The Stone Roses: 20 años después. Rendimos tributo a la banda de Manchester
Intro/Historia 1ª parte
Por Manuel Pinazo
Podríamos hablar de la influencia de Elvis en el rock, de cómo The Beatles pusieron el pop en el Olimpo o de la contundencia de Led Zeppelin. De la rebeldía social que generó el inconformismo destructivo de Sex Pistols o de cómo The Smiths revolucionaron a toda una generación a base de las guitarras cristalinas e historias sobre miedos adolescentes.
Sin duda, hay grupos y discos que cambian el curso de la historia. Pequeños puntos de inflexión que arrastran a multitud de bandas y revitalizan los géneros musicales aportado un halo de frescura y terminando con el anquilosamiento. Es algo que ha sucedido en muchas ocasiones a lo largo de la historia, que continúa en nuestros días y de lo que The Stone Roses fueron parte.
Cuando se cumplen 20 años de su debut discográfico, queremos hacer una pequeña retrospectiva de lo que supuso una banda y sobre todo un disco, en la escena británica de la época. Algo que les situó al frente de la revolución de Manchester, el Madchester sound y posteriormente les colocó como la influencia primigenia, del llamado britpop, surgido en las islas la primera mitad de la década de los 90.
Con todos ustedes el germen, la evolución, el auge y la caía de The Stone Roses.
HISTORIA 1ª Parte
Ian Brown y John Squire se conocieron en el instituto, en 1980. Allí formaron su primera formación, The Patrol, junto a Andy Couzens (voz y guitarra) y Simon Woolstencroft en la batería y grabaron una maqueta con la voz de Brown en “Jail Of The Assassin” y la de Couzens en “Too Many Tonnes“. Su sonido estaba a medio camino de los sonidos del alterpunk y la música mod. De ahí pasarían a llamarse Fireside Chaps, época en la que se les unió el bajista Gary Mounfield, Mani.
Su primera maqueta llegó junto con un nuevo cambio de nombre: Waterfront. Corría 1983 y estábamos en los verdaderos albores de lo que serían The Stone Roses, ya que por aquel entonces en su repertorio se encontraban temas posteriormente famosos, como podían ser “This Is The One” o “I Wanna Be Adored”.
Volvieron a cambiar su nombre por el de English Rose, para poco después, con la inclusión de Alan Wren, “Reni” a la batería y la sustitución de Mani (por aquél entonces en otras bandas de Manchester) por Pete Garner, pasar a ser definitivamente The Stone Roses. Grabaron entonces sus primeras canciones con la ayuda del reputado productor Martin Hannett (Joy Division, New Order, Magazine).
Estábamos en 1985, época comenzaron a prodigarse cada vez más en directo tanto por Inglaterra como en algún punto de Europa, aunque, bien es cierto, pasando en principio algo desapercibidos. Su primer single fue «So Young»/»Tell Me»
En 1987 comenzó su despegue. Con la banda asentada y mucho más rodada, su sonido comenzó a experimentar un cambio de rumbo. Su música pasó a estar marcada la mejor tradición del pop de los 60s y 70s. «Sally Cinnamon», su siguiente single, publicado en el sello FM/Revolver records, propició que gran parte de la prensa musical pusiera la vista en ellos.
Un año después y tras múltiples conciertos terminaron por convertirse la nueva esperanza del pop británico para publicaciones como Melody Maker y New Musical Express. «Elephant Stone», primera referencia para el sello Silvertone, les haría despegar apoyados en los punteos psicodélicos de Squire, quien a partir de entones comenzó igualmente a encargarse del diseño de las portadas en un primer momento, con una iconografía inspirada en el expresionismo abstracto del pintor norteamericano Jackson Pollock.
Su disco de debut vino precedido por el single “Made Of Stone”, su primer éxito real de ventas que anticiparía lo que estaba por llegar. El álbum no dejó de venderse durante muchos años y de cosechar críticas soberbias, fue disco de oro, despachó nada menos que 300.000 copias en EEUU y fue considerado el mejor del año para muchas publicaciones. De ellos llegó a decirse que “serían más populares que The Beatles y Madonna juntos”.
Sus canciones, que bebían de los cuatro de Liverpool, de The Kinks, de Simon & Garfunkel (“Elisabeth my dear” era una revisión de “Scarborough Fair”) o de The Rolling Stones, dieron la vuelta al mundo con una rapidez deslumbrante. Precisamente, en aquella época la banda se negó a telonear a la banda de Mick Jagger y Keith Richards al considerar, que eran ellos quienes deberían telonearles.
