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Kill Bill Vol.2 – BSO Kill Bill Vol.2 (Maverick)

Las marcianadas de Quentin Tarantino son, en lo musical como en lo fílmico, un auténtico prodigio de cómo popularizar sin dificultades la cultura con mayúsculas (que no es otra que la que se basa en la ironía y lo underground: lo avanzado e inquieto, en suma). Y es que la edición de este Kill Bill Vol.2, segundo recopilatorio correspondiente a la homónima película, está arrasando en medio mundo tanto como lo hizo Kill Bill Vol. 1.

Tarantino sigue increíblemente absorto por toda música profunda, de cualquier tipo de raíz. El denominador común de los temas que elige es la rareza, siempre crepuscular y enigmática. Pero ahora podemos estar de enhorabuena, pues al director se le ha cruzado por el camino el flamenco español de los años 70, una música muy mal comprendida que sin embargo figura entre las grandes aportaciones del siglo XX. Sólo por la inclusión de la enormísima “Y tu mirá” de Lole y Manuel, procedente del álbum Pasaje del agua (1976), este disco ya merece muchísimo la pena, anticipando además algún que otro momento memorable de la propia película, todavía no estrenada aquí. Son Lole y Manuel un referente musical y es de justicia que así se les empieze a reconocer en su propio país, España, tan dado a girarle la espalda a sus propios genios. Y es que el flamenco mentalista de este dúo, absolutamente abierto de miras, será reconocido paradógicamente gracias a este recopilatorio: la “terribilità” de esta canción engancha desde la primera escucha. Y debe ser descubierto por ese nuevo público que, gracias a gente como Ojos de Brujo, está ávido por descubrir el flamenco de verdad, el que se aleja de los clichés y la estulticia.

Además de todo ello, el director sigue con su obsesión por el mejor hip hop, como en el primer recopilatorio. Y el mejor hip hop es RZA, productor de Wu Tang Clan, del que Jim Jarmush ya se enamoró en la emocionante Ghost Dog, cuando el de Staten Island compuso toda la música del film. Así, la mezcla de este CD es alucinante: del hip hop al spaghetti western del Morricone más underground, pasando por músicas japonesas de difícil clasificación (enorme Meiko Kaji), el country del legendario Johnny Cash, rockabilly (qué gran estilo)…en el capazo de Tarantino cabe de todo, sazonado, además, con los ya conocidos pasajes de diálogo de la propia película, como ya hiciera con la BSO de Pulp Fiction (a ver si alguien edita esta nueva BSO en castellano, como ya se hizo entonces con aquella película). Definitivamente, “Seth no ha muerto todavía, nena”. Ni tampoco Lole y Manuel, que merecen todos los honores del mundo.

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