Colours of Ostrava: 10 momentos del imponente festival checo
El título de mi blog ‘Million Miles of Music’ se inspira en la sensación que produce viajar hasta festivales como el Colours of Ostrava. El turismo musical es el más placentero, ya que te rodeas de un entorno nuevo y desconocido mientras escuchas a tus bandas favoritas en directo al mismo tiempo que conoces otros grupos acordes con los gustos de la zona (nada de Love of Lesbian ni otras pesadillas recurrentes).
Ostrava es una ciudad minera del este de la República Checa con una población de unos 300.000 habitantes cuyo legado respira por las innumerables chimeneas repartidas por la ciudad como recuerdo de un pasado y presente metalúrgico que nos lleva hasta Dolní Vítkovice, una imponente acería de más de seis kilómetros cuadrados que expande sus inmensas tuberías por la ciudad como venas en un sistema nervioso y que lleva nueve años sirviendo como escenario del Colours of Ostrava. En un viaje de prensa organizado por la Oficina Nacional Checa de Turismo, nos adentramos en un festival familiar situado en un emplazamiento que te hará sentir como si vivieras en una película de la saga Alien o Terminator.
LOS CANTOS DE SIRENA DE BIRDY
Birdy abrió el festival desde el escenario principal con su despliegue melancólico y melodías del área más aguda de su piano. Descalza y con un vestido verde con el que presumía de piernas, la británica salió acompañada por una banda en la que pudimos ver a Charlotte Hatherley, ex guitarrista de Ash, recordándonos que sigue siendo una de las mejores guitarristas del planeta. Gran parte del público se acercó al ?eská Spo?itelna Stage para escuchar en directo canciones de películas muy queridas por los jóvenes adultos como Bajo la Misma Estrella y Los Juegos del Hambre, pero con los temas con los que Birdy sonó mejor fueron precisamente versiones como “Skinny Love” de Bon Iver, “What You Want”, de John Butler Trio, “White Winter Hymnal” de Fleet Foxes o “Running Up That Hill”, tema legendario de Kate Bush que enlazó con “Silhouette”. Entre las escenas melancólicas y dramáticas que componía la joven inglesa con su voz, el público del festival, mayoritariamente femenino, se mantuvo silencioso y respetuoso hasta “Keep Your Head Up”, tema extraído de su último LP, Beautiful Lies, y que sirvió para cerrar su actuación.
EL POGO DE IMAGINE DRAGONS CON EL PÚBLICO
El primer día de un festival suele ser el más flojo, pero lo que consiguieron los de Imagine Dragons fue algo de traca final. No me veréis comprando un disco de esta gente ni haciendo cola para sus conciertos. Hacen un pop-rock plástico y oportunista que suena más a producto de un solo hombre que a una banda de amigos que empezaron esto como algo alejado de pretensiones económicas y comerciales, pero su líder Dan Reynolds le dio al público de Colours of Ostrava justo lo que necesitaba en la primera noche del festival. Empezaron promocionando nuevo disco a través de “Thunder”, “Yesterday”, “I Don’t Know Why” y “Believer” y siguieron lanzando hits solicitados como “Demons”, “I Bet My Life”, “On Top of the World” y “Radioactive”, pero en ningún momento su líder dejó de correr como loco por la plataforma centrar conectando con los asistentes como pocos lo hicieron a lo largo de la semana, a pesar de que al principio de la actuación confesó que estuvo a punto de cancelar el show por problemas en la voz, razón por la que delegó gran parte de los estribillos apuntando con su micro hacia las gargantas de sus fans. Cerca del final, posiblemente el momento más álgido de su actuación llegó cuando sacaron a alguien del público para hacer un pogo sobre el escenario con el cantante mientras la banda versionaba “Song 2” de Blur. Reynolds acabó tirándose hacia el público seguido por el elegido, que acabó abrazando al líder de la banda.
LA ENERGÍA POSITIVISTA DE LP
Con una personalidad arrolladora, Laura Pergolizzi salió al sol del escenario principal enamorada de Ostrava y enamorando a los presentes con unas ganas de convertirse en lo mejor del festival que se reflejaban en su sonrisa. “Esto es maravilloso”, gritaba hacia una masa de personas entre las cuales se podrían ver banderas LGTB y carteles con mensajes de amor hacia la neoyorquina. Reminiscencias de K.D. Lang en un concierto que repasó notables singles de su último trabajo como “Other People”, “Tightrope” y “Up Against Me”, dejando para el final la más cantada de todas: “Lost on You”, momento en el cual la cantante fue a por su móvil para grabar los coros de su público.
MICHAEL KIWANUKA, TÍMIDO PERO CERTERO
Mientras una chica leía un libro de Juego de Tronos en la primera fila del escenario ArcelorMittal, Michael Kiwanuka se preparaba en el backstage para dar un concierto memorable. Con porte tímido pero certero en lo que a transmisión de sentimientos se refiere, el londinense nos permitió imaginarnos lo que habría sido ver a Marvin Gaye con una guitarra arrancando el show con una intro eléctrica apoyada por dos percusionistas que dieron cuerpo a su directo. En las mueca de su rostro podía leerse el blues, el dolor y las historias que leen letras como “Hate & Love”, “Cold Little Heart”, “Home Again” y la poderosa “Black Man In A White World”.
EL TRIP HOP NOCTURNO DE UNKLE
A pesar de la falta de público en el escenario principal, Unkle salió a media noche para dar una exhibición de trip hop compuesta por unas canciones con las que el público entró en trance como “Lonely Soul” y “Rabbit in Your Headlights”, dos temas que cuentan con las voces de Richard Ashcroft y Thom Yorke en su versión de estudio pero que los británicos supieron suplir correctamente en directo sin ningún pre-grabado.