Todo el mundo quería sonar como The Stone Roses, quería vestir como ellos, bailar como ellos ¿y ellos?… Durante aquella época ellos no cesaron un instante de crear nuevas canciones y de demostrar al mundo sus ganas de convertirse en algo grande, muy grande.
Historia 2ª parte
Por Manuel Pinazo
HISTORIA 2ª Parte
Sus siguientes singles vieron la luz, las inéditas “Fools Gold” y “One Love”. Con ellos demuestran una clara capacidad de evolucionar. Podrían combinar su música con bases house o crear imposibles desarrollos instrumentales de psicodelia y a la vez, seguir sonando increíblemente innovadores y no perder un ápice de su personalidad.
Pero pronto llegaron los problemas. En la cima creativa de su carrera, el punto álgido de su creatividad se vio truncado radicalmente. En un primer momento, mostrando su disconformidad con FM/Revolver records por aprovechar su popularidad para reeditar “Sally Cinnamon” y acompañarla de un video, la banda discute con el dueño del sello Paul Birch y destrozan literalmente sus oficinas lanzando botes de pintura contra todo lo que tenían delante. Todo ello derivó en juicios, acusaciones, visitas al juzgado, fans enloquecidos clamando por la inocencia de su banda predilecta y con un importante pleito de interpuesto por la discográfica.
A su vez, la banda firmaba un contrato millonario con Geffen Records para la grabación de seis nuevos discos, lo que generó otra nueva demanda y nuevo juicio, en esta ocasión de Zomba, propietaria de Silverstone Records, por incumplimiento de contrato, lo que obligó al grupo a paralizar su carrera hasta que se resolviera el asunto. Mientras, Silverstone igualmente aprovechó para publicar el recopilatorio Turns Into Stone (1992), que incluía las caras B y los singles “Fools Gold” y “One Love”. Un álbum, que de haber estado formado por temas inéditos, podría haber sido más que un digno sucesor de su debut.
Un par de años de litigios y una grabación con demasiadas pausas hicieron pensar en el fin de The Stone Roses. Finalmente, en la primavera de 1994, Geffen anunció que el nuevo disco de los de Manchester llevaría por título Second Coming y estaría disponible en otoño. Habían pasado cinco años desde el lanzamiento de su primer álbum, demasiado tiempo, en el que, en condiciones normales podrían haber editado al menos un par de discos nuevos.
Finalmente, el 7 de noviembre, escoltado por la policía ante el temor de filtraciones, su nuevo single, “Love Spreads”, es estrenado en el programa de Steve Lamacq, de la Radio 1 británica.
A pesar del nuevo rumbo que mostraba, mucho más guitarrero y contundente, mantenía la magia habitual en los de Manchester. Así, con las expectativas de sus fans en todo lo alto, Second Coming llegó a las tiendas en el mes de diciembre, pero ni las críticas ni las cifras de venta respondieron a las previsiones. El segundo disco de la banda británica se perdía en un crisol de sonidos sin continuidad y por lo general, su contenido era demasiado ecléctico, sin una unidad definida.
Para su presentación, planearon un tour mundial que arrancaba en EEUU, donde nunca habían tocado, pero justo antes de iniciarlo, Reni abandonaba el grupo dejando su puesto a Robbie Maddix. A la vuelta de su gira americana, tuvieron que cancelar su participación en el Festival de Glastonbury de 1995, por la rotura de la clavícula de Squire en un accidente de bicicleta, lo que truncó su vuelta multitudinaria en lo que hubiera sido su primer concierto en tierras británicas en cinco años.
A finales de año comienza la gira británica, pero la primavera de 1996 John Squire anuncia su salida por continuas disputas con Brown. Mani y Brown deciden continuar junto al guitarrista Aziz Ibrahim y un teclista, mostrando ya graves síntomas de decadencia mientras nuevas bandas como Oasis o Blur o coetáneos como The Charlatans les ganan terreno en popularidad.
En agosto de 1996, pocos días después de su actuación en nuestro país, en el segundo FIB de Benicàssim, la banda se separa.
Termina así la historia de un grupo que trece años después, no deja de generar noticias sobre un posible retorno, con continuos desmentidos y la agridulce sensación para sus fans de lo que pudieron llegar a ser.
