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Temples – Volcano (Heavenly Recordings)

Superar un disco de la intensidad de Sun Structures no solo era complicado sino que apenas debería haber entrado en las pretensiones de la banda liderada por ese pequeño genio del pop contemporáneo que es James Edward Bagshaw. En aquel soberbio álbum, Temples pensaron en darle la vuelta a los planteamientos básicos de la nueva psicodelia y hacer que muchos viesen a Tame Impala como unos pipiolos que apenas estaban aprendiendo la fórmula y necesitaban a alguien con más aplomo para poner los puntos que faltaban a sus íes. Tal vez eso, la falta de ambición y al mismo tiempo la intención de reforzar y ampliar las bases que los afianzaron, lo que convierta a Volcano en un segundo trabajo tan solo medianamente interesante.

No es que los británicos no hayan trabajado lo suficiente; más bien al contrario, ahora han querido que el pop espacial, expansivo y etéreo del que parten sus conceptos se convierta en otra cosa semejante pero distintiva, como distinción modernista de las formas que Pink Floyd y el grueso de la psicodelia de los setenta enseñaron al mundo. Los valores se demuestran andando –en este caso sonando-, y el nivel melódico que alcanzan en “Oh the saviour” o “Born into the sunset”, en este caso con tremendo falsete de por medio, consiguen que las conservemos en la memoria como ejemplos del tremendo poderío de la banda. Los gramos de chispeante rock sesentero que antes revitalizaban la receta ahora se dosifican y transforman en espasmos multicolores como los de “Certainty”, una manera firme de dulcificarse, y en el vanguardismo de “Open air”, que junto a la mágica y lúgubre “Strange or be forgotten” que cierra el disco, se convierten en referencias imprescindibles en la descripción de su identidad. Se nota que no les ha resultado fácil mantener la coherencia por el desvío momentáneo que supone estancarse en piezas previsibles como “Celebration” o la impostada homogeneidad de otras en las que la presencia de los teclados desdibuja la comunión con unos beats dudosamente favorecedores (es lo que sucede en “All join in”). Quien no arriesga no gana, y Temples están en esa fase en la que la duda puede comerles un terreno que deben seguir abonando con los mejores piensos disponibles.

Volcano es un retrato casi perfecto del vaivén emocional de unos músicos superdotados para los sonidos ácidos, que brota del folk sideral de “In my pocket” y germina en el pop vintage, ornamentado con profusión y tremendamente ambicioso de “Mystery of pop”, huyendo de las guitarras y acentuando los sintetizadores en pos de una nueva y radiante creación. Ambición no les falta, y al ajustar los resortes que impulsan su motor, han conseguido continuar una carrera enormemente prometedora de forma irregular pero rotunda. Ya lo advierten en uno de los cortes: “(I want to be) your mirror”. En su espejo no hay ninguna imagen distorsionada por el momento.

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