Mat Mad Festival – Matadero (Madrid)
La pasada primavera se informaba que El día de la Música que venía celebrándose en Madrid desde 2008 no tendría lugar en 2015. ¿El motivo? El IVA cultural del 21% según sus responsables, que habían estado organizando el evento durante siete años consecutivos y que había pasado por Explanada del Puente del Rey, el Circo Price y el Matadero, desde 2009.
Donde actuaron bandas como The Fall, Tindersticks, Disclosure, The Horrors, Mercury Rev, St. Vincent, Azealia Banks, These New Puritans, o los locales Los Punsetes, Lori Meyers, Love Of Lesbian o La Casa Azul, para mutar en 2014 en DDM 2014 The Big Stereoparty, homenaje a los 25 años del sello Subterfuge protagonizado por Los Fresones Rebeldes, Mercromina, Purr, Killer Barbies, Cycle, Australian Blonde, Sexy Sadie y otros.
Cuando parecía que Madrid volvería a quedarse huérfano de festival en primavera (tan solo nos queda el DCode de septiembre) y con apenas un mes de margen, la promotora Legal Music nos sorprende con la primera edición del Mat Mad Festival, un evento para celebrar el Día europeo de la Música en el mismo recinto. Una propuesta en principio más modesta que su antecesora, que en su cartel eminentemente español, mezcla a nuevas promesas con artistas consagrados con una sola premisa, el inconfundible talento y la apuesta por caballos ganadores.
Dividido en Mat Mad Día (de 11.00 a 16:00) espacio gratuito que incluía actividades para niños con música y talleres de creación en colaboración con Rock and Kids, la interesante iniciativa I Concurso de Bandas Jóvenes Mat Mad – SUB<18, diversas Master classes o la actuaciones de Jero Romero y en Mat Mad Noche (de 17.00 a 2.00), que aparte de los conciertos, incluía un mercado de discos de segunda mano y varias opciones gastronómicas (Food Tracks).
A Ángel Stanich le tocó abrir la tarde bajo un sol abrasador, preludio de los veranos chicharreros que sufrimos en la capital. Con el recinto aún demasiado vacío y con unos pocos fieles acompañándole desde cerca y el resto, buscando una sombra para poder aguantar la aún larga jornada que estaba por venir. El cantautor defendió con estoicidad ante la que estaba cayendo las canciones de su prometedor Camino Ácido.
Le siguieron Smile, quienes aún sufriendo los calores del preverano, pusieron a bailar al respetable que poco a poco iba sumándose al buen rollo que contagian. Los de Getxo, liderados por el británico John Franks (sí, es inglés) tocaron temas de sus tres discos, nos retrotrajeron a Costa Oeste de los 60 y al pop luminoso de Neil Young o Jayhawks y nos hicieron degustar temas como «Hot Summer», «School Is Out» o la celebradísima «City Girl».
Una gran banda liderada por todo un frontman capaz de hacer sentarse a todo el público y tumbarse a cantar a su lado, como a terminar el show mezclándose entre ellos totalmente desenchufados y cantar un último tema. Soberbios.
Con un recinto cada vez más lleno y el gran sabor de boca que acababan de dejarnos Smile, se subía al escenario don José María López Sanfeliu, el grandísimo Kiko Veneno, que queriendo sumarse a la fiesta, tiró de repertorio para marcase un show plagado de algunos de sus temazos más populares.
Con algún que otro problema técnico «perdonad los problemas de sonido, pero es que hace musho caló (sic)« el artista quiso refrescarnos con «Estaba Lloviendo» («A ver si se riega esto un poco») pero no hizo falta, porque con canciones como «Veneno», «Blues de Menphis», «La Rama de Barcelona» («una rumba eléctrica dedicada a la nueva alcaldesa de Madrid que viaja en el Metro como yo esta mañana»), «Hace Calor», «Superhéroes de barrio», «Echo de Menos», «Satisfacción»… ¿qué más se puede pedir? Cosa seria.
Con la noche llegando, salía al escenario una de las bandas más esperadas de la jornada. Corizonas son otro de esos caballos ganadores que os hacíamos referencia en los primeros párrafos. La fusión entre Arizona Baby y Los Coronas prometía como es habitual en ellos, una hora larga de psicodelia, sonidos fronterizos, riffs sureños, guitarras country, trompetas y rock polvoriento.