Discografía
Por Iñaki Espejo
SINGLES
“So Young” – 1985
“Sally Cinnamon” – 1987
“Elephant Stone” – 1988
“Made Of Stone” – 1989
“She Bangs The Drums” – 1989
“Fools Gols/What The World Is Waiting For” – 1989
“One Love” – 1990
“Love Spreads” – 1994
“Ten Storey Love Song” – 1995
“Begging You” – 1995
DISCOS
The Stone Roses (1989)
Después de publicar cuatro sencillos, en 1989, The Stone Roses por fin dieron el salto a la larga duración con un debut que titularon de forma homónima. Producido por John Leckie, conocido por sus trabajos junto a Pink Floyd, el álbum consiguió mezclar en un equilibrio perfecto todos los elementos que habían compuesto sus singles, melodías sesenteras, ritmo y psicodelia.
La atmósfera envolvente de “I Wanna Be Adored”, las guitarras lisérgicas de “Made of Stone”, la simple brillantez de “Waterfall” y «Elizabeth My Dear”, o la contagiosa electricidad de «She Bangs the Drums» y “I am the resurrection”, formaban un conjunto irrepetible y que estaba llamado a convertirse en una de las cimas de la música británica.
Second Coming (1994)
Con la banda subida a lo más alta, llegaron los problemas. The Stone Roses querían publicar un segundo disco, pero Silvertone Records se le quedaba pequeña ante los cantos de sirena de las grandes discográficas. Finalmente, tras casi cinco años de espera debido a varios juicios por causa de sus derechos, Geffen Records publicaba uno de los discos más esperados de todos los tiempos,Second Coming. Quizás fue el tiempo transcurrido, quizás las expectativas que eran extraordinarias o simplemente la envidia, pero el álbum fue un sonoro fracaso de crítica y público y pasó a la historia como un gran fiasco.
Sin embargo, la realidad era bastante diferente. Indudablemente, Second Coming no estaba a la altura del debut de la banda y perdía frescura, pero tenía suficientes elementos positivos para poder ser considerado como un disco notable. “Love Spreads” mantenía el nivel rítmico y bailable de «She Bangs the Drums», “Tears” rivalizaba en armonía con «Elizabeth My Dear” y las guitarras de “Driving South” tenían poco que envidiar a las de “I am the Resurrection”.
COMPILACIONES
Turns Into Stone (1992)
The Complete Stone Roses (1995)
Garage Flowers (1996)
Remixes (2000)
The Very Best Of The Stone Roses (2002)
El fracaso selló el destino de The Stone Roses. Tras varias actuaciones en directo nefastas (entre ellas Benicassim), varias deserciones, y muchos problemas personales, el grupo decidió separarse.
En mitad del desastre, Silvertone Records trató de ajustar cuentas con los mancunianos y publicó a sus espaldas The Complete Stone Roses, una criticadísima recopilación de sus primeros singles y caras B, que sin embargo resulta interesante para quien se pedió los primeros tiempos de Ian Brown y los suyos.
A partir de aquí, poco más reseñable, un disco de remixes en 2000 con un par de versiones interesantes (“Made of Stone” de 808 Stone por ejemplo), y un manido grandes éxitos en 2002.
20 años después de la publicación de su debut, y reconciliado el grupo con Silverstone, parece que vuelven a la actualidad discográfica. A lo largo de los meses de julio y agosto de 2009, se publicarán todos los singles de la banda, remezclados por John Leckie e Ian Brown. Como colofón al homenaje, el 11 de agosto verán la luz tres ediciones especiales de uno de los mejores discos de todos los tiempos, The Stone Roses.
Después del mito
Por Raúl Julián
Tras la disolución de la banda y ante su incapacidad para digerir un éxito que terminó por engullirles, las cuatro rosas de piedra tuvieron que enfrentarse a la complicada tarea de afrontar sus carreras en solitario. Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la publicación de su homónimo debut, y cuando los rumores acerca de una posible reunión de The Stone Roses tomaban más fuerza que nunca hace sólo unos meses –parece que finalmente Ian Brown y John Squire no están muy animados-, resulta apropiado echar un vistazo al variopinto, y en ocasiones sorprendente, resultado que han corrido los componentes de la banda tras su separación.
