Love and Rockets – My Dark Twin (Beggars Banquet Records)
Existen procesos que son casi tan interesantes como el propio resultado. Ese ambiente, los intentos, las primeras ideas son esenciales para entender el porqué de una obra, si suena de una manera u otra o si los descartes, con el tiempo, se sabe que hubieran mejorado el producto final. Por todo ello, las labores de documentación que ven la luz son pequeños tesoros a los que, como mínimo, hay que prestar una delicada atención.
Tal es el caso de este My Dark Twin, un disco de apoyo que complementa la reedición del tardío Sweet F.A. (1996) de Love and Rockets y que incorpora, además de la propia documentación con versiones inéditas, varias remezclas y ocho temas nuevos que dibujan la realidad de aquel viaje. En formato doble, este lanzamiento nos lleva a la primeras propuestas de sonido de aquel “Sweet Lover Hangover” o “The Fever”, con la cercanía a un madchester residual como vestigio y columna del rock alternativo; a las ásperas suavidades de “Words of a Full” y “Sad and Beautiful World”; a la bucólica “Pearl”; o un nuevo acercamiento a la genial y lírica “Shelf Life”.
Especialmente interesantes por su valor son “Ritual Radio”, una sesión improvisada de cerca de veinte minutos que recoge la oscuridad y rasguños marca de unos primeros Love and Rockets quizá en su herencia todavía cercana a Bauhaus, pero con un resultado hipnótico y espectacular; y “U. O. ME”, también de carácter ácrata, pero con la personalidad de la colaboración de Genesis P. Orridge, que marca a hierro quemado un corte asfixiante e industrial. Por cierto, en esa labor documental, este último tema nos lleva a la historia de aquel incendio en la mansión de Rick Rubin que casi acaba con algo más que parte del equipo y donde Breyer se llevó la peor parte.
Más cositas imprescindibles. En ese segundo disco aparece “Pick Yourself Up” aglutinando pianos, atmósferas, abrasiones y cuidadas líricas para ser un buen resumen de todo esto si uno tuviera que elegir un solo tema. “California (Have A Nice Apocalypse!)”, un corte de tendencia acústica que registró las apariciones intermitentes en ese periodo (y estudio) de personajes tan relevantes como Chuck Prophet y que demuestra que variar sobre el registro habitual es también una forma de descanso mental y musical. Aunque especialmente entrañable es también la versión lo-fi del “Spanish Stroll” de Mink DeVille, con un resultado muy similar al que sería una relación ilegítima entre la Velvet Underground y Daniel Johnston, y, por todo ello, hasta de indudable valor académico.
Por si todo este bendito batiburrillo no fuera suficiente, existen también apuntes de modernidad en forma de remezclas. Ahí están las de “Sweet F.A.”, que por ser homónima es imprescindible, pero también lo es por la historia de cómo la creó Daniel Ash en una de sus escapadas motorizadas, y la muy bailable “Here Come the Comedown”. Aunque quizá, de todas ellas, la que más sobresalga es la de “Sweet Lover Hangover” que, con esta atención y la de su edición original, se yergue como una de las más queridas por la banda para inmortalizar y renovar aquel periodo concentrado en este My Dark Twin, uno de los lanzamientos documentales más importantes y mejor cuidados de lo que llevamos de año.