A Singer Of Songs – Old Happiness (Underused Recordings)
El disco de A Singer Of Songs es uno más de la onda folk. No nos vamos a engañar creyendo que esto se acaba de descubrir. Aún así, pasado el trago de que no sea nada nuevo, la cuestión es si aporta alguna cosa, por nimia y diminuta que sea. Y, en ese caso, lo cierto es que el del belga es un folk lo-fi que, apoyado en la filosofía informática del código abierto, acaba tocando la fibra en algunos momentos.
El segundo disco de Lieven Scheerlinck cuenta con numerosas contribuciones femeninas que han sabido acoplarse a un disco melancólico y frágil, de tal manera que cada aparición es un punto a favor para este Old Happiness. Todo esto se pone en pie sin tambalearse, y su mérito reside en que la mayoría de las voces que colaboran jamás compartieron un estudio con Scheerlinck; todo se realizó a través de un ejercicio de grabar, cortar y pegar voces y melodías.
Los temas volaron con billete de ida y vuelta entre los correos de unos y otros hasta que todo encajó. La prueba es la efectividad de un precioso trabajo a tres bandas llamado «Road to nowhere» en el que Becca Gordon (banjo) y Tiny Ruins (voz y cello) ponen su granito de arena; por cierto, el de la neozelandesa de voz quebrada es uno de los descubrimientos del disco. Junto a ella, el de la española Ana Franco (Coffee&Wine), poniendo las voces en «Rabbit hole», o la británica Craven Canary, que endulza «Wrath». Lieven tampoco pierde comba sin acompañante, sobre todo con dos canciones («Old happiness» y «The bunker»), un par de ejemplos de la enorme influencia que dejaron tras de sí Elliott Smith y Vic Chesnutt.
Total, lo que dice él mismo en su myspace: «sólo otro cantante de canciones». ¿Para qué más?