Entrevistas

Entrevista con Arancha Moreno a propósito de su libro sobre Coque Malla

Coque Malla, Sueños, Gigantes y Astronautas, es uno de los títulos recientemente publicados por Efe Eme. Escrito por la periodista y directora del propio medio digital Arancha Moreno, quien viene a hacer justicia con la larga y consecuente carrera de Coque Malla, un artista quizás no tan valorado como debería aunque parece que finalmente ha logrado hacer coincidir a público y crítica. A lo largo de más de 250 páginas, la autora construye un relato biográfico y artístico para el que se apoya tanto en las propias canciones de Coque Malla, una treintena de ellas sirven de hilo conductor del libro, como en opiniones de gente como Iván FerreiroLeonor WatlingDani MartínChristina RosenvingeJorge DrexlerAnni B SweetJaime UrrutiaLeivaAriel Rot o sus propios compañeros en Los Ronaldos.

Hablamos con ella para desgranar su libro sobre Coque Malla.

«Me gusta pelearme a pecho descubierto con las palabras y con las ideas hasta conseguir formar un rompecabezas. Cada capítulo es una historia, sí, pero el libro entero te está contando otra»

Creo que conoces a Coque Malla allá por 2007, cuando tienes la oportunidad de entrevistarlo a raíz de la gira de regreso de Los Ronaldos. ¿Es cierto?

Sí. La primera vez que entrevisté a Coque fue en el regreso de Los Ronaldos, en las oficinas de Warner y acompañado por dos de ellos, Luis García y Luis Martín.

Antes de aquello, ¿eras seguidora del grupo? ¿Conocías su trabajo?

Soy de la generación del 81, así que Los Ronaldos han sonado en mi casa cuando era pequeña a través de la radio, supongo que como en casi todas las casas de la época. Personalmente, empecé a prestarles más atención a finales de los noventa, y la primera vez que los vi en directo fue en 2004, cuando actuaron dentro del 25 aniversario de la sala El Sol de Madrid ante unos cuantos privilegiados. Recuerdo que Rubén Pozo y Leiva estaban allí, entre el público, bailando sin contención.

Aunque desde entonces no pierdes el contacto, es más o menos una década después cuando vuelves a hablar con Coque a fondo, esta vez para un especial algo más amplio incluido en uno de los números de Cuadernos Efe Eme. ¿Es entonces cuando decides que se podía hacer todo un libro repasando su trayectoria, tanto con Los Ronaldos como en solitario? ¿Cómo y por qué surge la idea?

En los Cuadernos Efe Eme el planteamiento siempre es bucear a fondo, ya sea en una etapa, en un género, un grupo, un disco, una canción… o a través de una charla con el artista. Se nos ocurrió entrevistar a Los Ronaldos para el número 18 porque son patrimonio de varias generaciones, un grupo del que casi cualquiera puede enumerar varias canciones de corrido, y sin embargo se conocía poco su historia. Suele ocurrir con los grupos preinternet: si no acudes a revistas o programas de la época, apenas conoces detalles de su trayectoria. Para Cuadernos Efe Eme mantuve una entrevista a cuatro bandas con cada uno de los miembros de la formación, pero también me interesaba mucho la trayectoria solista de Coque y ya barruntaba la posibilidad de proponerle un proyecto más largo. No quería quedarme a mitad de su historia, quería abordarla entera. Se lo propuse y aceptó.

El libro está construido a partir de numerosas entrevistas. Sin embargo, no has optado por el formato oral (o coral), pregunta / respuesta, tan de moda en muchos de los libros musicales aparecidos en los últimos años, aunque sí que hay diversas voces invitadas cuyas opiniones utilizas en el libro.

Parto de una premisa: nunca escribo para replicar lo que ya está en la red, construyo los libros completamente de cero. Uso la hemeroteca, por supuesto, pero solo para preparar mis cuestionarios o completar datos que me ayuden a contextualizar la historia que quiero contar. Lo que escribo es absolutamente original, de principio a fin. Cuento la historia desde mi óptica, pero la voy armando a partir de decenas de charlas y entrevistas que hago específicamente para el proyecto. Esas voces son fundamentales para reconstruir lo ocurrido, conforman el fondo, pero le doy la misma importancia a la forma, a la narrativa. Es cierto que me he especializado en la entrevista, y me siento cómoda con el formato de pregunta y respuesta, pero de momento no lo he usado en los libros porque me interesa desarrollar mi propia voz como narradora. Me gusta pelearme a pecho descubierto con las palabras y con las ideas hasta conseguir formar un rompecabezas. Cada capítulo es una historia, sí, pero el libro entero te está contando otra. De momento lo he hecho así, en Coque Malla. Sueños, gigantes y astronautas y también en el anterior, Iván Ferreiro. 30 canciones para el tiempo y la distancia, aunque no descarto usar el formato de conversaciones en el futuro, porque también me apasiona.

Me resulta curioso, en ese sentido, que tus propias vivencias a lo largo del tiempo en que tuvieron lugar las entrevistas se filtren también en la historia, sobre todo en los capítulos finales, cuando la narración pasa a ser prácticamente en tiempo real.

