Entrevistas

Love Division

Faltan ganas de trascender y de cambiar las reglas del juego; sobra indolencia y seguidismo

Love Division regresan a la actividad con la publicación de la continuación del EP «Locomotora«.
 
El pasado mes de septiembre publicaban Anthems for the Lost Generation, que contaba con la producción de Fernando Pardo (Los Coronas, Sex Museum). Doce nuevos temas grabados en los estudios Reno y Geek de Madrid.
 
Aprovechamos su edición para charlar con su principal responsable, Ricardo de Abiega.
 
¿Es este tercer trabajo más variado aún que los anteriores? Todo el rock que te gusta está aquí… Pero ¿podría despistar a más de un purista?
 
Siempre nos gusta trabajar con una paleta amplia de sonidos y tempos que refleje lo que nos gusta, desde los temas acelerados más punk a los medios tiempos arpegiados pasando por los riffs más pesados. Tratamos de combinar distintos tipos de canción y que todos ellos convivan entre sí en feliz armonía. Creo que el disco ha quedado muy equilibrado en ese sentido. Los tres escuchamos muchísima música y nos llegan influencias por todos lados.
 
Yo sí creo que somos una generación perdida. O nos acercamos, al menos. Hacen falta himnos, motivaciones y más.
 
Creo que el concepto de generación perdida, tanto a nivel social como musical, se puede aplicar a muchos grupos de edad, tanto a los de treinta como a los de veinte o menos. Como comentas faltan referentes, motivaciones y guías, o si las hay apenas trascienden. Con todos los cambios que estamos viendo a nuestro alrededor me sorprende que no haya más acción y más activismo.
 
¿Cómo ves toda esta época que estamos viviendo los jóvenes de «casi40»? ¿Qué nos espera dentro de diez años?
 
A nivel musical, creo que el mainstream ha fagocitado la gran mayoría del espíritu independiente, que se ha quedado como una máscara con poco fondo que dista bien poco de la radio fórmula. Faltan ganas de trascender y de cambiar las reglas del juego; sobra indolencia y seguidismo. La indolencia no es underground. No deberíamos permitírnoslo.
 
Fernando Pardo, de nuevo. Creo que estáis muy contentos con el resultado. ¿Hay algún otro productor en España que pudiera alcanzar con vosotros un nivel similar?
 
Es el tercer trabajo que hacemos con Fernando y estamos encantados de colaborar con él. Nos aporta una visión musical amplísima y nos ayuda a enriquecer nuestra propuesta con su experiencia y conocimientos. En el estudio de grabación siempre hay cierta tensión, pero con Fernando ir al estudio es casi como ir a pasar el día con unos colegas y hablar de música non stop mientras grabas unos temillas. Además estamos más que contentos con el sonido del disco y con cómo ha quedado la mezcla. Esperamos que esté a nuestro lado también en el próximo trabajo.
 
Cuando un proyecto está bien liderado, como es el caso, el resultado es superior, que no menos costoso. ¿Controlas la evolución de la banda como te gustaría?
 
Siempre hemos tenido muy claro el concepto de la banda y cuál es el sonido que queremos conseguir. Creo que nos compenetramos muy bien entre los tres y las discusiones sobre si esta canción nos cuadra para el disco o si tenemos que cambiar la rítmica o el tempo de esta otra siempre son muy constructivas. Confiamos mucho los unos en los otros porque los tres somos muy «musicales», y por suerte no hemos tenido ese tipo de tensiones internas. Tenemos bastante claro hacia dónde vamos.
 
Trabajo exigente, familia, deporte y rock. ¿Te queda tiempo para dormir?
 
Pues la verdad es que no demasiado, jajaja. Intento planificarme los días al máximo y abrir hueco para todo lo que me gusta hacer. Si hay ganas y motivación consigues estirar las horas al máximo, aunque por desgracia el día siga teniendo solo 24 horas.
 

