Entrevistamos a Soleá Morente por ‘Aurora y Enrique’
En estos momentos, si hablamos de artistas poco acomodaticias en este país, la que nos ocupa, probablemente, se lleva la palma. No sólo es que de casta le venga a la galga -que también- es que Soleá Morente lleva cuatro discos en carambola, que demuestran una capacidad de reinvención simplemente espectacular.
De todas formas, nada nos preparaba para un salto al vacío como el que representa el recientemente editado Aurora y Enrique (Elefant, 2021). Disco conceptual, alejado de los parámetros musicales que encontrábamos en anteriores obras de Soleá y firme candidato a disco del año en lengua castellana, al menos para el que esto suscribe. Hablar con ella es hablar con alguien realmente GRANDE. La prueba, en las próximas líneas…
«El disco es un canto al amor propio y al amor por los demás”
Lo Que Te Falta (Elefant, 2020) era un grandísimo disco. Un disco de singles bailables y perdurables en el que parecías querer hacer algo lo más universal posible. Aurora y Enrique es otro gran disco, pero parece todo lo contrario, un trabajo introspectivo en el que pretendes buscarte a ti misma ¿Qué hay de cierto en todo esto?
Cada disco responde a un momento diferente, periodos diferentes de mi vida y por tanto el espíritu de cada disco es el resultado de unas necesidades distintas.
Igualmente, el anterior disco era mucho más orientado a la rumba, al flamenco-pop, a lo de aquí. Este parece estar mucho más influido por bandas anglosajonas como Mazzy Star o Beach House ¿Has tirado de esas influencias de forma premeditada para darle una ambientación precisa al concepto del disco?
Una vez habían surgido / nacido ya » Ayer», » Polvo y arena » e » Iba a decírtelo» pensé que quería un sonido delicado y con fuerza al mismo tiempo. Aposté por una producción más intimista que evocase un sonido atmosférico, que permitiese un carácter misterioso y, al mismo tiempo, potenciase la emoción de las canciones a través de la sencillez. Combinar esta idea con las diferentes referencias que le propuse a Manuel Cabezalí, productor del disco, no fue tarea fácil. Pero Manuel entendió claramente lo que yo le pedía y lo que quería, respetó el espíritu y la esencia de las canciones al máximo y al mismo tiempo le dio sentido y unidad a toda esta historia partiendo de esas referencias e influencias que los dos compartimos y a raíz de las cuales creó un sonido propio.
Me parece una preciosidad el no-videoclip que ha dirigido Jonás Trueba y retrata el momento en que le enseñas a tu madre el disco. Profundamente emocionante y original ¿Cómo surgió la idea y cómo la llevasteis a cabo?
Fue una idea de Jonás. Quería plasmar ese momento en el que por primera vez mi madre escucha las canciones en casa. Hacer algo que no fuera un simple videoclip si no crear un «trocito de realidad» cómo Jonás, delicada y cariñosamente, lo llama.
¿Era importante que tu madre diera “el visto bueno” al disco? ¿Cuentas siempre con su consejo y opinión a la hora de afrontar nuevos proyectos o es porque este disco está dedicado a ella y a tu padre?
Me gusta contar con mi madre en mis procesos de creación. A lo largo de ellos le pregunto muchas cosas. Se ha convertido en alguien importante en mi carrera, no solo como madre, sino también como compañera de equipo en varios momentos. Normalmente me pongo a trabajar y luego le voy poniendo cosas, pero este disco ha sido una especie de regalo que ha escuchado una vez terminado porque era una sorpresa. Por lo tanto, era importante que el regalo le gustase, sobretodo porque sale ella en la portada (risas).
Como todo el mundo sabe, el disco es conceptual y muy especial, puesto que habla de tu familia ¿Hasta qué punto consideras importante contar con un concepto unitario a la hora de hacer un disco? ¿Estaba premeditado o fue consolidándose a medida que surgían las canciones?
No fue premeditado. Me puse a componer en el confinamiento y surgió la canción “Ayer”. Ahí me di cuenta que estaba cantando a un momento de la historia de amor de mis padres desde la perspectiva de mi madre. Y, en ese momento, pensé en que quizás la historia de amor de mis padres podría ser una guía de inspiración para seguir componiendo y escribiendo. Y así fue. Se fueron mezclando mis historias con las de mis padres y finalmente este fue el resultado. Un canto al amor propio y al amor a los demás.