El combo de Javier Bielva, Fernando Pardo y compañía ponían patas arriba al respetable con las canciones de The News Today. Abriendo con una intro de sitares a la que fueron uniéndose el resto de la banda en un derroche de rock hipnótico hasta arrancar con «Hey, hey, hey (The news today)». Le siguieron las geniales «The Falcon Sleeps Tonight» que sonó poderosa y «Thieves And Liars» (dedicada a los nuevos aires que se empiezan a respirar en España y a los «ladrones y mentirosos» que se van).
Contaba Fernando Pardo que los grupos se conocieron en una convención de Black Sabbath y ahí decidieron montar algo en común, por ello la primera versión de la noche iba a estar dedicada a los de Ozzy Obsbourne, marcándose una bailable y guitarrera «Supernaut» para quitar el hipo. «I Am (What I Am)», la versión de «Wish You Where Here» (Pink Floyd), «Run To The River», «I Wanna Believe»… el adiós a una etapa y el anuncio de una mutación que llegará el próximo otoño en forma de nuevo disco que esperamos con los brazos bien abiertos.
Y llegó el turno de Ilegales, que volvían a la capital resucitados y con el convincente La Vida es Fuego como excusa para un regreso más que justificado. Los de Jorge Martínez reconvertidos en cuarteto para sus directos, son una máquina apisonadora. La incombustible banda asturiana comenzó a escupir canciones una tras otra sin pausa para el respiro, intercalando momentos de su amplia discografía. Abrieron con «Los Chicos Desconfían», «Europa Ha Muerto» y la reciente «Voy al Bar» que por derecho propio desde que la oímos, forma parte de su repertorio clásico. A partir de ahí hubo carne para todo fan ilegal que se precie, «Chicos pálidos para la máquina», «Suena en los clubs un blues secreto», un paseo por su nuevo disco con «Hipster» y «Regresa a Irlanda». «Perdonad que vayamos tan rápido, pero tenemos poco tiempo y queremos tocar el mayor número de canciones». Dicho y hecho. Una mirada al pasado con «Qué mal huelen los muertos!», «Agotados de esperar el fin» y «Revuelta juvenil en Mongolia».
La recuperación de dos himnos patrios («Yo soy quien espía los juegos de los niños» y «Tiempos nuevos, tiempos salvajes»). También hubo tiempo para una declaración de intenciones («Si la muerte me mira de frente me pongo de lao»), para disfrutar de la guitarra cristalina de «Al Borde» , para volvernos punks con «Dextroanfetamina» y disfrutar con la melodía de «Regreso al sexo químicamente puro».
El fin de fiesta con «Soy un macarra», «Eres una puta» y «Destruye» terminó con un pogo colectivo en las primeras filas y con la constatación de la segunda juventud que está viviendo una banda con más de tres décadas a sus espaldas.
Pero ojo, que aún había tiempo para más y tras horas de disfrute, Los Enemigos cerraban la noche con otro gran concierto.
Con un perfil menos espídico y macarra que Ilegales (soy de los que piensan que podrían haber alternado sus puestos en el orden de actuaciones), la banda de Josele, Fino, Chema y Manolo hicieron otro repaso por su discografía para deleite del personal. El «Real good time together» de Lou Reed acompañó la salida de los madrileños al escenario que comenzaron con «Brindis» y «Esta mañana he vuelto al barrio».
El setlist igualmente fue una ocasión para reivindicar su último disco, Vida Inteligente («que no estamos aquí por la cara, que hemos sacado un disco») y a las primeras de cambio sonó «Santos Inocentes» a la que fueron sumándose otras a lo largo del repertorio.
No faltaron clásicos como «Septiembre», «Antonio», «Desde el jergón» o «John Wayne». Y otras de esas canciones que los últimos 30 años han ido calando en sus seguidores («Señora», «Me sobra carnaval», «Complejo», «La otra orilla»). Unos 70 minutos coronados con «Todo a cien», que puso la guinda a la primera edición del Mat Mad Festival, que esperamos tenga continuidad.
Porque Madrid necesita más eventos de este tipo. Porque nos los merecemos.