 
Sois un power trío perfectamente engrasado. ¿Te acuerdas alguna vez de una segunda guitarra?
 
El de la segunda guitarra es un tema recurrente en nuestra banda. Estamos encantados de ser un power trío porque tenemos un grado de compenetración muy alto, pero también es cierto que muchas canciones, especialmente en este último disco, tienen un montón de arreglos que lucen mucho más con dos guitarras. A menudo contamos con un fenómeno como Ceci Crespo en la segunda guitarrista para los bolos más importantes, pero de momento no nos planteamos hacer una búsqueda activa de un segundo guitarra «fijo». Eso sí, no puedo prometer que no lo hagamos en 6 ó 12 meses (risas).
 
Con Enrique en Londres, lo de ensayar con regularidad será muy complicado, ¿no?
 
Es complicadísimo. Estamos haciendo muchos bolos con 2 o 3 ensayos nada más, a menudo el día anterior y el propio día del concierto. Luego todo sale bastante bien porque Enrique y Tony son unos monstruos, pero a veces vamos un poco al límite. También es verdad que así los conciertos son más emocionantes, (risas).
 
De todas formas, para los bolos entre semana nos están ayudando otros baterías, como Jota Armijos o Andrew de los Fun Loving Ones, así que podemos seguir tocando, que es lo más importante.
 
¿En algún país en especial os gustaría tocar? Que no sea Usa ni UK donde ya habéis estado.
 
Me fliparía girar por Latinoamérica (aprovechando además que Tony es de Venezuela), Japón o Australia… pero estaremos encantados de tocar allí donde nos llamen.
 
Consumes mucha música y se nota en vuestros discos. ¿Qué te parecen los últimos trabajos de veteranos como Pearl Jam, Pixies, Manics S. P. o el mismísimo Bowie?
 
Todavía estoy en fase de digestión de los últimos de Pearl Jam y los Manics. Ambos me gustan bastante, pero creo que están un escalón por debajo de sus mejores obras. El «The Next Day» de Bowie me parece un muy buen disco, muy en la línea de «Hours» o «Heathen», obras notables que están bastante infravaloradas. Me ha encantado por denso, barroco, enrevesado y difícil el «…Like Clockwork» de QOTSA y me ha decepcionado bastante el «Hesitation Marks» de NIN. Para mí el mejor disco de lo que va de año es el «Pale Green Ghosts» de John Grant. Instant classic.
 
Hace poco, charlando con un músico electroacústico me decía que no valora la difusión de su obra, que su vida está en la creación. Qué gran diferencia con la industria de la música pop, de la música de consumo masivo. Creación siempre unida con difusión y comercialización. (Una industria más). Me gustaría que reflexionaras sobre todo esto, libremente.
 
Buff, este tema da para una disertación de horas, idealmente con cervezas en mano y buena música de fondo. Sin duda que la creación es el origen de todo, y para muchos de nosotros es un fin en sí mismo. Para mí desde luego lo es: cada vez que sacamos un disco, la máxima satisfacción reside en el mero hecho de haberlo hecho y verlo publicado. Ahora bien, considero que el reconocimiento de la gente es un elemento crucial, el elemento que permite al artista «retroalimentarse» para seguir avanzando. La creación conlleva un desgaste muy alto en muchos sentidos, principalmente emocional, pero también físico, por supuesto económico, y el «feedback» de la gente actúa como un «recargador de pilas», un factor motivador que te aporta energía para seguir hacia adelante.
 
Y lamentablemente, para muchos creadores, la falta de ese factor de reconocimiento les empuja a abandonar su arte (Ojo, que conste que me refiero a arte, no a show business con Justin Biebers o One Directions de la vida. Esa es otra categoría que no me interesa en absoluto y en la que no veo ni un ápice de vocación artística). Idealmente creación y difusión deberían ir más de la mano. Creo que con internet, las nuevas tecnologías y las redes sociales se ha acortado mucho el espacio entre ambas.
 

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