Refree
Mi carrera, por donde va, puede durar toda la vida
Sin miedo al riesgo y sin ningún prejuicio para hacer la música que en cada momento le parece más interesante, Raül Fernández, uno de los músicos más polifacéticos que podemos encontrar en nuestra escena musical, dá rienda suelta en Refree a toda su creatividad. Con motivo de la publicación de “Els Invertebrats”, el cuarto álbum de su carrera, nos sentamos con Raül en una cafetería de Madrid cercana a las oficinas de su discográfica Acuarela, para comentar los detalles de un disco que por su calidad, está llamado a ocupar los primeros puestos en las listas de lo mejor del año.
Antes de hablar propiamente de Refree, ¿qué tal van los conciertos con Jeanette? (Raül dirige la orquesta de ocho músicos que acompaña a la mítica cantante de los 60s en su regreso a los escenarios).
Ah, la gira va muy bien. Tocamos el lunes pasado aquí en Madrid y el concierto quedó muy chulo y tuvo mucha expectación, así que estoy muy contento.
Élena, la colaboración con El Hijo, la producción del disco de Aroah, la gira de Jeanette…, participas en múltiples y muy variados proyectos, sin embargo parece que el principal y el más personal es siempre Refree.
Es verdad que trabajo en muchas cosas, pero creo que a lo único que yo llamaría proyecto es a Refree. El resto de cosas en las que participo no son proyectos míos, son trabajos, ya sean como productor, intérprete o compositor, que puedo hacer por encargo o porque me une una relación especial con quien me lo pide (como el caso de Aroah). Refree es donde realmente me expreso y donde hago la música que quiero hacer.
Refree y el resto de colaboraciones que realizas, ¿te permiten vivir exclusivamente de la música?
Sí, de hecho lo hago. La música es la forma de ganarme la vida, así que haciendo unas cosas y otras consigo dedicarme a esto que es lo que realmente me gusta. Suelo tener bastante trabajo, así que no puede quejarme. Además los discos de Refree funcionan bien. Publicamos en varios países y en global los resultados suelen ser buenos, en Francia por ejemplo normalmente tienen mucha repercusión.
Tu música no se caracteriza por ser accesible a todo el mundo, ¿te has planteado en algún momento adaptar tu estilo para resultar más asequible y llegar a más público?
Creo que no y que nunca me lo plantearía. La música de Refree la hago para mí. Es la forma de expresar lo que siento en cada momento y me gusta ser completamente sincero con ello, así que no modificaría nada de lo quiero expresar por vender un solo disco más. Estoy contento con la aceptación que tienen mis discos. A los conciertos pueden venir unas doscientas personas, y me siento satisfecho, lo prefiero a tener que cambiar para atraer a dos mil personas. Además, no entiendo a los músicos que son capaces de adaptar su estilo para hacerlo más fácil y ganar repercusión. Mi carrera por donde va puede durar toda la vida, la de otros no lo sé.
Se te suele calificar, sobre todo desde Nones como cantautor y se te ha llegado a comparar con Serrat. ¿Te sientes cómodo con esa etiqueta?
No me siento incómodo porque por un lado soy un cantautor, en el sentido de que compongo mis propias canciones y las interpreto. Sin embargo soy algo más porque no me limito a interpretar los temas con una voz y un acompañamiento sino que busco la colaboración de otros músicos y la aportación ajena para construir algo mucho más completo.
En “La Matrona”, tu anterior trabajo, las canciones parecían compuestas como elementos independientes. Sin embargo El Invertebrats es un disco más homogéneo, como si todos los temas estuvieran unidos por un hilo conductor muy presente. ¿Ha influido el hecho de grabar con músicos que forman parte de un mismo grupo (el trío de jazz Sweet Cut)?
Sí, es cierto. En La Matrona, intenté hacer canciones autónomas, indudablemente muy relacionadas pero siempre muy distintas. Salvando las distancias, es lo mismo que los Beatles se plantearon al hacer el White Album. El Invertebrats recuerda un poco a Nones, un disco más conjuntado, más unido y cohesionado, aunque también más experimental.
También quizás ha influido que el disco ha sido grabado todo de una vez y en muy poco tiempo (tres días de ensayo y dos de grabación), y sobre todo con Sweet Cut (Oriol Roca, batería, Manolo Cabras, contrabajo y Giovanni Di Domenico, piano). Al contar con ellos mi intención era trabajar con músicos de vanguardia que tuvieran un concepto abierto de la música, y sobre todo que pudieran tocar de manera libre y experimentar. Creo que con Sweet Cut he encontrado lo que buscaba y que el disco ha quedado impregnado de ese estilo libre de interpretar las canciones propio del jazz. La grabación, que ha sido en Bruselas, ha ido muy bien porque el estudio se ha volcado. El disco les encantó desde el principio así que todo han sido facilidades.
El sonido de Els Invertebrats es sorprendente. Las canciones parten de una sintaxis básicamente pop, se interpretan en sentido jazz y los arreglos son diversos y muchas veces folk. Puntos de vista diferentes para expresar una misma cosa. Parece como si practicaras, como acertadamente dice la reseña promocional del disco, cubismo musical.
Para mí la música es una forma de comunicación por encima de estilos. Tengo gustos muy variados y siempre he escuchado música muy diferente, así que a la hora de expresarme no tengo ningún prejuicio y utilizo todo lo que he aprendido, mezclando cosas muy diversas. Las canciones pueden dar mucho de sí y a mí me gusta expandir los límites que tradicionalmente parecen tener prefijados.
El tono de las letras de las canciones es más triste y hasta más pesimista que en otras ocasiones, la ciudad que envejece, el coco que se lleva a los niños que viven poco…
Bueno, la última letra que mencionas no es mía, es una poesía de Gloria Fuertes. El resto del disco no ha querido ser conscientemente triste. Sí es más pesimista que La Matrona, pero quizás porque trata sobre el paso del tiempo, que es una realidad inevitable y por eso contrasta. El disco retrata situaciones cotidianas que sobre todo creo que son las más claras y sencillas que las imágenes y los juegos de palabras que formaban La Matrona, que al fin y al cabo, muchas veces no se entendían.
¿Quién se ha encargado esta vez de la portada?
La portada la han hecho Btoy, artistas barceloneses que vienen del mundo del graffiti y aunque en España no son muy conocidos han hecho exposiciones en Berlín y se están moviendo mucho. Yo creo que los músicos tenemos suerte de contar con espacios de expresión que tienen mucha fuerza, como por ejemplo las portadas. Por eso, siempre intento que las portadas transmitan algo y estén muy cuidadas. Con el trabajo de Btoy he quedado muy satisfecho.
El disco combina canciones en catalán y en castellano. ¿Cómo decides cuál haces en cada idioma?
El castellano es mi idioma paterno y el catalán es el materno, así que mi realidad es dual. Cuando me pongo a escribir una canción que tengo en la cabeza, sin darme cuenta lo puedo hacer en catalán o en castellano. No lo hago de forma consciente y luego incluso pienso, ¿hubiera estado mejor en otro idioma?
¿Podremos ver pronto el disco en directo?
Va a ser difícil. Con La Matrona hice una gira muy exigente y esta vez me lo quiero tomar con más tranquilidad porque además tengo que escribir una banda sonora. Tocaré pero será cuando salga alguna fecha interesante. Hay que tener en cuenta también que quiero hacerlo con Sweet Cut, y uno de sus miembros vive en Bruselas, así que, aunque su disponibilidad es máxima, habrá que planificarlo.