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Twin Peaks – Down in Heaven (Grand Jury)

Abrir un disco con una canción que a los pocos segundos te arranque un “¡suena a T. Rex!” no es fácil. Saltar de un garage despiadado a unos temas que portan claramente el sello de un sonido stoniano, de The Kinks y The Monkees, con gusto a glam y power pop, mucho menos. Twin Peaks, ese grupo de jovencitos de garage punk destructivo, ha pasado a un plano más azucarado que ha llevado el rock de los 60 y 70 por bandera. Cadien Lake James, guitarra y voz del grupo, enumera el maravilloso Beggars Banquet de los Stones como punto de partida, además del White Album de The Beatles y The Kinks Are the Village Green Preservation Societ, de The Kinks. Aunque solo con la primera escucha también se descubre algo del Let it Bleed, de trabajos de T.Rex o influencias de Bowie. Y, sin duda, toques de todos ellos se aglutinan por sorpresa en el último trabajo de los de Chicago.

“Walk to the one you love” viene con Marc Bolan de la mano, pero también con un sonido guitarrero stoniano que se funde con unos coros dulces y coloridos, a los que casi sin descanso sigue el segundo tema del álbum. Para escuchar “Wanted you” hay que permitirse una licencia, bajar la luz y dejar que empape bien la herencia de Jagger y Richards, que esta vez llega en forma de balada blues-rock. Dos de las mejores, sin duda, son las que abren el álbum. “My boys” sigue en la línea y empieza a descubrir el juego de Down in Heaven. Es rock and roll importado de los 60, pero aderezado con una chispa mucho más alegre y juguetona. El tercer trabajo de los Twin Peaks es una inyección de buenrollismo patrocinado por los Glimmer Twins.

Desgranando poco a poco el disco asoman, cómo no, aún toques garage y aroma glam en “Butterfly”, una de las más sobresalientes. Es un trabajo lleno de referencias y de viajes a puntos clave de la música de los 60 y 70 que, de alguna forma, han embotellado en canciones. El folk, como una píldora sedante, aparece poco a poco punteado en “Heavently showers”; “Keep it together” se arranca una vez más con un glam adictivo; “Holding roses” es encantadora y pegadiza, y la destacadísima balada “Stain” es uno de esos temas que ganan puntos si uno los escucha de noche. Una balada con aroma sureño que, inevitablemente, encaja una vez más en el imaginario de sus Satánicas Majestades.

Aunque en ocasiones este cambio de estilo mucho más suave y azucarado pueda llegar a sonar demasiado “cuidado”, o incluso demasiado conocido para el oído ya acostumbrado al rock más clásico, Twin Peaks firman un disco enorme. Muy diferente a su estilo inicial, sí, pero imprescindible para todos los enamorados del sonido sesentero que estaban deseando ver una resurrección del género.

“Have you ever” cierra dejando un buen sabor de boca. Suena a T.Rex, a la Velvet, arañando un poco de cada, un poco de ese descaro del rock de los 70. En Down in Heaven, Twin Peaks se sacuden la suciedad de ese garage crudo que les sirvió de trampolín y pasan a embarcarse en el sonido padre de la música popular actual. Que se queden aquí o decidan seguir experimentando, ya es cosa suya.

 

 

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