Conciertos

Calexico – Arena (Madrid)

«Una apuesta segura», «Cuatro por el precio de uno», «No hay que dejar pasar la oportunidad» y demás eslóganes publicitarios chorra se podrían aplicar a una actuación de Calexico. Uno paga su entrada y a la salida no se acuerda de lo que le ha costado. Uno entra en la sala y se encuentra con un concierto de cansiones mariachis para bailar con sus cuates (“El picador”,” Crystal frontier”,” Spray”), otro de ambientes fronterizos (“Fade”), otro de jazz, y hasta un recital de canciones americanas (“Ballad of cable hogue”, “Not even Stevie Nicks”). Quien dice cuatro podría decir 15 ó 20, en los que cada parte no chirría con el resto, por muy lejanas que parezcan.

Esto es algo que sólo se pueden permitir los que realmente aman la música, sin complejos, y chupan como esponjas todo lo que se les aproxime a las orejas (en Arena despacharon versiones del “Alone again or” de Love, “Buffalo soldier” de Bob Marley o “Desaparecido” de Manu Chao). Bueno, para esto hace falta además poseer el virtuosismo musical de John Covertino y Joey Burns y de sus acompañantes, un colectivo de hasta siete músicos que cambian el metalófono por la trompeta o el pedal steel (Paul Niehaus, de Lambchop) como quien se cambia de calcetines.

Calexico contaron en esta ocasión con la aportación patria de Amparanoia. La granadina, que llamó a los de Arizona para la grabación de su tema “Don’t leave me now”, les devolvió el favor interpretando esta canción junto con Jairo Zavala de La vacazul. La colaboración dio pie a una de las jams que Calexico gustan de montar para probar la robustez del escenario. Diez, once o doce personas, ya ni me acuerdo, que cantaron y bailaron durante un cuarto de hora una increíble versión de “Güero canelo” en el mejor momento de la noche.

Calexico representan otra vía del mestizaje que apuesta por la fusión, pero también por la suma de estilos sin que estos (pop, rock, country, ranchera, ambient…) pierdan su personalidad. Son cosas que a uno se le ocurren pasadas unas horas, claro, porque ahí dentro sólo puedes disfrutar de la música.

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