Templeton
Templeton es la banda germinal, la que en principio tuvimos todos juntos y con el paso de los años la gente se ha ido entreteniendo también con otras cosas que al final han pasado a tener mucha entidad
En los grandes festivales veraniegos siempre hay una franja horaria, justo entre la resaca del día anterior y la apresurada lectura del siguiente cartel, en la que actúan una serie de bandas de letra pequeña, sin aspavientos mediáticos ni casi repercusión en las crónicas. Ahí, cuando te acercas al escenario a escuchar cómo plasman en directo las canciones que has disfrutado no hace demasiadas horas en entornos menos asfixiantes, te das cuenta de que el esfuerzo ha merecido la pena.
El tuyo y el de los músicos en cuestión, claro. Templeton, unos cántabros que no miran el camino sino que lo hacen al andar, te dejan un regusto a artesanía musical y a honestidad gremial que los aleja de otras bandas más ruidosas e igual de discretas. Álvaro Martínez, voz y fracción democrática del ahora septeto, nos habló de todo ello al término de su concierto en el Arenal Sound, un apartamento mastodóntico en primera línea de playa al que su grupo amuebló con gusto durante una hora.
Antes de nada, conviene definir la entidad de Templeton como banda. Cada uno de vosotros tiene proyectos paralelos y no se sabe muy bien si sois el punto de partida o el punto final de tanta actividad.
Es un poco todo eso que has dicho. Templeton es la banda germinal, la que en principio tuvimos todos juntos y con el paso de los años la gente se ha ido entreteniendo también con otras cosas que al final han pasado a tener mucha entidad. Por ejemplo, el caso de Brian, que toca con Russian Red, ya lo hace profesionalmente. Al final Templeton es ese vehículo de expresión que tiene ya doce años, que encontramos entre todos y que además es la manera de estar juntos tocando. Todo lo que sale de Templeton es el núcleo, no es que los demás estén en otras cosas y de repente nos juntemos para esto, sino de que ahí parte todo.
Para llevar doce años como grupo solo teneis tres discos grabados, no sois demasiado prolíficos.
Ya. El caso es que llevamos muchos años, pero como banda digamos al uso que puede ensayar a menudo y componer juntos con regularidad y dar un paso más lógico hacia adelante pues no llevamos tanto, más bien desde 2007 realmente. Antes de eso, los primeros cuatro o cinco años, nos juntábamos en vacaciones, porque nosotros somos de Cantabria, uno estaba en un sitio, otro estaba en otro y nos podíamos juntar en vacaciones. El día que nos mudamos todos a Madrid pudimos empezar un poco más en serio, entonces desde ese momento si empiezas a contar, es un disco cada dos años.
En 2007 empezamos a componer el que sacamos en 2009 y bueno, dos o tres años, luego otro en 2012 y hay dos años hasta el siguiente, pero también porque nos fuimos de la discográfica. El disco realmente lo grabamos un año después, pero tardó en salir un año más aún porque lo autoeditamos y se demoró todo mucho. Al final, cada dos años entramos a grabar más después, tú mismo lo has dicho, todo lo que hay alrededor, otros compromisos y otras actividades que hacemos como Templeton o fuera, todo eso influye y nosotros no nos dedicamos a esto profesionalmente sino como un hobby, por vocación, y le dedicamos el tiempo que podemos dedicarle.
¿Por eso no entregáis más música, por la imposibilidad de profesionalizar todo el proyecto?
También es que no nos gusta ir a grabar sin estar muy convencidos de lo que llevamos. Con este último disco hemos probado cosas un poco más libremente, pero nos gusta ir con todo muy atado y cosas que nos convenzan a todos. Eso lleva mucho esfuerzo y mucha ilusión y hace que todo se alargue un poco, yo creo que ese es el motivo.
«Rosi» es un disco diferente a los anteriores, en concepción y en sonido.
Es diferente en todos los sentidos. En concepción, por cómo nos lo planteamos al entrar en Sones. La idea era sacar un disco el año que viene, entonces teníamos cinco o seis meses para componerlo y grabarlo y fue como decir «vamos a probar a hacer esto, que nunca lo hemos logrado», lo de centrarnos a tope en un objetivo en un plazo de tiempo muy corto y a ver si lo conseguíamos. Yo creo que el disco refleja mucho eso, ¿sabes? Porque muchas de las decisiones de lo que luego escuchas quizás no te digo que fueran tomadas a la ligera pero sí de manera ágil, como «venga, sí, lo hacemos», y al final te encuentras con que cuando oímos el disco grabado y lo escuchamos del tirón nos quedamos sorprendidos de muchas cosas. Estábamos orgullosos, contentos, satisfechos, pero era una cosa extraña. Tampoco es que sea un disco rompedor ni nada.
En absoluto, más bien continuista, aunque con matices, claro.
