Julia Holter – Something In The Room She Moves (Domino)

Han pasado muchas cosas en la vida de Julia Holter desde el lejano Aviary (2018), que es, hasta este disco que ahora reseñaremos, su último trabajo a su nombre. Pandemia mediante, las heridas dejadas por el virus han socavado la vida de la norteamericana; su sobrino Calder Nephew moría de forma inesperada, y este último cancionero está dedicado a su memoria; por otro lado, tanto dolor dejado por este deceso, en parte, ha sido aliviado por la maternidad que comparte junto a su pareja Tashi Wada – músico que la acompaña e hijo del eminente Yoshi Wada, uno de los componentes más activos del colectivo Fluxus). Y entre medias de tantas vicisitudes vitales, cabe resaltar la banda sonora para la película Never Rarely Sometimes Always (Eliza Hittman, 2020), y una colaboración con el Spektral Quartet y Alex Temple en forma de un excelente disco titulado Behind The Wallpaper (2023).

La vida es un flujo constante de estados de ánimo. La música de Julia Holter es una extraña combinación de sensaciones sinestésicas: desde la colorida paleta expresionista que destila su voz, hasta los arreglos de cámara y vanguardistas más inesperados. Una cosmología en donde habitan los espacios abiertos, la carnalidad más desafiante, la luz y las tinieblas, y la poesía que parte de lo vivencial para bifurcarse por senderos de escritura automática, o de pequeños haikús que se abren paso de entre el abrazo de la voz de la compositora californiana. Bien pensado, qué alentador cuando la música interpela al oyente, o cuando mantiene ese misterio que necesita de un receptor para poder desentrañar.

Fluir. Visualizar los colores de la mañana y los temblores del ocaso. Something In The Room She Moves (Domino, 2024) es uno de los discos más orgánicos que ha urdido la autora. Un disco que se repliega en múltiples capas y texturas, y armonías que cruzan estados aletargados que van de la calma a la aspereza. Como la portada del mismo disco en el que vemos una acuarela de Christina Quarles en donde dos seres extraños, quizás alienígenas, que parecen amarse o devorarse; y múltiples miembros que se entrelazan y un guiño a Man Ray.

El tema que abre el disco “Sun Girl” es un prodigio. El pop se arrima al jazz y a la psicodelia para coronar una especie de pop que va oscilando por unas aguas tranquilas, extáticas, como si fuera un retorno al vientre materno. Los arreglos de sintetizador y los ecos de una trompeta de fondo materializan la calma de “These Morning” con resonancias a Joni Mitchell y a la Laurie Anderson intimista. Belleza ingrávida que hace arder a los corazones.

El tema titular -inspirado en el título por los The Beatles– tiene esa cualidad única de Julia Holter para enajenar a los sentidos: pop digno de Kate Bush, aunque los Cocteau Twins tampoco andan muy lejos en su andamiaje catedralicio; “Materia” emociona por lo espartana de su combinación (sólo voz y Wurlitzer), y porque a uno le recuerda a las hermosas canciones que Robert Wyatt le dedicaba a su Alfie. ¿Es un sueño? No, es una artista imbuida por el espíritu del amor.

Los experimentos con la voz (algo habitual en Holter) llega al paroxismo en “Meyou”, en donde Ramona González, Jessika Kenney, Maia, Mia Doi Todd y la propia autora, van repitiendo la palabra como si de un mantra fundacional se tratase. Maravilloso. Poesía en estado primigenio. Luego le toca el turno a “Spinning”: sonidos repetitivos que, de nuevo, hibrida estilos (pop progresivo, jazz, neoclasicismo) para crear en el oyente una sensación extraña de estar inmerso en un loop infinito, y que acto seguido en “Ocean” nos sumerge en una orografía marítima de tonalidades ambarinas.

Los sonidos que bien podrían beber de grupos como A.R. Kane, 808 State, Tim Bucley, o Steely Dan acompañan la intrincada métrica de la deliciosa “Evening Mood”, el contrabajo conduce el susurro de “Talking To The Whisper” -una canción de dream pop de altos vuelos que parece ser mil canciones a la vez- para acabar esta obra monumental con “Who Brings Me”, otra demostración de la genialidad de una artista capaz de perturba los sentidos.

Escucha Julia Holter – Something In The Room She Moves

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