Un poco relacionado con lo anterior, uno de los datos más relevantes de este trabajo es que está íntegramente (y fantásticamente) compuesto por ti. En los anteriores siempre contabas con colaboradores, como David Rodríguez (La Estrella de David) ¿Ha sido un salto al vacío enfrentarte a esto sola? Imagino que era necesario, dada la temática.
Ha sido un paso adelante sin darme cuenta. Me lo he pasado bien haciéndolo, lo he disfrutado sobre todo porque cuando me puse a componer no pensaba publicar estas canciones. De otra forma, no creo que las pudiese haber creado. Surgieron como necesidad de contar y cantarle a la guitarra con la que trabajo estas historias. Algo muy relajado. Luego se las enseñé a Manuel, decidimos grabarlas, y yo no podía creer que estaba grabando un disco todo con canciones mías. A día de hoy escucho el disco y aún me sorprende. Y me hace sentir contenta y satisfecha el hecho de haberme decido a publicarlas. Me parece una experiencia divertida.
Todas estas atmósferas, estas texturas sonoras que recuerdan en cierto modo a los The Cure más atmosféricos, The War On Drugs o Cocteau Twins han tenido que ser complicadas de construir. Háblanos un poco de los músicos con que has trabajado en el disco ¿Son los mismos que te acompañarán para presentarlo en directo?
Los músicos que han grabado el disco son Manuel Cabezalí quién ha grabado todas las guitarras del disco aparte de llevar a cabo la producción, Nieves Lázaro, que ha estado a cargo de coros y teclas, y Juan Manuel Padilla ha llevado a cabo las baterías y elementos de percusión del disco. Algunos de estos músicos podrán acompañarme en las presentaciones y conciertos y también contaré con la guitarra flamenca de Rubén Campos, guitarrista granadino que ha llevado a cabo la gira de Lo Que Te Falta.
Realmente fue una pena que un disco tan magnífico como Lo Que Te Falta, pese a los merecidos laureles que recibió, no tuviera un recorrido en circunstancias normales. Era un disco vitalista, que pedía directo y lo llevaste a la carretera, pero de una forma mucho más encorsetada de lo que hubiera sido lo normal. Este, sin embargo, es más meditativo, pero sí que llega en un período de más permisividad en las salas de conciertos ¿Como has pensado llevarlo al escenario? ¿Será fácil mezclar estas canciones con las antiguas?
Aparentemente, no es fácil unir repertorios tan diferentes unos de los otros. Me gusta observar y comprobar el resultado al hacer coincidir y convivir sonidos tan diferentes en un mismo concierto. En los conciertos convivirán canciones de mis diferentes proyectos discográficos. Afortunadamente, cuento con una banda que representa cada uno de ellos y, en conjunto, lo que quiero plasmar y transmitir, que es que, el flamenco jondo, el dream pop, la electrónica etc… puedan convivir, sinceramente y no por gusto, en un mismo espacio.
Hablemos de las varias colaboraciones “estelares” que contiene el álbum, porque son importantes: tu hermana Estrella, Triángulo de Amor Bizarro, Marcelo Criminal, cuyo nombre hasta titula una de las canciones…
Estas personas eran las idóneas para cantar esas canciones. Tres personas que han ayudado con su aportación a reforzar más el sentido y el propósito del disco. La convivencia de la diversidad para decir lo mismo. La importancia de saber que es bueno y necesario que la misma canción pueda ser cantada por diferentes personas, con diferentes estilos, pero con la misma emoción.
El primer single, “Iba a decírtelo” es como un extraño cruce de The Cure de Disintegration con rumba y flamenco ¿Estás satisfecha de esta mezcla de mundos que has logrado? Siempre he pensado que lo que los españoles podemos aportar al pop internacional son este tipo de cosas y sin embargo, hay mucha gente que se dedica a imitar lo foráneo ignorando la importancia de nuestra herencia.
