Esplendor Geométrico – Strepitus Rhytmicus (Geometrik Records)
La impaciencia es un elemento inherente del oyente a casi cualquier evento que rodea a Esplendor Geométrico, sea este alguno de los pocos directos con los que nos obsequian o, como es la ocasión, la celebración de un nuevo disco. Porque, en el fondo, todo radica en ese enganche emocional a toda su historia y, en definitiva, a su evolución sonora y de eminente carácter de exploración continua. A pesar de que este Strepitus Rhytmicus ha sufrido algunos retrasos en lo que a su fecha original de lanzamiento se refiere —y alimentando algo más así esa impaciencia en el seguidor—, su impacto no puede más que calificarse de positivo, tanto en su afán de seguir construyendo el mito como en la recuperación de un sonido algo familiar.
Si nos ceñimos al corto plazo, esta nueva referencia se desliga en cierta forma de su anterior entrega, aquel Cinética que mostraba unos ritmos algo más bailables (todo lo bailable que pueda ser) que lo que se nos enseña ahora, quizá con la honrosa excepción de “Gravitar alrededor”, de claro sustrato cinético. Y es que Strepitus Rhytmicus retoma parte de su esencia más experimental e industrial (desde la apertura electrónica y casi arquetípica de “Compensación” o “Regreso”), si al patrón de lo industrial seminal nos referimos, pero, sobre todo, a la necesaria asfixia existencialista.
En este viaje propuesto no dejan de aparecer sus señas de identidad más aclamadas e idiosincráticas, desde los ritmos marciales y producto de la mecánica y la búsqueda incesante de lo melódico del ruido (“Entorno” o “Nueva Industria”) o de las posibilidades extremas de lo vocal (“Entelequia”) a las inserciones del muestreo de voces intrigantes y ocultas que aportan mucha contundencia (“Cuántico” o “Estático”) e, incluso, algo de humor que de un exiguo respiro (“Metro Sur”). Estamos de enhorabuena, pues, si Arturo Lanz y Saverio Evangelista, ahora con la distancia marcada por Islamabad y Roma, han sabido recoger esa urgencia del momento, como casi siempre, y, sobre todo, saber plasmar con cada disco un lenguaje adecuado a las circunstancias y sin perder su sello.