Depedro (Teatro Caja Granada) 29/03/25
La noche del sábado, el Teatro CajaGranada se convirtió en el escenario ideal para un encuentro inolvidable con Jairo Zavala, más conocido como Depedro. Enmarcado en su gira Un lugar perfecto, el concierto ofreció dos horas de música que hicieron vibrar a un público entregado, cuya media de edad rondaba entre los 40 y los 50 años y que, sin duda, sabía a lo que venía, a tenor de lo mucho que acabaría interactuando con los músicos. El espacio, una joya de la arquitectura contemporánea y cuyas condiciones escénicas son impecables, demostró por qué se está consolidando como uno de los mejores lugares para disfrutar de la música en directo en Granada. Incluso el propio Jairo destacó la idoneidad del recinto, agradeciendo a los organizadores y al público por hacer posible una velada tan especial.
El concierto empezó con puntualidad, y desde el primer momento quedó claro que sería una actuación marcada por la cercanía y la conexión. Antes de que sonara la primera canción, Jairo comenzó saludando al respetable con unas palabras de bienvenida y agradecimiento (mención especial a los chicos del IES “Fernando de los Ríos”, con el que desarrolla un proyecto en torno a la figura de Federico García Lorca), lo cual dejaba entrever que estaría especialmente hablador e involucrado con el público. Así fue: durante toda la noche, no solo interpretó sus canciones con maestría, sino que también compartió reflexiones, anécdotas y mensajes cargados de humanidad.
Depedro arrancó con «Lo que va pasando», un tema que marcó el inicio de un recorrido por más de veinte temas que abarcaron toda su trayectoria musical. Desde sus inicios con Calexico y Amparanoia hasta su consolidación como solista, Jairo ha sabido explorar sonidos de distintas partes del mundo e integrarlos en un estilo único. Durante el concierto, quedó patente cómo estos casi veinte años de carrera se han decantado en un sonido identitario capaz de fusionar ritmos tan diversos como el son cubano, el rock, el blues, la cumbia o el folk americano. Este mestizaje sonoro encuentra su cohesión en la voz poderosa y emotiva de Jairo, capaz de impregnar cada canción con una profundidad inconfundible, a lo que se suma su virtuosismo como guitarrista. En conjunto, Depedro no solo ofreció una velada musicalmente impecable, sino también una experiencia que reafirma su lugar como uno de los artistas más versátiles y auténticos del panorama actual.
Antes de arrancar con la primera canción de su último elepé (Un lugar perfecto (2024)), “Lugar perfecto”, Jairo quiso transmitir la ilusión de la banda por presentar las nuevas canciones —mensaje que repetiría varias veces esa noche—. A lo largo del concierto, interpretarían prácticamente todos los cortes de este disco, intercalándolos con piezas emblemáticas de sus álbumes anteriores: Depedro (2008), Nubes de Papel (2010), La increíble historia de un hombre bueno (2013), El Pasajero (2016), Todo va a salir bien (2018) y el directo Antes de que anochezca (2022). Este equilibrio entre lo nuevo y lo conocido permitió al público realizar un recorrido completo por la evolución musical de la banda, demostrando cómo ha sabido integrar influencias globales en un sonido propio y coherente.
Canciones como «Como el viento», «Déjalo ir» o «Panamericana» fueron coreadas con entusiasmo por el público que llenaba prácticamente la sala. Sin embargo, hubo episodios especialmente memorables: «Un hombre bueno», por ejemplo, culminó con un largo solo de guitarra en el que su dominio de las seis cuerdas quedó patente en cada nota, ofreciendo un cierre que capturó la atención y emoción del auditorio.
Uno de los momentos álgidos de la velada llegó con «El pescador». Antes de comenzar, Jairo bromeó: «Me dais mucha envidia, todos bailando ahí abajo», y junto a Raul Marqués se bajó del escenario para interpretar un medley que arrancó con «La vida es un carnaval» (la celebérrima canción de Víctor Daniel que popularizara Celia Cruz), «El pescador» (su propio tema) y «Cumbia sabrosa» (de Clímaco Sarmiento). El público, ya rendido a sus pies, respondió bailando y cantando al unísono mientras Jairo instaba: «El que no tenga pareja que se busque la vida; hay mucha gente aquí». Depedro se convirtió literalmente en ese pescador del que habla su canción, atrapando a los presentes en sus redes musicales.
A pesar de que Jairo es el alma del proyecto, no estuvo solo sobre el escenario. Le acompañaron músicos excepcionales que aportaron calidad y versatilidad al espectáculo, como Martin Bruhn a la batería y percusión, Héctor Rojo, al bajo y a los coros y Raul Marques, desde Oporto, que brilló especialmente alternando entre trompeta, teclados, xilófono, acordeón, guitarra y percusión, además de colaborar también a los coros. Su talento multifacético fue uno de los grandes pilares del concierto; su interpretación a la trompeta resultó particularmente emocionante en muchos momentos del mismo. La complicidad entre ellos fue evidente durante toda la velada. Además de acompañar a Jairo a la perfección, contribuyeron a crear una atmósfera que se sostuvo desde las primeras notas hasta el final.
Entre canción y canción, el músico madrileño tuvo ocasión de compartir reflexiones profundas con el respetable. Antes de interpretar «Ojalá el amor nos salve», recordó las palabras del chileno Víctor Jara: «El amor es el motor del mundo», añadiendo: «Y yo le pido que nos salve». Este momento resumió gran parte del espíritu del concierto: música como vehículo para transmitir valores universales como la empatía o la esperanza.
Otro instante emotivo llegó con las esperadísimas «Te sigo soñando» y «La llorona». Estas canciones fueron recibidas como auténticos himnos por un público que no dejó de corearlas desde los primeros acordes. La conexión entre artista y espectadores alcanzó aquí uno de sus puntos álgidos.
Tras dos horas intensas de música prácticamente sin descanso, Depedro cerró la noche con «La mañanita». Pero incluso después del último acorde, Jairo demostró su cercanía y generosidad: pidió cinco minutos para cambiarse y regresó al hall del teatro para hacerse fotos y firmar autógrafos. Durante media hora larga atendió a todos los fans que quisieron saludarlo personalmente.
El Teatro CajaGranada se reveló como un lugar perfecto para Depedro. La combinación entre la idoneidad del espacio, la entrega del público granadino y el buen hacer musical de Jairo Zavala y los suyos dio lugar a una noche inolvidable. Más allá del virtuosismo técnico o la riqueza sonora, lo que quedó grabado en la memoria fue la grandeza de un artista capaz de conectar profundamente con quienes lo siguen. Sin duda alguna, Granada vivió anoche uno de esos conciertos que permanecen mucho tiempo en el recuerdo.
Fotos Depedro: María Ruiz