LA PROMESA CUMPLIDA DE ROOSEVELT
Roosevelt prometía y no defraudó. Frente a la infinita torre Bolt (inaugurada por el famoso velocista jamaicano), el alemán desplegó su electrónica orgánica con un concierto que puso a bailar a un público joven que enloqueció con el voltaje que emitían las guitarras y sintetizadores de canciones como “Sea”, “Fever” o “Belong”, con las que presentó su homónimo LP debut en suelo checo demostrando que se le disfruta más en directo que en estudio.
LAS CLASES DE CANTO DE BENJAMIN CLEMENTINE
El británico dio un concierto arraigado en la música africana con un arranque en el que estuvo muy pendiente del trabajo que hacía el coro de cinco mujeres que le acompañaba desde el fondo del escenario durante canciones como “God Save the Jungle”, pero también le dio una clase de canto al público cuando estos no eran capaces de recordar la letra de “Condolence”. Fue una misa experimental con un Benjamin Clementine que no consiguió atraer la atención de todos (algunos se fueron tras la segunda canción) y quiso que todos estuviéramos a su nivel, “¿queréis cantarla? pues empezamos otra vez”, pero sus extravagancias son parte de un genio que le permitieron destacar junto a otras propuestas de música negra en el festival.
MODERAT PROYECTARON LA ELECTRÓNICA MÁS SEXY DEL FESTIVAL
Gernot Bronsert, Sascha Ring y Sebastian Szary trajeron desde Berlín la electrónica más sexy y potente de todo el festival en un show en el que la voz fue el engranaje más importante de un espectáculo que acentuó las ganas de bailar de la gente hasta la una y media de la madrugada. Con un setlist compuesto por robusteces y preciosidades como “Bad Kingdom”, “Milk”, “Running”, “Reminder” y “Ghostmother”, Moderat alargó el tecno de sus temas al final de cada canción para mantener la estabilidad de una burbuja etérea de la que nadie quiso salir al terminar la noche.
LOS TRUENOS DE LAURA MVULA EN EL AGUACERO
Me contaron algunos compañeros de prensa que la edición anterior del Colours of Ostrava estuvo pasada por agua, “fue horrible”, me decía el eslovaco Marek, pero parecía que este año el color predominante iba a ser el naranja del sol. Sin embargo, el viernes unas nubes avisaron con un unas gotas sobre el aguacero que nos iba a caer el sábado esperando a Laura Mvula. Durante la hora de retraso que sufrió uno de los conciertos más esperados del día, los checos aguantaron en el barro de la pista cantando canciones de campamento, celebrando cada trueno que rompía en el cielo y coreando el nombre de la británica. Calado hasta los calzones, achicando agua con los vasos del festival en un cajón con techo en el que nos habíamos refugiado los fotógrafos en el foso, esperé a que el bombo y el bajo hicieran vibrar el escenario para salir de mi escondite y ver cómo la de Birmingham reventaba el escenario con “Overcome”, “Let Me Fall” y el adictivo ‘groove’ de “Phenomenal Woman”, que sirvieron para presentar su último trabajo, The Dreaming Room. “Gracias por venir, con la lluvia y todo”, gritó una contentísima Mvula ante una audiencia que disfrutó como niños en un charco.
JAMIROQUAI Y SU LICUADORA DE ESTILOS
La larga introducción instrumental del concierto de Jamiroquai me sirvió para llegar a tiempo al escenario principal antes de que Jay Kay saliera al escenario con su nuevo sombrero futurista abriendo el show con “Shake It On” para presentar su último trabajo, Automaton. El británico fue la culminación perfecta de un festival que apuesta fuerte por el funk, disco, soul, electrónica, pop y jazz. Como una licuadora, Jamiroquai mezcló todos esos ingredientes musicales en una de las mejores propuestas del festival. A pesar de la operación de espalda por la que pasó el cantante hace un mes, el británico no paró de bailar durante toda la noche, aguantando la voz en canciones cardiacas como “Little L” y “The Kids”, con un parón relativo y ameno en “Space Cowboy” y “White Knuckle Ride” para terminar definitivamente con la lluvia. Valoramos poco la voz de este señor. Sin grandes floreos, demuestra su versatilidad y aguante en un escenario por el que corretea durante hora y media sin que parezca que le falta el aire. El público acogió con ganas hits como “Cosmic Girl”, “Canned Heat” y “Love Foolosophy” y no le hizo ascos a temas nuevos como “Cloud 9” (tras la cual se sentó un instante para descansar) pero sorprendió que cerrase con “Supersonic”, dejando fuera del setlist a “Virtual Insanity”. Consejo: la próxima vez que veas a esta banda en el cartel de un festival, déjate querer porque los bailes están más que asegurados.
MISCELÁNEA
Tenía grandes expectativas puestas en Alt-J, Norah Jones y Justice, pero sus propuestas me dejaron frío. Empecé a ver a Alt-J cerca del escenario pero no es un grupo muy agradecido para verlo desde las primeras filas. Son un ‘quiero y no puedo ser Radiohead’, no se dirigieron al público hasta la cuarta canción y se mantuvieron retraídos en el escenario durante un espectáculo de luces que se disfruta mejor desde la distancia. El jueves, Norah Jones ofreció una actuación sin fuerza demasiado centrada en un jazz inmóvil para un festival que acepta fusiones pero no tanto las especializaciones musicales, mientras que el sábado los franceses Gaspard Augé y Xavier de Rosnay salieron con un set sin alma, apenas bailable y tan introspectivo que la pareja de DJs bajó del escenario sin haber perdido ni una gota de sudor durante una actuación que quedó como un cierre soso del festival.
LP the best forever