Astrud – Tú no existes (Sinnamon)
Tres años han tenido que pasar para que Manolo Martínez y Genís Segarra hayan decidido dar continuación a aquel magnífico Performance, once canciones que supusieron un punto de inflexión en la carrera de un dúo que se transformó en una banda al uso, sustituyó sintetizadores por guitarras, bajos y baterías reales y debutó, tras publicar dos discos prácticamente invisibles con la multinacional Virgin, en la discográfica indie nacional más en boga en aquel tiempo.
A pesar de los cambios y de un aparente giro hacia el convencionalismo, Astrud supo mantener indemnes sus mejores cualidades: sensibilidad, talento y excentricidad, aunando a ellas la riqueza de grabar en compañía y las ventajas de contar con una discográfica que en cuanto a producción y promoción demostró que le importaba el trabajo del grupo. Éstas y otras han sido buenas razones para que Tú no existes (verso de un poema de Álvaro Pombo que se reproduce en el libreto), sea un disco que, en cuanto a sonido y temática, supone una extensión de Performance.
Manolo vuelve a dar rienda suelta a su particular universo plagado de ídolos (“Noam Chomsky”), filias (“Los Otakus”), fobias (“Son los padres”) y temores (“El miedo que tengo”), presentado en forma de fábulas cotidianas entre las que incluso tienen cabida alguna de las obsesiones de otros miembros del grupo como Eduard Alarcón (“El vertedero de Sao Paulo”). En lo musical, destaca la solidez que aporta el trabajo de una banda cada vez más parte fundamental de Astrud y la calculada excentricidad de los arreglos (resonancias, modulaciones…) que aporta Genís por medio de un antiguo sintetizador modular de Orgon Systems que ha conseguido rescatar de pasado y que desgraciadamente no podrá ser utilizado en directo.
Sin embargo, y a pesar de que Tú no existes mantenga durante muchos minutos el nivel alcanzado por los catalanes en su anterior trabajo (“Acordarnos” no desentonaría entre “Todo da lo mismo” y “Me desdigo” y•“El vertedero de Sao Paulo” funciona tan bien como “Todo nos parece una mierda”), buena parte del disco sustituye lirismo por monotonía y originalidad por cómoda autocomplacencia que se traduce en un resultado final sensiblemente inferior al que obtuvieron con Performance. A pesar de todo, ni en el vertedero de Sao Paulo podremos encontrar todavía un mal disco de Astrud, ni tan siquiera mediocre.