Es que, efectivamente, los últimos quince años de carrera de Coque los he vivido como espectadora y como periodista, y eso me ha permitido asomarme por una rendija en esa parte del relato. Ahí no he tenido que valerme solo de lo que otros me cuentan, porque he sido testigo directo de su evolución. Me parece divertido, además, filtrarme de alguna manera en los libros, plasmar mi mirada y marcarme un pequeño cameo a lo Hitchcock de cuando en cuando.

¿Qué te resultó más interesante, indagar sobre los orígenes y trayectoria de Los Ronaldos y los inicios de la carrera en solitario de Coque, o asistir desde una posición privilegiada a estos dos últimos años de giras y grabaciones en los que incluso llega a ganar el Goya?

Tengo la costumbre de invertir mucho tiempo en cada libro, para trazar una panorámica lo más completa posible y que el paso de los meses me ayude no solo a aglutinar ideas, sino a conformarme una visión de la historia. Curiosamente, mientras investigaba la trayectoria de Los Ronaldos y recorría los recovecos más desconocidos del Coque solista, él vivía momentos muy intensos que seguí de cerca: el final de la gira Irrepetible de Coque Malla, su Goya a la mejor canción, el estreno de la película Mujeres en los cines… y la gestación de ¿Revolución?, su nuevo disco. Mientras nos juntábamos para charlar del pasado me iba dejando caer detalles del disco que estaba preparando: el sonido, el estilo, las letras… incluso me pasó alguna maqueta. Esa parte del proceso me pareció valiosa porque, mientras yo escribía su historia, él seguía construyéndola al mismo tiempo. Creábamos a la vez.

Tú eras muy joven en aquellos años del final de la Movida, la segunda mitad de los 80, aunque me imagino que, como periodista especializada en música, tendrías una opinión formada – como casi todo el mundo – sobre esa etapa de nuestra música. ¿Ha cambiado algo esa opinión, o tu visión personal de aquellos años tan sujetos siempre a polémica, después de tus charlas con Coque?

Mi idea sobre Los Ronaldos ha cambiado, por supuesto. Creo que la de cualquiera que lea este libro puede cambiar. Para muchos era una banda de éxito, muy fresca, rockera y desenfadada, con letras pegadizas… pero iba mucho más allá de eso. Por un lado, su historia fue al revés de lo deseado: el éxito les llegó al principio y se fue difuminando con el paso de los discos. Por otro, detrás de esa frescura había una investigación estilística, un abanico de referencias muy rico, un interés por no estancarse únicamente en el rock and roll, por ofrecer espectáculo sobre el escenario… y algunas de sus mejores canciones las firmaron al final, aunque “Adiós papá” o “Por las noches” trascendiesen mucho más que “Árboles cruzados”.

¿Crees que a Los Ronaldos se les valoró adecuadamente en su momento? ¿Piensas que son una de esas bandas que han sido revalorizadas con el tiempo? Me refiero a que, al menos era mi sensación en su momento, su éxito comercial no iba del todo parejo con la aceptación de la crítica.

Antes de escribir este libro, sí creía que eran una banda a la que les sonrieron éxito y crítica. Después me he dado cuenta de que no, que vendieron muchos discos a finales de los ochenta, pero que en los noventa les costó mucho seguir adelante, y no obtuvieron tampoco demasiado apoyo de la prensa de entonces. Quizá el público y la crítica no entendieron hacia dónde querían ir, y en cuanto se alejaron del camino inicial, su éxito se fue apagando.

Siempre pensé que a Coque Malla tal vez le pasara factura haber empezado tan joven. Cómo si no los pudiéramos tomar en serio con esa pinta de quinceañero liderando una banda de rock. ¿Compartes esa impresión? ¿Alguna vez lo habéis comentado en vuestras charlas?

Los propios Ronaldos sabían que la edad les podía restar crédito. De hecho, durante un tiempo ocultaron que Coque era menor para que les tomaran más en serio. Solían decir la edad media de la banda, para compensar su juventud.

También, con el tiempo, he descubierto que las canciones más comerciales y exitosas de la banda muchas veces no eran las más representativas de su música, de lo que hacían en sus discos y en sus directos. Quizás eso también influyera en que dieran una imagen, a mi entender, un poco distorsionada de lo que realmente eran como grupo.

Sin duda. Y no solo eso: algunas de las más populares, como “Adiós papá” o “Idiota”, eran tan pegadizas que la gente no se detenía a escucharlas, las replicaba sin comprenderlas. En sus últimos discos, los más denostados comercialmente, hay auténticas joyas, como la citada “Árboles cruzados”, “Esperando un milagro”, “Así no se vive bien”, “Tú solo piensa en ti”… De sus directos cuentan que eran puro espectáculo, aunque a veces su ambición estaba por encima de sus medios.