Ian Brown
A priori, al arrogante vocalista se le presentaba el camino más fácil. Nada más reconocible y asociable a la añorada banda origen que el cantante de la misma, aunque también se enfrentaba a la creencia popular que apuntaba a Squire como auténtico cerebro de The Stone Roses. Pero Ian Brown no desaprovechó la ocasión ni su talento latente, sorprendiendo a propios y extraños al publicar Unfinished Monkey Business (1997), a la postre posiblemente el mejor disco de su carrera en solitario, además de un trabajo mucho más personal y diferenciador que el entregado por su ex colega el mismo año bajo el nombre de The Seahorses. El reconocible estilo y voz de Brown, junto a joyas como “My Star”, “Corpes in Their Mouths”, “Can´t See Me” o “Sunshine” dejó una poderosa llamada de atención en la primera toma de contacto del que fuera frontman de The Stone Roses.
La continuación llegó con Golden Greats (1999), en lo que sería su última auténtica gran obra en solitario. Una excelente continuación que se situaba al mismo nivel de su precedente, con temas del calibre de “Love Like a Fountain”, “Getting High”, “Golden gaze” o “Dolphins Were Monkeys”, dejando definitivamente claro que El Rey Mono era mucho más que la carismática imagen principal de los Roses.
El primer pequeño resbalón llegó con el irregular Music Of The Spheres (2001), que si bien incluía canciones como “Whispers”, “Forever And A Day” o un clásico de su repertorio como “F.E.A.R.” (acompañado de un logradísimo video), también contaba con el fallido experimento en castellano de “El Mundo Pequeño” o temas menores como “The Gravy Train”, dejando el resultado final un par de escalones por debajo de sus brillantes antecesores. Destacar que a lo largo de todo el elepé contó con la colaboración de Francis Dunnery, ex guitarrista de It Bites.
Al año siguiente se publico Remixes Of The Spheres (2002), que como su nombre indica consistía en rarezas y nuevas remezclas a cargo de reputados nombres como UNKLE o Nightmares On Wax. El resultado no pasa de anecdótico, quedando como mera curiosidad para los amantes de este tipo de versiones o los completistas del artista.
Con Solarized (2004), el músico decide apoyarse más que nunca en la electrónica, recuperando parte del pulso perdido y sobre todo el olfato para entregar singles redondos como “Time is my Everything”, “Longsight M13” o “Keep What You Got” junto a Noel Gallagher. Aún incluyendo cortes que apuntan seriamente a relleno, el disco terminó por funcionar relativamente bien.
The Greatest (2005) es hasta la fecha el único álbum recopilatorio de Ian Brown, y recoge una considerable cantidad de éxitos junto al habitual inédito a modo de gancho, en este caso una acertada “All Ablaze” a sumar a la ristra de dianas, además de recuperar “Be There” y “Reign”, sus dos inspiradas aportaciones vocales a temas de UNKLE. Al mismo tiempo ve la luz el valioso DVD Greatest Promos (2005) que recopilaba los siempre cuidados videos del artista, junto con varias actuaciones para televisión completando una ineludible referencia para sus seguidores.
La última entrega hasta la fecha es el anti belicista y político The World Is Yours (2007), seguramente la más lineal y desaprovechada de todas. A pesar de la llamativa colaboración de Sinead O´Connor en “Illegal Attacks” y algún que otro acierto como “Sister Rose”, el disco termina por resultar monótono, gris y prescindible.
El día 28 de septiembre de este mismo año, llegará su sexto largo bajo el título de My Way (2009), y al mancuniano le ha faltado tiempo para declarar que será su mejor trabajo, plagado de canciones que funcionarían como sencillos. En poco más de un mes podremos comprobar el grado de veracidad de tan rotunda afirmación, pero mientras ya puede escucharse en su web el que será primer single, “Satellify”, con aroma a nuevo éxito instantáneo.
Ian Brown en Madrid, 11 de abril de 2008 . Lee la crónica aquí.
Ian Brown, una personalidad única y orgullosa, ha dado mucho que hablar con sus conflictivas actitudes y, a pesar de indudables altibajos, también ha sabido labrarse una carismática carrera al margen de su inmortal banda inicial, incluyendo valiosas colaboraciones en discos de otros artistas, versiones de clásicos como Michael Jackson o Bob Marley y hasta un cameo en la saga de Harry Potter. Un músico diferente y magnético, dotado con una distintiva y sin embargo escasamente dotada voz. Genio, figura… y presencia, mucha presencia.
