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Cuando la fiebre de la música disco contagió al pop

Antecedentes. Los Bee Gees de mediados de los 70 y 1978: Saturday night fever

En 1974 los Bee Gees eran una reliquia del remoto pasado psicodélico. Tal vez ni siquiera llegaban a la categoría de dinosaurios como otras bandas míticas de los 60 que ya no estaban en activo o habían visto también desvanecida su fama de otros tiempos. Sus discos apenas rozaban el top-100 y de encabezar grandes eventos habían pasado a tocar en pequeñas salas. En 1975, a sugerencia de Robert Stigwood y el productor Arif Mardin, se desplazaron hasta Miami y entraron en contacto con el nuevo sonido «disco». Allí grabaron un LP llamado Main Course que incluía dos canciones descaradamente deudoras de ese sonido que había saltado en un par de años de los clubs underground de Nueva York a las listas de éxitos. Esas dos canciones eran «Nights on Broadway» y sobre todo «Jive talkin'», que llegó al número 1 en los Estados Unidos siendo la primera vez que lo lograban desde 1971 con «How can you mend a broken heart». Envalentonados por el éxito, y entusiasmados por ese nuevo sonido que se ajustaba al falsete de Barry Gibb como un guante, repitieron el año siguiente con «You should be dancing». Ambos números 1 fueron incluidos en la banda sonora de una película dirigida por un desconocido director británico e interpretada por un actor también semidesconocido, John Travolta. La película se llamaba Saturday Night Fever, y su intención era llevar a la gran pantalla esos «ritos tribales del sábado noche» de los que hablaba Nik Cohn en un artículo para una revista neoyorquina. El éxito fue impresionante, y tanto la música disco como los propios Bee Gees vieron como su fama crecía hasta un punto no alcanzado anteriormente. Una banda esencialmente de pop psicodélico y vocal pasaría, desde ese mismo momento, a identificarse con el sonido «disco», los pantalones de campana, las luces de neón y los enormes medallones sobre abiertas pecheras. Fue el primer caso, y desde luego el más evidente y exitoso, de grupo o artista ajeno al movimiento «disco» que se adentraba en el género para intentar reverdecer laureles, resucitar su carrera o, simplemente, estar a la moda. No sería el último, como podréis comprobar en esta PlayList que hemos confeccionado con un puñado de temas «disco» que, en no pocos casos, fueron la primera y única incursión de sus intérpretes en ese hedonista estilo. Seguro que hay muchos más, pero estos son los que más nos han llamado siempre la atención.

Rolling Stones – Miss you (mayo 1978)

En 1975 los Stones habían girado por Estados Unidos y a buen seguro habían visitado algunas discotecas y clubs donde sonaba la incipiente música disco. Cuando en 1977 se instalaron en un club de Toronto, El Mocambo, para grabar su disco en directo, algo de ese sonido bailongo se filtró en aquellas sesiones. En uno de los ensayos, Jagger y el teclista Billy Preston improvisaron un ritmo que finalmente se convirtió en «Miss you», un tema que apareció en su álbum Some Girls. Aunque la banda no acaba de admitir que la compusieran como un tema «disco», lo cierto es que incluso tuvo una remezcla, uno de esos famosos maxi singles de la época, especial para la pista de baile. Hasta Mick Jagger se atrevió con el falsete tan de moda gracias a (o por culpa de) los Hermanos Gibb.

Rod Stewart – Da ya think I’m sexy (noviembre 1978)

En 1977 Rod Stewart se había trasladado a los Estados Unidos y no paraba de conseguir éxitos. Había evolucionado desde el blues rock de sus inicios a un estilo más pop, incluso coqueteando con el glam por esa época. Triunfaba con baladas («Sailing»), versiones («This old heart of mine», «The first cut is the deepest»)… Todo lo que tocaba lo convertía en oro. No es extraño que, en plena fiebre «disco», sintiera que debía explorar también ese género. Lo hizo con un single llamado «Da ya think I’m sexy?», un tema polémico por las acusaciones de plagio y también porque mostraba una imagen de Stewart muy distinta. A pesar de que sus fans de largo recorrido se sintieran más que descolocados con este tema, lo cierto es que puso a Rod Stewart en el mapa en muchos países (incluido España, donde su éxito fue fulgurante) llegando al número 1 en multitud de listas de todo el mundo.

