Morcheeba – The Antidote (Echo)
Morcheeba construyeron, a lo largo de cuatro discos, un sonido inspirado en el trip-hop made in Bristol pero enriquecido con ambientes club, aires soul y arreglos electrónicos. Los hermanos Ross y Paul Godfrey eran los padres de la criatura, mientras la cantante Skye Edwards asumía el rol de front-woman con carácter y una voz inconfundible.
Con una fórmula accesible al gran público, no era raro escuchar algunas de sus canciones en anuncios publicitarios (ver «Shoulder Holster», «World Looking In»), eso sin olvidar el impacto de singles tan redondos como «Otherwise» o el fantástico «Rome Wasn’t Built In A Day». El recopilatorio Parts Of The Process (03) marcó el fin de una etapa: su contrato discográfico fue cancelado antes de tiempo, la creatividad del grupo se encontraba en punto muerto, y los tres miembros se dedicaron a sus respectivos proyectos en solitario.
Ahora Morcheeba vuelven frescos como una rosa, con el «pequeño detalle» de que nos han cambiado la vocalista. Daisy Martey, ex-Noonday Underground, aterriza en el grupo londiniense con el difícil reto de sustituir a la carismática Skye. El abucheo por parte de los seguidores más puristas está asegurado, pero los hermanos Godfrey han decidido además darle un giro al sonido del grupo.
Actualmente citan a Sonic Youth, My Bloody Valentine, David Axelrod o Jefferson Airplane como algunas de sus referencias, pero por supuesto se hacen invisibles a nuestros ojos, y los cambios en la fórmula de Morcheeba son de lo más sutiles. Se alejan en parte del soul y los toques electrónicos para centrarse en el pop-rock calmado y agradable, con instrumentos más convencionales.
Canciones como «Ten Men» o el single «Wonders Never Cease» son perfectos ejemplos de esa pequeña evolución en su sonido, con unos destacados riffs de guitarra. Sobresalen también temas como «Lighten Up» o el animado «People Carrier», mientras el pegadizo «Everybody Loves A Loser» parece destinado a convertirse en un nuevo clásico de su carrera.
Resumiendo, The Antidote supone el inicio de una nueva etapa para Morcheeba, quizás con cambios importantes, pero que no impiden que al cerrar los ojos y escuchar su música sepamos exactamente que ellos están detrás.