John Squire
Tras el abrupto final de la banda para la que había entregado unas inconfundibles guitarras que ya forman parte de la historia de la música, llegaba el turno de dar carpetazo definitivo y comenzar con nuevo proyecto. Squire nunca había cantado sus composiciones, y decidió hacer lo mismo con su siguiente banda bautizada con el nombre de The Seahorses. Para la causa reclutó a Chris Helme, un músico callejero que encontró por casualidad, dotado con una bonita voz –recordando en ocasiones a la de Richard Ashcroft– muy apropiada para el apogeo musical en que se encontraba inmerso el Reino Unido en el año 1997. El debut titulado Do It Yourself (1997) fue producido por el afamado Tony Visconti, mientras que el ex Stone Roses firma ocho de los once cortes, incluyendo “Love me and Leave me” a medias con Liam Gallagher de Oasis.
El álbum cuenta con dos características básicas. Por un lado el sonido típicamente británico habitual en la época, o lo que es lo mismo, britpop puro y duro. Por otro las siempre expresivas guitarras marca de la casa del músico, persiguiendo a la voz de Chris Helme con algún que otro espacio para el lucimiento, como la parte instrumental de los ocho minutos de “Love is the Law”. El disco, lejos de la notoriedad y trascendencia de los publicados con los Roses, resultó en todo caso un trabajo efectivo, plagado de canciones que funcionaban como pegadizos singles, colándose con facilidad en la corriente musical imperante en Inglaterra, y por consiguiente la mayor parte del mundo. Las mencionadas “Love me and Leave Me” y “”Love is the Law”, junto con “Blinded by the Sun”, “I Want You to Know” o “Happiness is Eggshaped”, resultaban agradecidos temas para los oídos del momento. En España pudimos disfrutar de su directo teloneando a Oasis en su Be Here Now Tour. A pesar de los buenos resultados obtenidos, la banda no volvió a entregar material oficialmente, aunque circula por Internet un disco de nombre Minus Blue y datado en 1999 –año oficial de separación de la banda-, con las supuestas maquetas de un segundo y nunca publicado elepé.
Tras esta nueva aventura, John Squire tomó al fin la determinación de interpretar sus propias canciones, descubriendo su voz al público al debutar en solitario y tras su propio nombre con un disco de revelador título, Time Changes Everything (2002). De ambientes acústicos y corte americano, las pistas incluidas se alejaban diametralmente tanto del sonido Roses como de un britpop que ya conocía la decadencia de su popularidad. A pesar de una cierta expectación, el disco finalmente no pasó de discreto, y a excepción de algún corte inspirado como “I Miss You”, “Time Changes Everything” y sobre todo “Joe Louis”, había poco más donde rascar.
A pesar de todo, dos años después, el guitarrista y ahora vocalista volvía a intentarlo con una continuación bajo el nombre de Marshall´s House, un disco conceptual y algo más agresivo que, sobre todo en nuestro país, pasó bastante más desapercibido que el anterior. Muy pocos entendieron la finalidad de un trabajo del que apenas “Room In Brooklyn” era salvable del tedio general. Una obra en la que el mismo autor terminaba perdido, circunstancia ésta que significó el fin de la carrera musical de Squire, centrado desde entonces en su faceta como artista y pintor, con la que ha realizado importantes y elogiadas exposiciones, dejando para la historia las inolvidables portadas de The Stone Roses, la banda por la que en realidad siempre será recordado.
Gary «Mani» Mounfield
Tras la disolución de la banda de Manchester, el bajista Gary Mounfield -más conocido como Mani-, se decantó en el año 1996 por unirse a Primal Scream, tras descartar otros ofrecimientos, según algunos medios, de bandas como Oasis o The Jesus & Mary Chain.
El mismo año que participó en el primer disco en solitario de Ian Brown, Unfinished Monkey Business (1997), debutó con los escoceses en el álbum Vanishing Point (1997) y desde entonces ha publicado cinco discos como parte titular de la formación, incluyendo el último Beautiful Future (2008).
Su simpática desinhibición, así como un buen número de rarezas, excesos y, por supuesto, una indudable habilidad tras el instrumento, le han convertido en uno de los bajistas más mediáticos y afamados del Reino Unido, convirtiéndose en la principal imagen de su actual banda junto al acelerado vocalista Bobby Guilespie.
Durante la última edición del festival Summercase celebrado en el 2008, la coincidencia en el cartel de Primal Scream e Ian Brown, hizo que durante la actuación de éste último, el bajista recuperase su instrumento para la interpretación de los tres temas de The Stone Roses, “Waterfall”, “Made of Stone” y “I am the Resurrection”, en un momento inolvidable para los mitómanos.