New Trolls – It’s downtown (1978)

Como casi todo lo moderno en aquella época preconstitucional, la fiebre disco llegó a España de golpe y porrazo. Casi convivían en listas y cines Fiebre del Sábado Noche, Thank God It’s Friday y otras películas musicales similares. También Grease, al rebufo de la fama de John Travolta, aunque esta no puede considerarse como una película de música disco. Aquí no quisimos ser menos y montamos una delirante copia que llamamos Nunca en Horas de Clase y que estaba interpretada, entre otros, por, ejem…, José Luis López Vázquez. Para la banda sonora reclutaron a un grupo italiano llamado New Trolls que aquí conocimos gracias a canciones como «It’s downtown» o «Che idea» pero que llevaban más de una década de exitosa carrera en su país como grupo de rock progresivo y sinfónico antes de cambiar su sonido con la llegada de un nuevo teclista. Seguro que los que compraron su Concierto Grosso, disco de rock sinfónico publicado en 1971 y reeditado en 1978 aprovechando la fama de la banda, fliparían en colores al escuchar temas como «Allegro», «Adagio», «Cadenza», o una suite sinfónica de 20 minutos que ocupaba toda la cara B. Ojo al vídeo, que no tiene desperdicio, a los pecholobo y a los falsetes, claro.

Blondie – Heart of glass (enero 1979)

Allá por 1975 Debbie Harry y Chris Stein ya andaban escribiendo canciones que más tarde lanzarían como Blondie. Una de ellas se llamaba «Once I had a love» y estaba inspirada en uno de los primeros éxitos de la música disco, el «Rock the boat» de The Hues Corporation. Cuando Blondie surgió como grupo emblema del punk neoyorquino, aquella vieja canción no acaba de cuadrar con su repertorio. Probaron a regrabarla con ritmos diferentes, pero seguía sin funcionar. Cuando en las sesiones de grabación de Parallel Lines el productor Mike Chapman les pidió si tenían alguna canción más, se acordaron del viejo tema fallido y la tocaron. De alguna manera acabo convirtiéndose en «Heart of glass», un tema que les llevó a ser acusados de venderse al mainstream. Una incursión en la música disco que tendría continuación en 1980 con «Call me», un tema compuesto junto a Giorgio Moroder para la banda sonora de la película American Gigolo, famosa por lanzar a la fama a Richard Gere

Doobie Brothers – What a fool believes (enero 1979)

Aunque en realidad «What a fool believes» no es un tema disco, lo cierto es que tuvo bastante éxito en las pistas sobre todo con una remezcla en 12″ que se lanzó unos meses después. También está el falsete de Michael McDonald, muy en la línea de muchos éxitos disco de la época. Y sobre todo, el hecho de que los Doobie Brothers habían dado un volantazo a su sonido con la llegada de McDonald. Del rock más o menos clásico de sus inicios habían pasado a una especie de soft rock con influencias de soul. A estas alturas de su carrera un tema como «What a fool believes», con ese bajo funk y un ritmo bailongo, seguramente ya no resultaba tan raro en su carrera como ocurre con otros ejemplos de esta lista, pero desde luego no es algo que los seguidores de los Doobie Brothers anteriores a 1976 pudiesen esperar escuchar alguna vez. Muchos de los que escuchamos por primera vez este tema y a sus autores en la radio, allá por 1979, estábamos convencidos de que eran un grupo negro, al estilo de Earth Wind and Fire o similares.

Paul McCartney – Goodnight tonight (marzo 1979)

Suponemos que Paul McCartney era consciente de que su álbum Back to the Egg, grabado con los Wings, no tenía un single claro al nivel de anteriores trabajos suyos en la década de los 70. Quizás por eso desenpolvó un tema que tenía medio grabado para que los Wings le pusieran su toque mágico. El resultado fue «Goodnight tonight» que, aunque no es una canción «disco» en el estilo más puro, en su versión completa (lanzada como un maxi single de 12″) tiene un ritmo muy apropiado para las pistas una percusión (ese hit-hat) muy discotequera, y sobre todo unas líneas de bajo excepcionales, seguramente de las mejores que grabó Macca en los 70, muy en el estilo de lo que hacían por aquel entonces Chic. En la versión extendida hay unas secciones instrumentales que casi presagian lo que sería más tarde el acid house. Exagerando un poco, claro. El vídeo es una pasada, aunque con un ambiente más años 30 que discotequero, todo hay que decirlo.

Kiss – I was made for lovin’ you (mayo 1979)

Una de las más alocadas, divertidas y exitosas incursiones en la música disco de unos rockeros de pro fue este «I was made for lovin’ you» de KISS. A pesar de lo que digan sus detractores, o sus fans menos inclinados a aceptar estas desviaciones, lo cierto es que consiguieron salir airosos de la difícil tarea de hacer que un grupo de hard rock interpretara una canción «disco» sin hacer el ridículo. Cuentan que en realidad KISS querían mofarse de la música disco, demostrando que cualquiera podía escribir en diez minutos un hit para la pista de baile ante las presiones de su discográfica para que se volviesen más comerciales. Tal vez sea cierto ya que, aunque la suelen interpretar en directo, tanto Simmons como Stanley nunca han considerado que sea un tema representativo de su carrera, y mucho menos uno de sus favoritos. En cualquier caso, ahí queda este coqueteo con las bolas de espejos.