Entre las muchas anécdotas que se relatan en el libro, ¿cuál es tu favorita? ¿Qué cosas has descubierto sobre la banda que no conocías? ¿Y sobre Coque?
Hay algunas muy divertidas, como lo que cuenta Nico Pastoriza sobre una noche en la que surfeó en un descapotable con Coque, y hay algunas descorazonadoras, como cuando tuvieron que cancelar sus conciertos en Las Ventas por culpa de la lluvia. Miguel Malla cuenta que a su hermano le afectó tanto que cuando regresó al hotel se lo encontró llorando. Hay momentos muy emocionantes, como la conversación que tuvieron Los Ronaldos justo antes de separarse, o los conciertos tan difíciles que vivió Coque en sus primeros años como solista, aguantando lo indecible mientras tocaba en bares en los que la gente no conocía su nuevo repertorio y solo le pedían que tocara “Adiós papá”.

A mí me ha resultado significativo e incluso tierno que ellos mismos no parecían ser conscientes de su propia transcendencia hasta el homenaje que reciben en 2001 y que, finalmente, acaba precipitando su regreso.

No, no eran conscientes de su valor porque en su primera etapa su ascensión fue rápida, pero su caída fue prolongada, y esos años de bajada les pasaron factura a nivel mental también. Se fueron sin saber lo que habían significado para la gente.

También me ha resultado curioso cuando Coque afirma que sus inicios musicales no estuvieron marcados ni por los Beatles ni por los Stones ni por esos grandes nombres que siempre salen en estas conversaciones, sino por las películas musicales clásicas que veían sus padres.

Creo que esa parte se entiende mejor al escuchar sus últimos discos, sobre todo a partir de El último hombre en la Tierra. Coque descubrió la música dentro de las películas, su manera de entenderla está asociada a la imagen, fundamentalmente a los musicales de su infancia. Y aunque ha habido algún conato anterior en su carrera, en su penúltimo disco de estudio es cuando explota esa influencia, y es capaz de transmitirla a través de sus propias canciones.

Después de hablar con todos los implicados, ¿ves factible un segundo retorno de Los Ronaldos?

Lo veo bastante difícil, porque Coque ahora mismo está muy volcado en su trayectoria solista, y está recogiendo por fin los frutos de muchos años de concienzuda siembra. Además, creativamente le gusta mirar siempre hacia delante. Pero nunca se sabe. En su nueva gira incluye un bloque de canciones ronaldas que antes no solía tocar, y creo que es por puro disfrute, porque ya no tiene que tapar su obra anterior para centrar el foco solo en sus temas nuevos. Como solista tiene un buen número de canciones con peso, y es muy respetado por crítica, compañeros de oficio y público, así que ahora puede hacer guiños a su pasado simplemente por celebrar los viejos tiempos.

Quisiera aprovechar la ocasión para hacerte un par de preguntas en tu faceta de directora de Efe Eme, si me lo permites. ¿Cómo se os ocurre apostar en estos tiempos por el mercado editorial y lanzar no solo libros sino una colección completa y periódica, Cuadernos Efe Eme, de gran formato y con temas en general poco de actualidad?

Yo dirijo Efeeme.com desde que Juan Puchades, su fundador en 1998, decidió regresar al papel y abrir nuestra editorial. Él dirige los Cuadernos Efe Eme, que acaban de cumplir cinco años de intensa y trabajosa trayectoria, y es el editor de todas nuestras publicaciones. Efe Eme nació como una revista mensual y acabó su andadura en papel por la crisis, y la verdad es que veinte años después la crisis no ha desaparecido, ni mucho menos, pero tampoco lo han hecho las ganas de Juan de tomarse la música como materia de estudio, con respeto y rigor. Los Cuadernos Efe Eme son trimestrales, y se alejan por completo de la actualidad porque buscan permanecer en el tiempo, y para poder valorar ciertas cosas, además de mirarlas por un microscopio, conviene tomar distancia y observarlas también con cierta distancia. Y eso intentamos hacer en cada número: conformar un paisaje lo más completo posible de géneros, épocas, artistas… un preciso collage que lo abarque todo.

Desde tu posición, ¿ves un repunte de la compra de libros de temática musical? ¿O quizás es un reducto para nostálgicos y las nuevas generaciones ya no aprecian el formato físico como ocurre con los discos?

Veo que se han multiplicado las novedades editoriales en el terreno musical, porque las editoriales han encontrado ahí un nicho de mercado muy goloso: como los artistas ya tienen su público, saben que cuentan con compradores de antemano. El problema es que a veces se edita sin juicio, como si un libro fuese un producto más del merchandising de un músico, y eso me parece una falta de respeto para los que nos dedicamos a esto en cuerpo y alma y con el máximo rigor, básicamente porque el mercado se inunda y el lector, a priori, no sabe si está comprando un libro bueno o no. Y porque existe una especie de locura colectiva por publicar libros de música, y a prácticamente todos los músicos les proponen escribir el suyo. Me preocupa que, en esta nueva enredadera de marketing y ansia por vender, nos carguemos un mercado que ya empiezo a ver en peligro de extinción: el de los libros de música bien pensados, bien escritos y tallados de forma artesanal, a fuego lento y con vocación de perdurar en el tiempo.

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