Es continuista, pero hay muchas cosas que quizás de puertas hacia afuera la gente no percibe que han sido novedosas, como por ejemplo el hecho de que no metemos ni un coro, la voz en el centro, y eso para nosotros era como un anatema, nosotros tenemos que meter coros porque tenemos que meterlos. O marcianadas como lo de la llamada esa que suena o meter bases electrónicas, son cosas como que al llegar al estudio tienes que tomar decisiones rápidas, y yo quiero pensar que acertamos en la mayoría, pero en todo momento fue todo muy ágil.
No parecéis un grupo de experimentaciones, sino más bien de espontaneidad, consecuencia de esa inmediatez de la que hablas durante la grabación.
En este caso fue así. En el disco anterior no, llevábamos unas maquetas grabadas que tenían sesenta pistas, todos los arreglos estaban ya pensados, sabíamos lo que íbamos a meter en cada momento e íbamos al estudio a plasmarlo. Aquí no, ha sido al revés, pero yo creo que de ese sentimiento de urgencia, de necesidad de hacerlo así, nos ha salido un disco peculiar. En ese sentido nos sentimos muy orgullosos.
¿Por qué elegisteis a Sones? ¿Más libertad creativa, más comodidad?
Los sellos a estas alturas de la fiesta no se van a meter en lo que grabas o dejas de grabar. Si nosotros nos metimos en Sones fue porque no podemos encargarnos bien de toda la logística de un grupo. Hicimos lo que pudimos y hasta ahora había funcionado de aquella manera, pero realmente necesitábamos encontrar a alguien que nos quitara eso de en medio. Sones nos parece un sello con un catálogo super cuidado, es un sello que tiene algo, y como realmente nos entraron ellos sin haber escuchado nada del disco, sino que directamente nos dijeron «oye, nos gustaría sacaros un disco», pues esa ilusión de notar que alguien estaba interesado nos hizo apostar por ellos. Pero ya te digo, escucharon el disco ya grabado.
Hablando de línea creativa y sabiendo que no os van demasiado los giros estilísticos, ¿el camino de Templeton ya está definido totalmente en lo que respecta al ámbito puramente musical?
Yo creo que la marca Templeton es difícil de definir y no sé si existe, así que tampoco sabemos qué haremos. Al menos desde nuestro punto de vista, desde fuera puede parecer que hacemos esto o lo otro, pero la única vía que tenemos es la de componer y ver hacia dónde nos lleva el proceso. Que los arreglos sean así o así, que el tratamiento del sonido o el tipo de canción sea de un modo u otro nos afecta menos. Esa será la única fórmula que llevemos y si nos lleva a otros derroteros nos llevará. Y si te soy sincero, sí que me gustaría tener un poco más de tiempo.
Sois una banda que desgraciadamente no va a arrastrar nunca multitudes pero que creo va cundiendo en ese boca-oreja que hace que el núcleo de fans crezca de forma lenta pero segura.
Sí, yo también lo creo. Hay mucho retuit, y al llevar las redes sociales te vas fijando en la gente que te sigue y te das cuenta de que hay veinte, treinta, cuarenta personas que siempre están ahí, siempre escriben o tienen una palabra guay para ti o comparten un vídeo que has hecho. Hoy mismo he tenido la sensación de ver a un tío en primera fila que se las sabía todas, ese tío lo ha gozado, y esa es la gente a la que quiero satisfacer. Que arrastremos multitudes o no, pues ¿qué quieres que te diga? Yo creo que tampoco sabríamos gestionarlo, te lo digo en serio. Nosotros somos lo que somos, gente que tenemos nuestros trabajos, nuestras vidas, y esto… si hubiera habido un montón de personas aquí lo habríamos montado todo igual. Pero al final dices «¿sabría yo gestionar todo esto, sabría hacerlo?» Pues no lo sé.
Y tampoco sabes nunca el alcance real que tiene tu música, ni lo controlas.
Claro, igual un día estás tontorrón y te pones a buscar en google y ves que hay un mogollón de búsquedas con el nombre y te vas a spotify y tienes más escuchas de las que pensabas. Piensas que al final quizás has llegado a más sitios de los que tú crees y con eso basta.
La pregunta clave no sería a dónde pretendéis llegar sino hasta dónde os bastaría llegar. Y no hablo de planteamientos ni de objetivos.
A corto plazo la verdad es que me gustaría tocar este otoño un poco. Ya tenemos alguna, pero que salgan más fechas nos molaría. Es difícil, el circuito de salas está cada vez peor, estaría bien tocar en algunos festivales más. Tampoco voy a empezar a quejarme, lo que salga. A largo plazo, no somos una banda con grandes prospecciones, es decir, nos basta con que el próximo disco nos salga mucho mejor que el anterior y yo personalmente disfruto mucho del momento en el que has terminado un disco y pasas una temporada asimilándolo, aprendiendo a tocarlo en directo, digerirlo… siempre buscas ese estímulo, realmente grandes planes no tenemos, buscas eso de grabar una canción guay y tocarla en un sitio guay. Esos son nuestros planes, no muy ambiciosos como puedes ver.