ELO – «Shine a little love» y «Last train to London» (mayo 1979)

La Electric Light Orchestra es uno de esos grupos, como Supertramp o Genesis, que empezaron como bandas de rock sinfónico / progresivo para, poco a poco, abrazar un sonido más comercial y acabar triunfando como grupos de pop. Por el camino, la ELO hizo una parada en la música disco empezando por el mismo nombre de este álbum de 1979 (Discovery = Very Disco) y siguiendo por dos temas tan potentes como «Shine a little love» y «Last train to London», dos de los tres grandes singles que dio el disco (el otro fue «Don’t bring me down»). Con «Shine a little love» la ELO consiguió adaptar su sonido, mezcla del pop de los Beatles con el sonido de una orquesta de música clásica, al estilo disco que triunfaba a principios de 1979. La canción fue uno de sus mayores éxitos comerciales. Lo mismo ocurre con «Last train to London», que tiene una línea de bajo que seguro que nos recuerda a decenas de hits «disco», puede que incluso a algún otro de los temas que hemos escuchado en esta misma lista. 

ABBA – Voulez vous (julio 1979)

Aunque ABBA ya tuvieron un éxito bailable con «Dancing Queen», no se les suele considerar como un grupo de música disco sino más bien una banda de pop clásico. En 1979 los suecos se desplazaron hasta las Bahamas y Miami para tomarse un descanso y escribir algunas canciones. Allí se empaparon del sonido «disco» y del llamado «sonido Miami» y escribieron este «Voulez-vous» que grabaron allí mismo, en Miami, con músicos locales de la escena disco. De hecho «Voulez-vous» es la única canción que ABBA grabaron fuera de Suecia en toda su carrera. Como no podía ser menos, «Voulez-vous» tuvo también su versión extendida en 12″, como casi todos los éxitos del momento que tenían un ritmo más o menos discotequero. No fue uno de los mayores triunfos del grupo, que afrontaba ya su etapa más convulsa, pero en España y otros lugares del mundo sonó bastante.

  

Queen – Another one bites the dust (septiembre 1980)

Queen es otra banda que pasó por diversas etapas, desde el rock duro con tintes glam de sus inicios hasta el pop menos acomplejado de su última época. Por el camino tuvieron sus momentos cumbre, sus descalabros y sus coqueteos con estilos bastante alejados de lo que se podría esperar de ellos. Especialmente juguetones estuvieron entre 1979 y 1980, con Freddie Mercury cortándose el pelo y dejándose bigote, cambiando de imagen y grabando temas como «Crazy little thing called love», una pieza casi rockabilly que no tenía nada que ver con todo lo que habían hecho hasta entonces. El bajista John Deacon compuso «Another one bites the dust» a partir de una línea de bajo que, suponemos, le habían «inspirado» los Chic de «Good times». Cuando la banda pensó en la posibilidad de hacer un tema bailable, al estilo «disco», Deacon vio la pista despejada para colocar su canción. «Another one bites the dust» fue un enorme éxito, hasta el punto que les hizo perder la cabeza a sus autores lo suficiente como para crear todo un disco, Hot Space, intentando recrear ese sonido «disco» que ya a nadie le interesaba y que para ellos fue casi su tumba artística.

Bonus track:

Frank Sinatra – L.A. is my lady (Agosto 1984)

Incluso al pobre Frankie le convencieron para que hiciese un tema más o menos «disco». Fue Quincy Jones, que volvía a trabajar con Sinatra 20 años después de sus primeras colaboraciones, quien compuso junto a otros autores este tema llamado «L.A. is my lady» en una clave de soft disco, rollo Vacaciones en el Mar, ahora que las lentejuelas y las bolas de espejo se habían agotado. Así, de memoria, diría que es la única vez que suena un sintetizador en un tema de Frank Sinatra, pero puedo estar equivocado. Pero como el viejo ojos azules era un fucking genius, y los arreglos orquestales de Quincy Jones le dan lustre a cualquier cosa, al final convirtieron el desaguisado en un temazo, aunque muy por detrás de los grandes éxitos de sus buenos tiempos. Lo mejor con diferencia que nos dejó este último álbum de Sinatra, si no contamos recopilatorios y discos de duetos, es la más grande versión de «Mac The Knife» que se ha grabado nunca. Pero aquí habíamos venido a hablar del tema titular, «L.A. is my lady».

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