares Grises Sueñan Con Mi Muerte”. También hay otra que es increíble que es “Mares Tenebrosos”. Canciones como “A Punto De Arder”, “Fuente Vieja” o “La Triste Realidad” intentan ir por esos derroteros, no se basan en ningún relato en concreto pero comparten cierta atmósfera. También he pasado mucho tiempo leyendo a Osamu Dazai, cuyos libros “Repudiados” e “Indigno de Ser Humano” me han resultado verdaderamente inspiradores. Y el terror y lo sobrenatural siempre me ha influido mucho, tanto el cine como la literatura.
¿Por qué habéis optado por prescindir de un sello y editar el disco vosotros mismos? ¿A posteriori, qué ventajas y, si los hay, inconvenientes habéis sentido con esta decisión?
Las cosas con el sello anterior no salieron del todo bien, así que llegado el momento decidimos sacar este disco con nuestro propio sello, Born Too Late Records. El disco estaba prácticamente acabado y había que decidir qué hacer con él. Creo que ha sido una buena decisión, aunque el tiempo nos dirá. Tenemos todo el control sobre las copias y los derechos de los discos, no tenemos intermediarios. Por otro lado, los sellos supuestamente tienen más influencia a la hora de dar cobertura y promoción al artista, por ahí tenemos que trabajarlo todo nosotros solos, pero resulta reconfortante, estamos cómodos haciéndolo así. Nos salen conciertos, los discos se venden, todo bien.
El despliegue escénico es otro punto fuerte de Bourbon. No escatimáis en repertorio, ni mucho menos en esmero y pasión. ¿Disfrutáis más tocando o durante el proceso creativo, con todo lo que ello conlleva?
Personalmente disfruto mucho del proceso de grabación, es algo que me encanta, me siento muy cómodo. Influye también el sitio donde grabamos, en Trafalgar, en El Palmar, al lado de la playa, donde nos juntamos los tres con Curro durante unos días y allí grabamos, comemos, bebemos y dormimos durante unos días y vamos dándole forma a todo. No hay apenas presión ni prisa, y surgen pocos conflictos. Un gustazo.
Tocar en directo es otra cosa, el momento de la actuación es incomparable si se dan las circunstancias, pero los viajes pueden llegar a pesar mucho.
Para ir terminando, decir que para mí es un honor hacer esta entrevista; sois uno de mis grupos españoles favoritos, y seguramente el más infravalorado. Sospecho que eso de la infravaloración es algo que escucharás a menudo. ¿Tú lo sientes así? ¿Es algo que a veces os lleva a replantearos vuestra manera de proceder, para llegar a más gente, o esto del mayor o menor éxito no te importa? ¿Alguna vez, a propósito de esto, te has planteado publicar algún tema en inglés?
Una vez me dijeron una frase que se me quedó: “no puedes cantar en inglés con toda la cara de llamarte Paco”, eso lo llevo a rajatabla, alguna versión puntual, pero componer en inglés no se nos pasa por la cabeza.
Con respecto a la primera pregunta, a nosotros desde dentro nos cuesta ver si estamos donde deberíamos estar o no. Personalmente pienso que sí, que estamos junto donde nos corresponde, que somos una banda pequeña pero con un recorrido considerable, con cuatro discos muy personales y con una manera de entender el rock diferente a lo que se suele escuchar por la radio o por donde sea que se escuche ahora la música.
No vamos a cambiar nuestra forma de hacer música para llegar a más gente, porque el problema no es la música, es todo lo contrario, nuestro problema es todo lo que no es la música: las dichosas redes sociales, las listas de Spotify, estar a seiscientos kilómetros de Madrid y a casi mil de Barcelona, los listos que te intentan tangar pasta… problemas para una banda como la nuestra hay miles, pero en nuestro caso diría que no es la música.
Muchas gracias por la entrevista. A quien lea esto y no os conozca, expresa qué aliciente se puede encontrar en un disco o concierto vuestro para engancharse a Bourbon y con qué disco o canción recomendarías la iniciación.
Empezar por el primero es lo que hago yo normalmente cuando empiezo a escuchar a una banda, pero siendo honesto, al oyente virgen, le recomendaría justo lo contrario: empezar desde el último, y luego ir hacia detrás.
Escucha ‘Bourbon’ de ‘Bourbon’
Foto: Carlos Mardones