Billy Bragg – Galileo Galilei (Madrid)
Un hombre y una guitarra. Esta fórmula suele resultar decepcionante cuando viene motivada por un ajuste presupuestario ante el abundante gasto que supone desplazar una banda al completo. Insuficiente interés del público o falta de valentía de los promotores. En las tablas de la sala Galileo escasearon los cuartos pero abundo el ingenio. Billy Bragg es el perfecto maestro de ceremonias.
Entre sorbos de una sospechosa taza de té (estoy convencido que era un elegante camuflaje a un brebaje algo más enérgico) alternó música y brillantes monólogos. Nos reveló con un tono sarcástico la incoherencia de ciertas expresiones tales como inteligencia militar o el fútbol americano. Narró la conflictiva historia de amor entre Ingrid Bergman y el director italiano Roberto Rossellini como introducción a un tema de su amado Woody Guthrie. Centrándose en los detalles de cada historia, departió relajado sobre los orígenes españoles de la familia de su mujer, el papel de la selección inglesa en el próximo mundial de fútbol, la influencia de Joe Strummer (The Clash), la incierta calidad del café americano y sobre todo, de política.
Los discursos reivindicativos en el ámbito de la música en vivo siempre me han parecido oportunistas y descontextualizados. Supongo que las arengas de los iluminados autores del rock español alternativo y el falso mestizaje son responsables de los citados prejuicios. Cada vez que escucho a Macaco me invade un inevitable impulso de tirar residuos químicos al Manzanares. Nuestro amigo Bragg, lejos de caer en un discurso panfletario, reflexiona en voz alta: Guantánamo, terrorismo, corrupción… Él expone con humor e inteligencia su opinión y nos convence con la honestidad de sus canciones: “there is power in a union”, o “freedom”, “new england”.
La restricción de los temas a su soporte primitivo subraya el acento folk, pero con una inquebrantable actitud punk. Su último largo Mr. Love and Justice (08) tiene un enfoque intimista sin imposturas. Conmovió la interpretación acústica del primer corte “I keep Faith”.
En estos tiempos de apatía y cinismo, el mundo precisa gente comprometida y lúcida como él. Necesario.