bdrmm (Sala Nazca) Madrid 03/04/25
Si hay una cosa atractiva para quienes llevamos ya mucho tiempo yendo a conciertos, esta es, sin duda, pillar a una banda reciente en su momento. Y si el año pasado conseguí eso con el apabullante directo de Maruja, este 2025 me ha ocurrido con bdrmm.
Quienes tenemos el instinto de la curiosidad encendido y orientado en el ángulo preciso, sabemos que son la sensación actual posiblemente más excitante. Su mezcla de referentes sonoros, pese a ser reconocida y de total actualidad en su vertiente más shoegaze y dreampop, abarca un sugerente espectro de indietrónica hasta llegar a parajes propiedad del post-rock. Todo ello ensamblado perfectamente y dotando a los británicos de una decidida personalidad propia.
Llegaba el momento de la verdad, enfrentarnos a su directo. Y la verdad es que salieron del todo airosos e incluso relanzados. Una Sala Nazca con nutrida audiencia recibió al cuarteto con afable entusiasmo y expectación. El concierto comenzó agradecidamente hipodérmico y sinuoso, para nada grueso. Y fue un deleite ver como engarzaban “Microtonic” y “Clarkycat” mientras los sintetizadores y demás cacharros electrónicos hacían de las suyas siendo la faceta más interesante y decididamente excitante para quien les escribe, si bien diría que la mayoría de público parecía más enchufada cuando predominaban las guitarras, ya fueran atmosféricas o contundentes (“Be careful”, “Infinity Peaking”) que cuando teníamos que pulir la suela de la zapatilla.
Afortunadamente todos los grandes momentos que convierten a Microtonic (25) en uno de los discos más apabullantes de los últimos meses afloraron con expansión trepidante (“Lake disappointment”, “The Noose” y un descomunal “Snares” -probablemente mi tema favorito de la banda-antes de cerrar el grueso del show).
Los ingleses, agradecidos y contentos, con esa actitud algo dejada y perezosa tan heredera del grebo o baggy (¿próximos géneros a vivir una revitalización similar al shoegaze y al post-punk, Hola también, The Fauns) les llevó a reivindicar su homónimo disco debut con la concatenación de “Happy” y “(Un)happy”, aparcando por un momento toda presencia sintética en su sonido, para cerrar con un portentoso “Port”, probablemente uno de sus temas más abisales y retorcidos.
Y así nos fuimos, con esa satisfacción tan gratificante de saber que habíamos estado donde teníamos que estar.
Foto bdrmm: Raúl del Olmo