Vàlius – Fam (The Indian Runners)
Vàlius es un producto extraño, fruto de una combinación de pasotismo y fuerza. Integrada por Pol Serrahuma y Gerard Segura, batería y guitarra como sucede con L´Hereu Escampa, en una manera similar a estos la banda parece combustionar cada bar en el que tocan. Mucho grito y poca letra pero contundente.
No podría ser más adecuado el nombre de su álbum debut, Fam. Hambre es lo que tiene el dúo catalán y lo que genera en quien los oiga, pues al cabo de unos temas se empieza a padecer de unas terribles ganas de gritar. Fam está más cerca del bodegón cotidiano que del álbum musical, siendo el mejor ejemplo de ello «Toquem». Que el técnico lo haga bien o mal o que les den bocatas o no a los músicos no suele ser un tema frecuente en las canciones, ni tan sólo en las más metalingüísticas que siempre suelen virar hacia el autohomenaje pero que, en este caso, se va a lo natural, lo práctico, lo brusco.
Y es que Vàlius, amparados bajo The Indian Runners -techo que comparten con Súper Gegant y La Sentina, entre otros- han hecho de la brusquedad un arte. A simple vista parecen unos hipsters-con-algo-intelectual más, seguramente shoegazers si se trata de músicos. Pero llevan el espíritu de la camiseta de estar por casa dentro. El carácter medio improvisado que inunda el álbum y que quizás criticaríamos en otros acaba no se sabe muy bien cómo generando una especie de carisma y buenrollismo alrededor del mismo.
Canciones de roca, de masia catalana, de comida goteante. De humor, también; de yuxtaposicion de Lenin y Sergio Dalma. Desde el amor (preciosa a su manera es «Bé») a la identidad («Ningú») -si es que los hemos entendido bien, porque cierta aleatoriedad hay también en las letras-, todos los temas pasan por la filosofía del porque-sí: ¿Por qué este tipo de canción? Porque es lo que saben hacer. ¿Por qué los gritos? Porque quieren. ¿Por qué se dedican a esto? Porque les mola. La misma filosofía por la que cada uno de los dieciocho temas se titula con una única palabra y por la que se usan las croquetas de pollo o bacalao como metáfora del conformismo. Más os vale etiquetar bien Valium y Vàlius en vuestras estanterías: una confusión haría estallaros la cabeza.