Sanjosex – Festival (Bankrobber)
Después de cuatro años sin sacar material inédito a la luz, cabría pensar que esta se ha atenuado. Pero no, la luz de Carles Sanjosé, Sanjosex para los amigos, solo ha sufrido un ligero recalibrado para aparecer como en la misma portada de su nuevo álbum: cercana y nostálgica.
Festival parece un canto hedonista, una oda a las buenas cosas de la vida: una superación, en definitiva, de aquel sentimiento más cercano a la tristeza que impregnaba el anterior Al marge d´un camí (2010). Algo tendrá que ver en ello la producción de Quimi Portet, conocedor de lo que una pequeña dosis de electricidad puede aportar a piezas de estas características. Buen humor lo hay, óigase si no «M´agraden els colors».
Pero si digo «parece» es porque ni el aspecto un poco más desvergonzado de «Festival Tom i Jerry» o «Que bé», ni el popero primer sencillo «No hi ha mirades», ni tan sólo las posibles pinceladas políticas -o más bien sociales- de «Tan amables» o «Per ser feliç», pueden ocultar esta melancolía que le valió al artista ser llamado por algunos el Dylan del Mediterráneo. «Res no va ser tan important«, dice una de las mejores oberturas de álbum que he podido oír, «The Catcher»: Festival es una celebración de la vida no como montaña rusa sino como línea que avanza sea cual sea el camino escogido. Se elogian las pequeñas cosas como los amigos o la comida en un acto no por tópico menos necesario.
Se juega a la repetición -«El joc» como bis temático de la anterior citada- y a la construcción de un protagonista encerrado en sí mismo, que se sumerge en los libros, evita bailar con canciones y se contempla en los espejos. De hecho, cada una de las piezas del álbum hablan de lo mismo -«aquesta cançó va per tots nosaltres, tímids i educats per un caràcter»: se incluye el cantante en un momento determinado-, pero lejos de acusarlo por falta de originalidad, debe elogiársele la consistencia a la hora de construir un mensaje personal. Ante tanto YOLO y Carpe Diem se agradece la sensibilidad aplicada al vacío de los tipos cualquiera, el intento por retratar esa extraña belleza que tienen los estados intermedios.