Summercase 2008, Boadilla del Monte (Madrid), lee la crónica aquí.
Actualmente se encuentra inmerso en el proyecto ideado por Peter Hook, ex de New Order y Joy Divison, que bajo el nombre de Freebass aunará en una misma banda a reputados bajistas británicos, concretamente a los propios Hook y Mani junto a Andy Rourke de The Smiths. El vocalista habitual de la banda será Gary Briggs de Haven, que junto a Paul Kehoe a la batería, completarán la formación. Parece ser que el disco contará con un sinfín de lujosos invitados tras el micro: Bobby Gillespie, Billy Corgan, Liam Gallagher, Tim Burguess y, sorpresa, Ian Brown.
Alan John “Reni” Wren
Considerado por compañeros de profesión y medios especializados como uno de los mejores y más personales baterías de su generación, no se conoce demasiado acerca de su vida tras la experiencia con The Stone Roses. Rumores acerca de una posible adicción a la heroína y conflictos con Brown y Squire, provocaron su expulsión de la banda poco antes de que ésta se disolviese definitivamente.
En los siguientes años poco se supo del baterista, tras “participar” (en realidad se usó un sampleado) en el tema “Can´t See Me” del debut en solitario de Ian Brown. Apenas algunas noticias poco definidas acerca de su boda y posterior paternidad, así como un altercado con la policía de Manchester que terminó con unos días en prisión.
En el año 1999 formó una banda prácticamente desconocida y de escasa duración llamada The Rub, donde cambió la batería por la guitarra y voz principal, mientras que en el 2005 declaró en una inhabitual entrevista, que estaba escribiendo nuevas canciones que podría interpretar junto a su antiguo compañero Mani, pero de las que nunca más se supo.
En 2007 parece que fue invitado a unirse a Fun Lovin´ Criminals, ocupándose del instrumento que le dio fama, pero declinó la oferta. También hubo rumores acerca de la posible formación de una nueva banda junto a antiguos miembros de Black Grape, pero hasta el momento parece que todo ha quedado en habladurías, y la vuelta a la música del Reni parece cada vez menos probable.
Influencia
Por Iñaki Espejo
Afirmar que si no hubieran existido The Stones Roses los hermanos Gallagher se estarían peleando por atender cualquier puesto de salchichas de Manchester, en vez de sobre los escenarios de medio mundo, que Damon Albarn no hubiera compuesto ni dos canciones del Leisure, o que la música de James, Primal Scream, Pulp, Suede, The Charlatans, The Verve o The Bluetones no hubiera sido la misma, es algo tan manido como necesario.
En efecto, el legado de Ian Brown y los suyos es tan fundamental para entender el pop que surgió tras su caída, como en su día lo fue la herencia de The Smiths o incluso la de los mismísimos The Beatles. Incluso, 20 años después de su debut no tenemos que irnos muy lejos para comprobarlo, basta escuchar los últimos trabajos de grupos como Kasabian o Delays, o las declaraciones de artistas como Chris Martin (sí Coldplay, no me he equivocado), que se declaran fanáticos de los Roses.
Pero no solo en cuestión de pop guitarrero The Stone Roses tuvieron importancia. Muy a su pesar, los mancunianos protagonizaron la vertiente más melódica de un movimiento mucho más ácido y bailable como fue el Madchester. Y de la parte más rítmica de aquella escena, en la que quizás no influyó tanto el sonido de los Roses, pero sí su estilo y actitud, surgió el big beat de Chemical Brothers, Fatboy Slim y prácticamente cualquier cosa que hayamos bailado durante los 90.
La influencia del grupo de Manchester tiene incluso anécdotas y homenajes curiosos, y no solo centrados en Liam Gallagher, que canta y actúa como si fuera un clon de Ian Brown, y que no duda en contar siempre que le preguntan, como se compró hasta tres copias seguidas del primer disco de The Stone Roses simplemente porque “necesitaba hacerlo”.
La más divertida, salvando el cameo de King Monkey en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, quizás sea la escena de Shaun of the Dead (Zombis Party), en la que uno de los protagonistas, asediado por varios muertos vivientes y utilizando sus vinilos como arma arrojadiza, prefiere arriesgarse a luchar con las manos antes de lanzar el Second Coming mientras afirma sin tapujos, “me encanta”.