Conciertos

The Posies + Clase Media (Sala El Tren) Granada 21/10/16

A estas alturas de la jugada, un concierto de The Posies resulta un ejercicio nostálgico que se agradece repetir cada cierto tiempo. Con la excusa de un digno trabajo de estudio, Solid States (16), se han embarcado en una ambiciosa gira por USA y Europa dentro de esa eterna juventud en la que Auer y Stringfellow parecen seguir viviendo. Abrieron los locales La Clase Media con ganas y determinación, si bien la escasez de público no les hacía justicia. Algo que tampoco mejoró notablemente con la entrada de los americanos, y es que este tipo de conciertos de grupos indies pero no mayoritarios, siempre se han quedado a medias en Granada. Una pena para ser su segunda visita a la ciudad (no la primera, como Ken comentó en repetidas ocasiones).

Arrancaron confiando en la pegada del nuevo material, con las precisas “We R Power!”, “Unlike Places”, “Scattered” , “March Climes” y “Squirrel vs Snake”, intercaladas de clásicos como la inapelable “Dream All Day” y pequeños logros recientes como “Licenses To Hide” o una debilidad personal, “The Glitter Prize”. Power trío sin bajista y con ligeros retoques de Stringfellow al órgano más el puntual acompañamiento de una vocalista local que tuvieron que conseguir a la carrera, proyectaron un sonido básico, crudo, sin apenas matices y, desde luego, sin concesiones.

Diría que ellos mismos no se tomaron el bolo demasiado en serio, quizás movidos por la falta de audiencia, o por el cansancio acumulado; en determinados momentos se dejaron llevar por la autocomplacencia disparando versiones entre canción y canción, como si estuvieran empuñando una cerveza tras otra en el local de ensayo, con el único propósito de gustarse. Eso vino a cortar el ritmo de un concierto que no pasará a la historia, y que desde luego se mantuvo más por el peso de sus canciones que por la interpretación de las mismas. Ahí estuvieron “Please Return It”, “Solar Sister”, “Definite Door” o “Throwaway”, que hablan por sí solas desde su grandeza. Para cuando lo mejor de su nuevo repertorio ya estaba soltado, resultaba inevitable el bajonazo entre los hitos del pasado y las medianías del presente.

En definitiva, quien tuvo, retuvo, y desde luego siempre será un placer recibirles para recordar lo jóvenes e inocentes que éramos todos cuando Frosting On The Beater (93) o Amazing Disgrace (96) se hacían un hueco en nuestras estanterías de infalibles.

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