A mí me interesa mucho más la creación que la imitación. En la primera surge el concepto y el concepto, si está bien hecho, puede servir para otros en un futuro como modelo. En la segunda, la imitación, puedes aprender a hacer muy bien lo mismo una y otra vez imitando a alguien que te guste mucho, pero prefiero el intento de aportación de mi cultura aplicándolo a otras músicas y, al mismo tiempo, estoy dispuesta a aprender todo lo que pueda de otras culturas. Y luego ver qué pasa.
Llevas ya dos discos con Elefant y podría decirse que eres una rara avis en el sello, quizá más orientado al indie pop entendido de una forma más ortodoxa que lo que tú propones ¿Que te aporta estar con ellos?
Trabajar en Elefant es trabajar en equipo, de una manera muy cercana. Me aportan cariño y otros muchos valores humanos positivos. Compartimos la dedicación con los cinco sentidos por algo que nos gusta. No nos mueve intentar ser número 1 en ventas o tener muchos conciertos, qué ojalá, sino trabajar en nuestra idea al margen de lo que ocurra en los parámetros convencionales más estándar. Creo que esa independencia, libertad y esa filosofía me permite trabajar más relajadamente.
Eres miembro de una familia muy importante de artistas, pero sobre todo eres filóloga, actriz, compositora y cantante ¿Qué tiene que hacer una mujer para ser tenida en cuenta por sus propios méritos en este país? ¿Crees que todavía queda mucho por recorrer para obtener la igualdad real?
La única manera de que quede menos y que te afecte menos es trabajando, estudiando, prepararte para plantarle cara a la vida cuando salga a cortarte el paso. El conocimiento y el estudio nos hará libres de ataduras sociales y psicológicas.
Precisamente por el hecho de ser un trabajo conceptual, parece que toda la secuencia de canciones, incluso teniendo en cuenta sus diferentes ritmos, esté dispuesta de una forma muy estudiada ¿Cuidaste al máximo cada detalle para que no se perdiera nada de la historia que querías contar?
Sí, el orden de las canciones era importante. La historia tiene un principio y un final. Comienza con Aurora y ese acto de rendirse al amor ausente. En medio, suceden canciones que explican la historia de amor y otras. El proceso de duelo por el que pasa la persona que se queda en la tierra. Finalmente termina el disco con Enrique, que evoca la importancia de aceptar lo ocurrido, quedarse con lo positivo, que es la idea de que el amor de verdad es para siempre.
Si hablamos de reinvención, que de eso hay mucho en este disco, tú ahí tienes el listón bien alto. No sólo por pertenecer a una familia que ha abierto nuevas vías para la evolución de la música en nuestro país, sino porque también tu trayectoria es de todo menos acomodaticia ¿Puede llegar a ser un yugo difícil de soportar el tener que responder a unas expectativas, aunque sean autoimpuestas?
Me dedico a esto porque quiero. Si hubiera alguien o algo presionándome no lo haría. Las expectativas, si suponen nuevas y buenas aspiraciones para aprender cada día más, y luego transmitirlo y compartirlo a través de mis canciones, entonces me interesan. Si las expectativas vienen de alguien que esté esperando a ver qué hago ahora para luego criticarme o compararme, esas expectativas no me interesan.
Por último, siempre que entrevisto a alguien me gusta pedirle algo. No se trata de una selección de discos favoritos, discos de la vida, ni nada de eso, más bien de los cinco, diez, o los que quieras, que entiendas tú que han sido lo suficientemente significativos a modo de influencia como para haberte situado en el punto musical y vital en que te encuentras justo ahora ¿Te atreves?
Claro:
Carrie & Llowell, de Sufjan Stevens (Asthmatic Kitty, 2015)
Cante Flamenco, de Enrique Morente (Hispavox, 1967)
As The Love Continues, de Mogwai (Rock Action, 2021)
Lost In The Dream, de The War On Drugs (Secretly Canadian, 2014)
Sleep, de Max Richter (Deutsche Grammophon, 2015)
Escucha ‘Aurora y Enrique’ de Soleá Morente
Foto Soleá Morente: Alfredo Arias
Muy buena entrevista!
Gracias por lo que me toca, Edu!